La mafia corsa aprieta el gatillo
Los asesinatos, esta semana, de un abogado y dirigente nacionalista y de un antiguo militante del mismo movimiento revelan la pujanza del crimen organizado en la isla francesa
Antoine Sollacaro, nacido hace 63 a?os en Ajaccio, la capital de C¨®rcega, era uno de los abogados m¨¢s respetados y brillantes de la isla, y durante su carrera protagoniz¨® los procesos m¨¢s importantes relacionados con los independentistas del Frente de Liberaci¨®n Nacional de C¨®rcega (FLNC). Inconfundible por su corpulencia, su vehemencia y su pelo blanco, Sollacaro lleg¨® el martes a las nueve de la ma?ana a una gasolinera de la carretera de Les Sanguinaires, a las afueras de la capital. Fue abatido a tiros por dos sicarios que viajaban en moto. Un atentado de tipo mafioso, que no es ni mucho menos el primero que vive C¨®rcega. Dirigente nacionalista y exdefensor del terrorista convicto Yvan Colonna, Sollacaro es la v¨ªctima por arma de fuego n¨²mero 15 de este a?o. Desde 2008, ha habido 99 muertos por bala. La cifra sit¨²a a la Isla de la Belleza entre las regiones m¨¢s violentas de Europa.
En una intervenci¨®n que record¨® m¨¢s a Italia que a Francia, el ministro del Interior, Manuel Valls, llamaba esta semana a los corsos a ¡°rebelarse contra las mafias¡±, que se permiten, dijo, ¡°atentar contra los s¨ªmbolos del Estado de derecho¡±. Horas despu¨¦s, otro antiguo militante nacionalista, Jean-Dominique Allegrini-Simonetti, de 50 a?os, era hallado muerto en su coche al norte de la isla.
El sistema criminal de C¨®rcega ha gangrenado la sociedad¡±, dice el periodista de ¡®Le Monde¡¯ Jacques Follorou
Mientras Sollacaro, art¨ªfice de m¨¢s de 70 absoluciones, era enterrado el viernes ante las altas autoridades de la isla y de la Rep¨²blica, las grandes preguntas a las que nadie parec¨ªa querer responder eran: ?Qu¨¦ pasa en C¨®rcega? ?Hay una guerra entre la mafia y los nacionalistas? ?Una ola de venganzas? ?Una faida ¡ªguerra civil¡ª dentro del viejo y legendario bandolerismo isle?o?
Oyendo las opiniones de los pol¨ªticos y a los amigos de Sollacaro, y leyendo gran parte de an¨¢lisis de los medios, pocos parecen en grado de responder del todo a estas preguntas, quiz¨¢ porque hay demasiados intereses en juego, quiz¨¢ porque lo que se escribe sobre C¨®rcega se suele escribir entre l¨ªneas, o tal vez porque aquella isla bella y violenta sigue siendo una tierra desconocida, que genera m¨¢s mitos que respuestas.
Jacques Follorou, periodista de Le Monde, explica la situaci¨®n de una forma muy clara y nada literaria: ¡°El sistema criminal de C¨®rcega ha gangrenado la sociedad, y convive con los poderes cl¨¢sicos, el pol¨ªtico, el del Estado, y el de los nacionalistas. Las mafias han tomado la delantera a los otros actores locales. Su penetraci¨®n econ¨®mica es profunda y antigua, data de los a?os ochenta. Francia siempre ha mirado con indiferencia el problema. Ahora el Estado tiene muchas dificultades para frenar la violencia. De alguna forma, la situaci¨®n es peor que en Sicilia. 99 muertos en cuatro a?os en un territorio de 300.000 personas ser¨ªa un esc¨¢ndalo en cualquier otro lugar del pa¨ªs. La diferencia con Sicilia es que la Mafia siciliana se estructura en pir¨¢mides y familias, mientras que en C¨®rcega hay un sistema expandido en asociaciones. Pero s¨ª, hay una mafia corsa. Es una organizaci¨®n capaz de corromper gente, de transformar a los pol¨ªticos en veh¨ªculos de sus intereses y de convivir con el Estado como entidad aut¨®noma¡±.
