Con la paz en el ADN
La incipiente diplomacia de los 27 busca evitar conflictos
El premio Nobel de la Paz a la Uni¨®n Europea viene a coronar un proyecto nacido ya hace 55 a?os en Roma, como encarnaci¨®n de los esfuerzos de visionarios que llevaban a?os empe?ados en el ideal de poner definitivamente a Europa en un camino que hiciera imposible volver a la guerra que secularmente ha asolado al continente. Una pura reacci¨®n humana y humanista bajo el v¨ªvido impacto del mayor de los desastres que haya sacudido al Viejo Continente, la Segunda Guerra Mundial, que hizo que la paz est¨¦ en el ADN de la UE. Y ello por m¨¢s que en ocasiones sus Estados integrantes tambi¨¦n participen en aventuras militares envueltos en banderas distintas a la azul y estrellada de la Uni¨®n.
Aquella semilla, ¡ª¡°la lucha por la paz y la reconciliaci¨®n y por la democracia y los derechos humanos¡±, en palabras del comit¨¦ Nobel noruego¡ª ha dado un frondoso ¨¢rbol, m¨¢s reconocido hoy fuera que dentro de la Uni¨®n, hacia la que se vuelven pa¨ªses y regiones en conflicto en busca de ayuda o mediaci¨®n. Al gigante econ¨®mico, ahora confuso y tambalante, sus pies de barro en la vertiente exterior y de defensa, justificados en el llamado poder blando que reh¨²ye la fuerza, le han servido para hacer de ¨¢rbitro por encima de toda sospecha en diversas latitudes, desde el lejano Aceh (Indonesia) a la venidera operaci¨®n en Mali y, sobre todo, en la propia Europa, tanto la que sirvi¨® de cuna a la UE, como a la Europa pol¨ªtica y geogr¨¢fica que trasciende esas fronteras. El foco est¨¢ puesto ahora mismo en los pa¨ªses de la vecindad oriental: una Bielorrusia a la que en Bruselas se etiqueta repetidamente de ¨²ltima dictadura de Europa y una vecindad cauc¨¢sica hist¨®ricamente inasible.
La diplomacia del incipiente Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior busca siempre --no sin las dificultades inherentes a amalgamar los intereses de 27 socios con distintas historias, geograf¨ªas, culturas, intereses y sensibilidades¡ª el mejor modo de resolver conflictos antes de que ocurra lo peor o la posible salida a situaciones ya envenenadas, como ocurre con Ir¨¢n y sus ambiciones nucleares. Junto a la labor de los despachos, la Uni¨®n ha emprendido en los ¨²ltimos a?os m¨¢s de una veintena de misiones de distinto tipo, algunas en lugares alejados, pero la mayor¨ªa en la inmediata vecindad geopol¨ªtica y hasta en el mismo territorio europeo, donde una mediaci¨®n de la UE evit¨® una guerra civil en Macedonia ya en este siglo XXI.
La Uni¨®n lleg¨® mal y tarde a la guerra de los Balcanes y se sinti¨® humillada por un Estados Unidos que, una vez m¨¢s, tuvo que sacar en los a?os 90 del atolladero a una Europa dividida y paralizada. Ello hizo imperativo ver c¨®mo evitar otra vejaci¨®n semejante. En la estrategia del palo y la zanahoria que debe acompa?ar a toda pol¨ªtica exterior, la UE es todav¨ªa tan roma con el palo como diestra con la zanahoria y ese h¨¢ndicap no le ha ido nada mal a una Uni¨®n envuelta con naturalidad en la bandera de los Derechos Humanos y que, por seguir con los end¨¦micamente fratricidas Balcanes, tiene a aquellos vecinos expectantes y haciendo ingentes esfuerzos de buena conducta a las puertas del club. Y a otros, como la orgullosa Turqu¨ªa, utilizando las exigencias de armonizaci¨®n pol¨ªtica, social y econ¨®mica planteadas por la UE como plataforma para convertirse en potencia con horizontes no esencial ni necesariamente europeos.
La OTAN, que comparte 21 socios con la Uni¨®n, felicitaba a la UE por este reconocimiento en busca de un cierto reflejo del resplandor de la medalla del Nobel al decir que ¡°desde el principio [ambas] han compartido valores y ayudado a dar forma a una nueva Europa¡±. Angela Merkel tambi¨¦n se sum¨® a los parabienes y present¨® al euro como otra encarnaci¨®n de la ¡°idea de Europa como comunidad de paz y de valores¡±. Es precisamente la estrategia dirigida por Alemania en defensa de la moneda ¨²nica, con sus gravos¨ªsimos costes sociales, la que est¨¢ creando tensiones en Europa en las que algunos ven serias amenazas al proyecto europeo. En Bruselas hay quien lamenta ¡°que se est¨¦ explotando la imagen de Alemania como mat¨®n del barrio o que se vuelva a pensar en la guerra y es lamentable porque esto, la Uni¨®n, empez¨® para evitar m¨¢s guerras¡±.
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