Colombia pasa del optimismo a la incertidumbre ante la negociaci¨®n de paz
El discurso del jefe guerrillero Iv¨¢n M¨¢rquez tras la primera cita en Oslo entre el Gobierno colombiano y las FARC result¨® desalentador y rebaj¨® las expectativas de los colombianos
Del optimismo a la incertidumbre. As¨ª podr¨ªa definirse la reacci¨®n de los colombianos tras el primer cara a cara p¨²blico entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC. Lo que pudo haber sido una cita hist¨®rica para iniciar las negociaciones que buscan acabar con una guerra de 50 a?os, dej¨® un sinsabor sobre cu¨¢l ser¨¢ el final de este nuevo intento por alcanzar la paz.
En Colombia se esperaba que el encuentro con las FARC fuera el inicio de su rendici¨®n. Pero lejos de aceptar que es una guerrilla diezmada, que ha tenido que soportar la muerte de sus l¨ªderes m¨¢s importantes y la deserci¨®n de miles de sus hombres, envi¨® un mensaje desafiante.
Iv¨¢n M¨¢rquez, segundo al mando de las FARC y vocero de esa guerrilla, aprovech¨® los micr¨®fonos en Oslo para criticar el modelo social y econ¨®mico, la inversi¨®n extranjera y a los militares, as¨ª como para pedir cambios estructurales que no forman parte de la agenda acordada.
Las reacciones no se hicieron esperar. Voces de diversos sectores pol¨ªticos y sociales afirmaron sentir una mezcla de rechazo y una inyecci¨®n de realidad. Santos tuvo que aclarar que su Gobierno sabe d¨®nde est¨¢n ¡°las l¨ªneas rojas¡± en estas negociaciones que se trasladar¨¢n a Cuba el 15 de noviembre. Tambi¨¦n dijo que si el proceso no avanza, Colombia no correr¨¢ con ning¨²n coste, e insisti¨® en que no habr¨¢ un alto el fuego como pretenden las FARC. Otro que sali¨® a calmar los ¨¢nimos fue el general retirado del Ej¨¦rcito y negociador, Jorge Enrique Mora, quien descart¨® cambios en la doctrina militar.
Al 67% les gust¨® la franqueza con que hablaron las partes en Noruega
El discurso de M¨¢rquez ha sido calificado como un verdadero jarro de agua fr¨ªa, lleno de desplantes, prepotente, agresivo y nada diplom¨¢tico, como fue la intervenci¨®n de Humberto de la Calle, portavoz del Gobierno, quien tuvo que aclarar que las negociaciones se limitar¨¢n a cinco puntos: desarrollo rural, participaci¨®n pol¨ªtica, desmovilizaci¨®n, narcotr¨¢fico y v¨ªctimas. Para discutir otros temas, como el minero-energ¨¦tico, ¡°las FARC tienen que dejar las armas, hacer pol¨ªtica y ganar las elecciones¡±, dijo con firmeza.
As¨ª las cosas, qued¨® claro que la negociaci¨®n no ser¨¢ f¨¢cil y que persisten grandes diferencias pol¨ªticas e ideol¨®gicas. ¡°Era previsible, pues se trata de partes antag¨®nicas que no se re¨²nen para intercambiar elogios, sino a discutir diferencias¡±, escribi¨® Carlos Lozano, reconocido l¨ªder de izquierda. Sin embargo, el expresidente C¨¦sar Gaviria insisti¨® en que el discurso de las FARC fue hostil: ¡°Ellos pueden decir lo que quieran y salir con unos cuentos de que van a salvar a Colombia, pero a fin de cuentas los puntos que se van a desarrollar son los que el Gobierno incluy¨® en la agenda¡±.
