¡°La reacci¨®n turca es una bendici¨®n¡±
Los rebeldes aseguran haber tomado otro puesto fronterizo con Turqu¨ªa. Intensos combates en zonas lim¨ªtrofes se saldan con 40 soldados muertos, seg¨²n la oposici¨®n
¡°Vi tres soldados de [Bachar] El Asad muertos por los disparos de Turqu¨ªa y los dem¨¢s se fueron despu¨¦s. Estoy muy agradecido a Turqu¨ªa¡±, relata, cansado pero sonriente, un hombre de Tal Abyad, el pueblo sirio junto a este punto de la frontera. Dos hombres de Akcakale, localidad turca al otro lado, niegan con la cabeza. Miran hacia Tal Abyad, a apenas 200 metros atravesados por tres alambradas ahora rotas, y dicen que est¨¢n preocupados, que no saben qu¨¦ puede pasar ahora que Turqu¨ªa ha atacado a Siria. Y lo hace casi a diario porque cada d¨ªa alg¨²n proyectil de mortero termina impactando en territorio turco. Ha sucedido este domingo. Y otra vez Akcakale, a unos cientos de metros del centro de la ciudad. La artiller¨ªa turca respondi¨® de inmediato en una jornada en la que los insurgentes han reclamado la conquista de otro puesto fronterizo que linda con la provincia turca de Hatay.
Junto a los bombardeos, se sucede un goteo constante de personas del lado sirio que llevan sus pertenencias a Akcakale o que regresan a su pueblo despu¨¦s de realizar sus compras en el lado turco. ¡°Me voy porque estaban cayendo bombas¡±, dice en ¨¢rabe Yamam, de 34 a?os y que acaba de entrar en Akcakale cargado con una enorme bolsa negra.
Aunque ahora la situaci¨®n es de calma, en los ¨²ltimos d¨ªas la tensi¨®n entre Turqu¨ªa y Siria alcanz¨® su punto m¨¢ximo desde el inicio del conflicto en marzo de 2011. El Ej¨¦rcito turco ha respondido cuatro d¨ªas seguidos con artiller¨ªa a varios impactos en su territorio de proyectiles lanzados desde Siria y el Parlamento dio permiso al Gobierno para enviar tropas a Siria si fuera necesario. Del lado sirio, sin embargo, los combates entre el Ej¨¦rcito y los rebeldes se han recrudecido en las ¨²ltimas horas en las provincias l¨ªmitrofes con Turqu¨ªa, especialmente en la de Idlib, con el resultado de medio centenar de muertos, 40 de ellos soldados del r¨¦gimen, seg¨²n ha anunciado este s¨¢bado el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Activistas antigubernamentales contactados telef¨®nicamente por la agencia Efe reivindicaron varias operaciones de la insurgencia en la zona, entre ellas la toma de la aldea de Jirbet al Yoz, a solo dos kil¨®metros de Turqu¨ªa, y del puesto militar de Al Dajra.
Del lado turco, el peor incidente ocurri¨® el mi¨¦rcoles en Akcakale, cuando una mujer, sus tres hijas y su hermana murieron al impactar en su casa un proyectil disparado desde Siria. Inmediatamente, Turqu¨ªa bombarde¨® posiciones en Tal Abyad de las tropas sirias, que tuvieron que retirarse, dejando el puesto de control de este pueblo a los rebeldes del Ej¨¦rcito Libre de Siria (ELS).
Abdulkadir es un joven de Tal Abyad que regresa a su pueblo desde Akcakale junto a tres amigos. ¡°No hay pan en Siria¡±, dice. Los cuatro chicos llevan varias bolsas llenas de pan y otros alimentos.
A la entrada de Tal Abyad, un peque?o grupo de soldados del ELS est¨¢n apostados a la sombra de un edificio, de cara al lado turco de la frontera, sentados en dos camastros y en varias sillas de pl¨¢stico. Algunos llevan uniforme militar o parte de ¨¦l y la mayor¨ªa calza sandalias. Las ¨²nicas armas a la vista son unos pocos y viejos fusiles AK-47. Varios de los soldados son adolescentes.
¡°No esper¨¢bamos la reacci¨®n turca pero ha sido una bendici¨®n¡±, dice el l¨ªder del grupo, Mahmud el Faris. Grande, con una barba canosa y cuidada, El Faris dice que no tiene pasado militar, que trabajaba en la construcci¨®n en Tal Abyad hasta que se uni¨® al ELS, y cuenta con orgullo que su hijo de 16 a?os est¨¢ luchando junto a ¨¦l.
El grupo dice que 24 soldados de El Asad murieron por los disparos de la artiller¨ªa turca y que las tropas, que estaban asediando Tal Abyad, se retiraron el jueves y ahora est¨¢n a unos 15 kil¨®metros, lo que ha dejado al ELS en total control de este pueblo fronterizo. ¡°La verdad es que ahora mismo no tenemos ning¨²n plan¡±, dice El Faris.
La mayor¨ªa de los 4.000 habitantes de Tal Abyad se han refugiado en el lado turco y el pueblo tiene un aspecto fantasmal. Calles vac¨ªas y llenas de cascotes, fachadas completamente recorridas por agujeros de disparos de bala y aqu¨ª y all¨¢ enormes agujeros en las paredes y alg¨²n que otro edificio medio derruido, solo grupos milicianos del ELS que alzan brazos y fusiles en se?al de victoria.
En el centro, en una amplia plaza, hay un monumento del que cuelgan tiras rasgadas. "Eso era el retrato de El Asad", dice uno de los rebeldes. En otra plaza, la bandera que ahora ondea es la verde, blanca con tres estrellas y negra del ELS.
Los rebeldes conducen en una furgoneta hacia las afueras de Tal Abyad al suroeste y pasan bajo un cartel que se?ala: "Alepo, 225 kil¨®metros". A unos seis kil¨®metros fuera del pueblo se detienen en el arc¨¦n. "El Asad, muy peligroso, muy peligroso", dice el conductor en ingl¨¦s y se?alando hacia delante. Las tropas gubernamentales est¨¢n a unos 10 kil¨®metros de este punto, seg¨²n los rebeldes.
?"Turqu¨ªa es muy buena con nosotros porque all¨ª nos ayudan cada d¨ªa. Nos dan comida y agua y nos dejan sus casas para nuestros ni?os y para nosotros", cuenta sonriente Abdullah al Roumi, de 19 a?os, miembro del ELS y vestido con uniforme militar, ya de vuelta cerca de la frontera.
Al Roumi dice que era estudiante de Telecomunicaciones en la Universidad de Alepo y que hace dos meses decidi¨® unirse al ELS. "El Asad nos estaba matando cada d¨ªa, en la universidad, en cada escuela, cortaron la electricidad, el agua, no hab¨ªa comida", dice lentamente en ingl¨¦s.
El conflicto sirio se est¨¢ ensa?ando particularmente con Alepo y se ha extendido por otras partes del pa¨ªs, llegando hasta la frontera turca en lugares como este. De un lado, Tal Abyad, vac¨ªa y fantasmal y destruida por las balas y las bombas. Del otro, Akcakale, que intenta regresar a la normalidad tras la visita de la guerra esta semana y su recuerdo: una casa destrozada y dos mujeres y tres ni?as muertas.
En la frontera, la gente de Tal Abyad agradece a la artiller¨ªa turca que expulsara a las tropas del Gobierno mientras en Akcakale miran con aprensi¨®n a su vecino del sur y solo esperan que la guerra no vuelva a su puerta.
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