Colombia busca de nuevo la paz
Los negociadores de Bogot¨¢ y las FARC viajan a Noruega para escenificar el inicio de las conversaciones
Los guerrilleros lo llaman adi¨®s a las armas. El Gobierno de Colombia lo llama fin del conflicto. Este es el momento que aguarda Colombia con una mezcla confusa de optimismo y escepticismo, tras miles de muertos y tres procesos de paz fracasados en cuatro d¨¦cadas. Sin armas, deber¨¢ llegar una paz duradera, el objetivo final del proceso de negociaci¨®n impulsado por el presidente Juan Manuel Santos con la guerrilla de las FARC. Es un objetivo a largo plazo. Tardar¨¢ meses en concretarse en un acuerdo y qui¨¦n sabe cu¨¢nto en materializarse. Pero el primer paso se da hoy, con la llegada prevista a Oslo, Noruega, de los equipos negociadores de ambas partes. Entre ma?ana y pasado, seg¨²n el calendario acordado, se escenificar¨¢ ante el mundo la voluntad de ambas partes de lograr la paz y se establecer¨¢n las normas para el di¨¢logo que comenzar¨¢ en La Habana a final de mes.
Hasta qu¨¦ punto est¨¢ dispuesta la banda armada a renunciar a la violencia, cu¨¢ndo y c¨®mo dejar¨¢ las armas o si se desmovilizar¨¢ hasta el ¨²ltimo de sus miembros, son algunas de las preguntas que se hacen los colombianos. Podr¨ªan tener respuesta en la ¨²nica entrevista que ha dado Rodrigo Londo?o Echeverri, Timochenko, el m¨¢ximo l¨ªder de las FARC, desde que el pasado 4 de septiembre se anunci¨® el proceso de paz. Timochenko afirm¨® que cuando la guerrilla habla de dejar las armas significa "la abolici¨®n del empleo de la fuerza, de la apelaci¨®n a cualquier tipo de violencias para la consecuci¨®n de fines econ¨®micos o pol¨ªticos. Es un verdadero adi¨®s a las armas". Queda dicho.
Lo ¨²nico cierto es que, por ahora, el proceso arrancar¨¢ en medio del conflicto y que no habr¨¢ un alto el fuego. La principal caracter¨ªstica de este proceso es que no hay un alto el fuego previo. Despu¨¦s del anuncio oficial de las conversaciones, al menos 60 guerrilleros han muerto en enfrentamientos con el Ej¨¦rcito colombiano. Las FARC, incluidas en varias listas internacionales de organizaciones terroristas, no han detenido tampoco su actividad criminal.
El propio Santos relat¨® a finales de septiembre una an¨¦cdota reveladora. Nada m¨¢s acceder a la presidencia, en agosto de 2010, el entonces l¨ªder de las FARC Alfonso Cano, se comunic¨® indirectamente con ¨¦l para ofrecer un di¨¢logo. Santos respondi¨® afirmativamente. Un a?o despu¨¦s, el Ej¨¦rcito comunic¨® a Santos que ten¨ªa rodeado a Cano. "Dije: 'Las reglas son las reglas, si queremos ser exitosos tenemos que perseverar", relat¨® Santos. El 4 de noviembre de 2011, el Gobierno colombiano hall¨® el cad¨¢ver del l¨ªder de las FARC tras bombardear el lugar donde se escond¨ªa. Esas son las reglas con las que se juega en estos d¨ªas en Oslo.
Por ahora, Gobierno y FARC llevan dos a?os de contactos y seis meses de conversaciones secretas en Cuba. El resultado fue un acuerdo sobre los puntos que se deben resolver para lograr una paz definitiva. Seg¨²n Santos, una vez llegado a un acuerdo sobre esa agenda, la guerrilla dejar¨ªa las armas. Una tercera fase ser¨¢ "la construcci¨®n democr¨¢tica de la paz".
Estamos en esa segunda fase. Ma?ana y pasado, los dos equipos negociadores se ver¨¢n, acogidos por el Gobierno de Noruega, en un lugar a las afueras de Oslo. El mi¨¦rcoles est¨¢ previsto que comparezcan ante la prensa para hacer oficial el establecimiento de la mesa de di¨¢logo. Ser¨¢ el momento de presentar al mundo su voluntad de negociar, en el entorno de un reconocido facilitador internacional de conversaciones de paz.
El papel de Noruega es exclusivamente "facilitar la conversaci¨®n", explica Kristian B. Harpviken, director del Instituto de Investigaci¨®n para la Paz de Oslo (PRIO). "Los avances son responsabilidad de las partes". Sin esa labor, "muchas veces las partes no tendr¨ªan un lugar donde encontrarse f¨ªsicamente". Durante toda esta semana, los medios colombianos han estado pendientes de que la Fiscal¨ªa General del pa¨ªs suspendiera las ¨®rdenes internacionales de captura de los guerrilleros cursadas a Interpol, de forma que puedan aterrizar en Europa sin que les detengan.