Lo que parece cierto es que el crimen de Sollacaro ha supuesto un rubic¨®n que supera lo visto hasta ahora. Matar a un abogado, a un maestro como se llaman en Francia, es toda una escalada. El letrado era un emblema de la sociedad corsa. Militaba en las redes separatistas desde la d¨¦cada de los setenta, y durante la escisi¨®n de los a?os noventa tom¨® partido por el Movimiento por la Autodeterminaci¨®n (MPA). Durante los ¨²ltimos a?os, fue tres veces defensor de Yvan Colonna, el bandolero ¡ªterrorista¡ª independentista condenado a cadena perpetua en 1998 por el asesinato del prefecto Claude Erignac. Sollacaro estuvo con Colonna hasta el tercer proceso, celebrado en junio de 2011. Y luego abandon¨® su defensa. El jueves, un cuarto juicio que se sigue en Par¨ªs contra Colonna fue aplazado hasta abril en se?al de respeto al abogado, mientras magistrados y colegas glosaban el coraje c¨ªvico del hombre que durante el segundo juicio a Colonna acus¨® a la Corte de Par¨ªs de comportarse como ¡°una junta birmana¡±, para ver c¨®mo el Supremo anulaba aquel juicio un a?o m¨¢s tarde.
En medio del coro un¨¢nime de duelos y lamentos, una opini¨®n discordante y at¨ªpica, llegada del pasado, tiraba una piedra pol¨¦mica sobre el crimen. El exsocialista Jean Pierre Chev¨¨nement afirmaba: ¡°Antoine Sollacaro no era solo una figura de la abogac¨ªa. Era una figura del independentismo, un militante nacionalista comprometido, incluso, en acciones clandestinas. Y no digo m¨¢s para no faltar a mi deontolog¨ªa de antiguo ministro del Interior¡±.
Sobre el fondo del asunto, Chev¨¨nement a?adi¨® que los lazos entre el bandolerismo ¡ªel terrorismo¡ª y el nacionalismo corso ¡°se conocen desde hace mucho tiempo, y hay adem¨¢s una deriva mafiosa bien conocida. Las complicidades de las que se benefician los independentistas tocan a todos los ambientes, tambi¨¦n a los pol¨ªticos; no vemos m¨¢s que complacencia. Si esta actitud hubiera cesado hace tiempo, hoy no tendr¨ªamos que hablar del problema¡±.
La situaci¨®n es peor que en Sicilia: 99 muertos en cuatro a?os en un territorio de 300.000 personas
La denuncia del viejo ministro socialista tiene una raz¨®n: Chev¨¨nement lleva dentro la herida corsa porque dimiti¨® del Gobierno de Lionel Jospin en 2000 para expresar su desacuerdo con los Acuerdos de Matignon, que reconocieron a los movimientos nacionalistas de la isla sin exigir que estos renunciaran a la violencia.
Seg¨²n el exministro y excandidato presidencial, Par¨ªs ejerce con C¨®rcega una tolerancia da?ina, y se produce un uso bastardo de los medios de comunicaci¨®n que trata de favorecer al independentismo como fuente de progreso y futuro para la isla. ¡°La juventud corsa ha sido abandonada a un adoctrinamiento que se realiza por todos los canales de comunicaci¨®n, France 3, France Bleu Frequenza Mora, rectorado, universidad... Abandonados a la propaganda¡±.
Jean-Hugues Colonna, padre de Yvan Colonna, ha afirmado que la muerte del abogado Sollacaro es la ¡°p¨¦rdida de un amigo¡±. Curiosamente, la hermana de Colonna no ha querido decir nada: ¡°No quiero ni puedo expresarme¡±. La frase resume un hecho inquietante para Europa. La segunda econom¨ªa del continente ya tiene su mafia instalada en casa.
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