Alemania apunta hacia una gran coalici¨®n
El primer tramo de la carrera de fondo hacia los comicios de 2013 empieza con un espaldarazo a la designaci¨®n de Peer Steinbr¨¹ck como candidato del SPD
Al precipitarse su nombramiento de como candidato electoral del Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD), Peer Steinbr¨¹ck ha tenido que improvisar sus primeros ataques contra Angela Merkel. Han pasado dos semanas atropelladas, pero el primer tramo de la carrera de fondo para los comicios de 2013 est¨¢ resultando a su gusto: las encuestas recogen ya el espaldarazo de su designaci¨®n, que no se ha resentido por fugaz controversia de los emolumentos que percibi¨® como conferenciante mientras ocupaba su esca?o parlamentario. Incluso seg¨²n el instituto demosc¨®pico Forsa, que siempre le pronostica resultados m¨¢s flojos que las dem¨¢s encuestas, el SPD supera ya el 30% de intenci¨®n de voto. Es la primera vez desde 2006, cuando los socialdem¨®cratas reci¨¦n comenzaban una traves¨ªa en el desierto que Pero esta recuperaci¨®n es a costa de la canciller Merkel. Tambi¨¦n sus democristianos (CDU/CSU) ganan apoyos en mitad de la crisis europea y se mantienen a buena distancia del SPD. De acuerdo con Forsa, los de Merkel obtendr¨ªan hoy el 36% de los votos pese al desgaste de la alarma europea y la incertidumbre que se cierne sobre la econom¨ªa alemana.
Angela Merkel tiene un modo de hacer pol¨ªtica que el soci¨®logo alem¨¢n Ulrich Beck describ¨ªa en Der Spiegel como merkiavelismo, una actualizaci¨®n de los consejos pol¨ªticos de Nicol¨¢s Maquiavelo. Durante la crisis europea, la canciller se ha demostrado capaz de transgredir permanentemente sus propios dogmas sin provocar protestas y manteniendo la tensi¨®n entre los detractores y los partidarios de sus decisiones pol¨ªticas. Un ejemplo reciente fue la connivencia alemana con la compra de deuda soberana por parte del Banco Central Europeo, anatema para el poderoso Bundesbank (Banco Central alem¨¢n) y para los conservadores de su propia coalici¨®n de centro-derecha, que auguran el desbocamiento de la inflaci¨®n en Alemania. La canciller no lo rebate y apoya p¨²blicamente al Bundesbank, pero al mismo tiempo da v¨ªa libre a sus antagonistas del BCE.
Apenas consumada esta incongruencia, Merkel se meti¨® en la siguiente con su visita a Atenas la semana pasada. All¨ª anunci¨® su voluntad de que Grecia permanezca en el euro, pero evit¨® prometer dinero. Como si el futuro griego no dependiera, en primer t¨¦rmino, de los pagos alemanes. Poco antes de que viajara a Grecia, el candidato Steinbr¨¹ck acababa de retarla en Berl¨ªn a que explique si habr¨¢ o no un tercer rescate griego. Con su presencia en una Atenas previsiblemente paralizada por decenas de miles de manifestantes que la insultaban, Merkel envi¨® a casa una imagen de arrojo europe¨ªsta y de inter¨¦s personal por la situaci¨®n social de Grecia. Es una estrategia t¨ªpica de Merkel: cuando un oponente le busca un flanco vulnerable, ella asume las posiciones del atacante hasta que desaparecen las diferencias.
Si de verdad se plantea, como le piden entre otros el influyente diario S¨¹ddeutsche Zeitung, explicar a los alemanes los nuevos costos de la permanencia griega entre los Diecisiete de euro, Merkel podr¨¢ hacerlo ya con una opini¨®n p¨²blica m¨¢s favorable: justo despu¨¦s de su viaje a Atenas, el bar¨®metro pol¨ªtico de la televisi¨®n p¨²blica ZDF registra un apoyo mayoritario (46%) a que Grecia siga en el euro. El 45% no quiere. Es la primera vez desde hace m¨¢s de un a?o que el apoyo a la permanencia de Grecia supera al rechazo entre los alemanes. Steinbr¨¹ck lo va a tener dif¨ªcil para golpear a Merkel en este frente, porque el viaje lo ha neutralizado. Las encuestas se?alan tambi¨¦n que los alemanes quieren conservar el euro y que diferencian entre Grecia, sin duda el pa¨ªs m¨¢s criticado en la crisis, y el resto de los socios. Si el informe de la troika de acreedores es favorable, la cuesti¨®n griega y el conjunto de la pol¨ªtica europea de Merkel podr¨ªan quedarse fuera del debate electoral de 2013.
El caso griego es ilustrativo, porque entre Merkel y Steinbr¨¹ck tampoco hay muchos temas de disenso. Cuando ¨¦l era su ministro de Hacienda durante la ¨²ltima gran coalici¨®n entre CDU y SPD (2005-2009), uno de sus asesores explicaba fuera de micr¨®fono que la distancia pol¨ªtica entre ambos es ¡°m¨¢s fina que un folio de papel¡±. Steinbr¨¹ck, que creci¨® ¨¦l mismo en una familia acomodada de Hamburgo, pasa por representante del sector liberal del SPD. Aspira a diferenciarse de Merkel para asegurarse el apoyo de la izquierda y la reticente base sindical del partido. Como indica el polit¨®logo y veterano socialdem¨®crata Peter L?sche, la clave para una victoria del SPD siempre es ¡°tender puentes¡± entre los votantes tradicionales de izquierda y las clases medias centristas.
El SPD prepara un programa electoral al que el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung dedic¨® el domingo una amenazante portada de Econom¨ªa en tonos rojos: ¡°As¨ª de caro ser¨¢ [vivir] con Steinbr¨¹ck¡±. Habla de subir el IRPF a los que ganen m¨¢s de 60.000 euros anuales, elevar la tasa sobre las ganancias especulativas ¡ªdel 25% actual al 30%¡ª y reintroducir el impuesto del Patrimonio abolido en 1997. El flamante candidato quiere ahuyentar el fantasma de una nueva Gran Coalici¨®n buscando a los descontentos por la crisis y abanderando la ¡°justicia social¡±. Pero tampoco este frente es f¨¢cil de asaltar. Ante el dilema maquiav¨¦lico entre ser temido o ser amado, Merkel ha elegido ambas opciones: en palabras del soci¨®logo Beck, aplica ¡°un neoliberalismo brutal hacia afuera [hacia sus socios en Europa] mientras busca un consenso de tono socialdem¨®crata dentro¡±.
Steinbr¨¹ck puede contar con el perenne deterioro de la coalici¨®n de Gobierno, que pierde apoyos casi desde su fundaci¨®n en 2009. Los liberales de FDP, socios minoritarios de Merkel, no salen de su agujero demosc¨®pico. La cita electoral de enero en Baja Sajonia decidir¨¢ la suerte de su presidente desde 2011, el vicecanciller y ministro de Econom¨ªa Philipp R?sler. Las encuestas dejan al FDP regional fuera del Parlamento de Hannover, lo cual forzar¨ªa un nuevo relevo en la c¨²pula para el que ya hay un ensordecedor ruido de sables.
El panorama pol¨ªtico alem¨¢n, progresivamente fragmentado en los ¨²ltimos 20 a?os, da muestras de haber atravesado un punto de inflexi¨®n tras el que los dos grandes, SPD y CDU, recuperan terreno de Liberales, Verdes, La Izquierda y los reci¨¦n llegados Piratas. Seg¨²n una encuesta reciente, el 39% de los alemanes quiere una nueva Gran Coalici¨®n para 2013.
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