Es en esa tercera fase donde se concentran los miedos. El riesgo es dejar de hablar. Que alguien se levante de la mesa. Que las conversaciones entren en punto muerto. Porque el proceso durar¨¢ al menos ocho meses, calcula el presidente Santos. Un analista ha definido este momento hist¨®rico como una obra con muchos actos y actores donde se abrir¨¢ el tel¨®n con entusiasmo, pero donde tal vez un actor se caiga, otro se enferme o entre en p¨¢nico. Lo que cuenta es la decisi¨®n que han tomado el gobierno y las FARC de no levantarse de la mesa hasta lograr un acuerdo. "Eso da la tranquilidad de que existe el vivo prop¨®sito de conversar para terminar el conflicto y no de conversar para ganar tiempo y lograr avances en lo militar", afirma Guillermo Rivera, parlamentario liberal que integra las comisiones de paz del Congreso.
Por ahora, una muestra de ese optimismo queda patente en las encuestas. El apoyo al presidente en estas conversaciones ha pasado de un 77% y a un alt¨ªsimo 82%, seg¨²n una encuesta del Centro Nacional de Consultor¨ªa.
Otra caracter¨ªstica de este proceso es que, aunque las conversaciones son reservadas, se hace de forma oficial y a la vista de todos. Nada que ver con lo que se entiende en Espa?a por un di¨¢logo con terroristas. Tras seis meses en secreto, no est¨¢ claro c¨®mo podr¨¢ afectar la presi¨®n medi¨¢tica al resto del proceso. "Desde luego la presi¨®n de los medios es una dificultad", explica Harpviken. "Pero ese es uno de los dilemas de los procesos de paz. Si quieres un acuerdo necesitas el apoyo de la gente y, por tanto, cierto grado de transparencia para que sepan de qu¨¦ se est¨¢ hablando. No puedes construir ese apoyo sobre algo te¨®rico". Al mismo tiempo, reconoce que "lo que han conseguido hasta ahora ha sido gracias a la discreci¨®n".
El jefe del equipo negociador del Gobierno, el exvicepresidente Humberto de la Calle, ha pedido "controlar el desbordado apetito hacia una soluci¨®n m¨¢gica y fomentar cierta dosis de escepticismo".
Con meses de conversaciones por delante sin cesar la violencia entre las partes y, sobre todo, la incertidumbre de c¨®mo se reintegrar¨¢n las FARC a la vida civil si todo sale bien, no falta escepticismo en Colombia. "Con esta negociaci¨®n no se va a lograr la paz absoluta. Lo que se va a intentar es lograr que las FARC dejen las armas para cerrar este conflicto", asegura Mar¨ªa Victoria Llorente, directora de la Fundaci¨®n Ideas para la Paz, que ha hecho seguimiento a los tres procesos de paz anteriores.
Para Javier Ciurlizza, director para Am¨¦rica Latina y el Caribe de International Crisis Group, la negociaci¨®n, adem¨¢s, no debe prolongarse en exceso. "Una negociaci¨®n sin cese al fuego en el largo plazo ser¨ªa extremadamente problem¨¢tica", dice Ciurlizza, para quien si se da este escenario ser¨ªa fundamental una tregua, o por lo menos, el cumplimiento estricto de las normas del derecho internacional humanitario.
Adem¨¢s de los esc¨¦pticos, est¨¢n los opositores abiertos al proceso, encabezados por el expresidente ?lvaro Uribe. Para Miguel G¨®mez, parlamentario del partido de Uribe, no es cierto que las FARC quieran la paz sino un pedazo de poder. "Si nos va bien, habr¨¢ entonces desmovilizaci¨®n de las FARC pero no paz", dice G¨®mez.
Sin embargo, para la mayor¨ªa de colombianos que apoya este proceso, est¨¢ claro que esta vez hay m¨¢s posibilidades de ¨¦xito. "Va a haber un proceso de paz porque las partes reconocen el fracaso de la opci¨®n militar", afirm¨® el analista pol¨ªtico Le¨®n Valencia, exguerrillero desmovilizado del ELN, el otro grupo subversivo que est¨¢ buscando entrar a esta negociaci¨®n.
Para los colombianos es evidente que las FARC llegan debilitadas a la mesa de negociaci¨®n. Se calcula que de los 20.000 combatientes que ten¨ªan hace una d¨¦cada hoy tienen 9.000. Sus m¨¢ximos jefes han sido abatidos. Pero tambi¨¦n tienen claro que se han reorganizado y est¨¢n lejos de la desaparici¨®n.
Esta semana se abre el tel¨®n en Oslo. El drama se representar¨¢ en La Habana. En palabras de Santos, "la paz es la victoria".
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