El verdugo y su m¨¢quina de matar
Heriberto Lazcano ha sido el caudillo de un grupo de soldados de ¨¦lite desertores que se convirti¨® en la pesadilla de M¨¦xico.
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Heriberto Lazcano Lazcano (1974) fue entrenado para usar la inteligencia militar como herramienta para el combate a muerte, y as¨ª lo hizo. Pero no aplic¨® sus conocimientos a favor de la seguridad de M¨¦xico, sino para engrasar la m¨¢quina asesina m¨¢s feroz que ha operado en el pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os: Los Zetas.
Lazcano, m¨¢s conocido como El Lazca, y otros compa?eros de una unidad de ¨¦lite del Ej¨¦rcito desertaron a finales de los a?os noventa y se convirtieron en la guardia pretoriana de Osiel C¨¢rdenas, l¨ªder del cartel del Golfo. Despu¨¦s de que C¨¢rdenas fuera arrestado, en 2003, estos guardaespaldas especiales empezaron a actuar por libre y montaron Los Zetas. Hab¨ªan aprendido a obtener informaci¨®n y a utilizarla. Lazcano se ocup¨® de que esa sabidur¨ªa se explotase en beneficio del crimen. ¡°Eran capaces de tomar una ciudad en siete u ocho d¨ªas¡±, explica Samuel Gonz¨¢lez, extitular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada de la fiscal¨ªa mexicana. Los Zetas se expandieron a toda prisa en la segunda mitad de la d¨¦cada de los a?os 2000, haci¨¦ndose con el control criminal de las localidades que les interesaban con una combinaci¨®n imparable de inteligencia y orden de origen castrense y de violencia psicop¨¢tica.
"Entre sus m¨¦todos para eliminar a sus rivales estaba lanz¨¢rselos vivos a un tigre que ten¨ªa en una finca¡±, dice el periodista mexicano Humberto Padgett
A la cabeza de la sangr¨ªa de los de la ¨²ltima letra, como llaman a Los Zetas muchos ciudadanos que no quieren ni pronunciar su nombre, ha estado Lazcano. Uno de sus apodos era El Verdugo. ¡°?l mismo se encargaba de ejecutar a algunos de sus enemigos. Entre sus m¨¦todos para eliminarlos estaba lanz¨¢rselos vivos a un tigre que ten¨ªa en una finca¡±, dice el periodista mexicano Humberto Padgett, premio Ortega y Gasset 2012, unos minutos despu¨¦s de que se conociera el supuesto final del n¨²mero uno de la banda criminal.
Este reportero cuenta otros dos detalles recogidos de documentos oficiales que dan una idea de la manera de ser de El Lazca. En una ocasi¨®n supo que uno de sus halcones (algo as¨ª como los esp¨ªas callejeros de los carteles) estaba trabajando en realidad para sus rivales. Por orden de Lazcano se lo llevaron a una hacienda, lo ataron a un ¨¢rbol, le destrozaron las piernas y lo dejaron all¨ª amarrado hasta que se muri¨® dos o tres d¨ªas despu¨¦s. La otra escena nos sit¨²a en un campo de entrenamiento clandestino de Los Zetas. Un instructor ordena a los soldados de la banda que hagan flexiones. Uno de ellos se agota y se levanta sin permiso. Encima le da la espalda al instructor. Lazcano est¨¢ presente. Considera que se trata de una insubordinaci¨®n, y de acuerdo con sus esquemas castrenses decide que su soldado perezoso deber recibir un balazo en el brazo como castigo.
Heriberto Lazcano, adem¨¢s de ser uno de los miembros fundadores y l¨ªder del grupo criminal m¨¢s truculento de M¨¦xico, el que ha convertido las decapitaciones en sello corporativo y ha realizado actos tan macabros como la ejecuci¨®n de 72 inmigrantes de un balazo en la cabeza, ese mismo criminal es tambi¨¦n un hombre de fe. ¡°Es muy cat¨®lico, tanto que pag¨® la ampliaci¨®n de una iglesia del lugar del que es originario¡±, dice Padgett. El capo que le daba de comer seres humanos a un tigre pensaba mucho en Dios. Seg¨²n el reportero Diego Enrique Osorno, autor de La guerra de los Zetas (Grijalbo, 2012), las ¨²ltimas pistas indicaban que Lazcano ¡°se hab¨ªa vuelto m¨¢s religioso¡± y que planeaba retirarse de la primera l¨ªnea de batalla.
La m¨¢quina de guerra de Los Zetas, como la califica Osorno, estaba conducida por un asesino piadoso, un creyente por cuya cabeza ofrec¨ªa cinco millones de d¨®lares la DEA, el organismo antidroga de Estados Unidos. Si se confirman las evidencias que tiene la Marina de que el cad¨¢ver que tienen en su poder es el de Heriberto Lazcano Lazcano, M¨¦xico se habr¨¢ quitado de encima al segundo criminal m¨¢s buscado del pa¨ªs despu¨¦s del Joaqu¨ªn Guzm¨¢n, El Chapo, al cerebro del primer h¨ªbrido de cartel y grupo paramilitar de la historia del crimen mexicano
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