Aun as¨ª, para el colombiano com¨²n hay m¨¢s dudas que certezas. Una encuesta realizada por el Centro Nacional de Consultor¨ªa al d¨ªa siguiente de la cita en Oslo revel¨® que a un 67% de los encuestados les gust¨® la franqueza con que hablaron Gobierno y FARC, pero esto, a su vez, debilit¨® la confianza en el proceso. De 0 a 10, la confianza fue calificada con 5,06.
Las FARC tratan de calmar ¨¢nimos y dicen que no tienen una agenda oculta
Pero tambi¨¦n hay quienes piensan que las palabras de M¨¢rquez emulan el discurso que las FARC han mantenido por d¨¦cadas, por lo que no hay que indignarse tanto. El diario El Espectador, segundo del pa¨ªs, afirm¨® en un editorial que ¡°si es con palabras y no a bala, mejor...¡±.
Para Juan Carlos Palou, de la Fundaci¨®n Ideas para la Paz, ¡°la sinceridad en la posici¨®n de M¨¢rquez puede ser un signo de compromiso con la negociaci¨®n¡±. Por su parte, Carlos Salgado, director de Planeta Paz, organizaci¨®n que trabaja con sectores populares, agreg¨® que, para algunos sectores, M¨¢rquez no dijo nada que no fuera cierto.
Muy diferente piensan los gremios empresariales mencionados con nombre y apellido por el l¨ªder subversivo. Uno de los indeseables para las FARC es el exvicepresidente Francisco Santos, alfil de ?lvaro Uribe, quien asegur¨® en una entrevista que ¡°la batalla de la propaganda la ganaron las FARC¡± en Oslo. El Consejo Gremial Nacional se pronunci¨® para rechazar cualquier se?alamiento contra los empresarios y record¨® que este sector ha sido ¡°v¨ªctima del conflicto...¡±. Y el expresidente Uribe se uni¨® a las reacciones en Twitter: ¡°No podemos permitir que el terrorismo venga a darnos lecciones de humanidad y que el narcotr¨¢fico nos hable de desarrollo en nuestro pa¨ªs¡±.
Y es precisamente el tema del desarrollo rural el primer punto que discutir¨¢n los negociadores en Cuba. ¡°Para las FARC este tema tiene un enfoque integral y para el Gobierno, un enfoque territorial. Santos no incluye la miner¨ªa dentro de la discusi¨®n y las FARC s¨ª, entre otras cosas porque se hace en zonas rurales¡±, explic¨® Salgado.
A la pol¨¦mica se suma que M¨¢rquez meti¨® el dedo en la llaga cuando critic¨® la ley de v¨ªctimas y restituci¨®n de tierras ¡ªbandera de Santos¡ª, calific¨¢ndola de trampa que busca favorecer a los empresarios. Este es un tema sensible cuando se calcula que la tierra abandonada por los desplazamientos forzados llega a ocho millones de hect¨¢reas. Esta semana, el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, afirm¨® que casi el 38% de las solicitudes de restituci¨®n de tierras corresponden a v¨ªctimas de las FARC. Santos tambi¨¦n se defendi¨® diciendo que la guerrilla est¨¢ molesta porque ¡°saben perfectamente que eso [la restituci¨®n que lidera el Gobierno] es algo que les quita sus banderas de propaganda¡±.
Sea cual fuere el destinatario del discurso de M¨¢rquez ¡ªla comunidad internacional o sus hombres en la selva¡ª, para analistas como Palou lo que deber¨ªa interesarles es llegarle al ciudadano com¨²n. ¡°La opini¨®n p¨²blica es la que m¨¢s influencia tiene para darle ox¨ªgeno al Gobierno o a sus enemigos. Si las FARC no hacen alguna concesi¨®n, lo m¨¢s probable es que en pocos meses [la opini¨®n p¨²blica] est¨¦ reclamando el retorno del uribismo¡±, dijo refiri¨¦ndose a la salida militar.
Las FARC, molestas con los medios de comunicaci¨®n, salieron el viernes a la palestra con un comunicado en el que trata de despejar dudas y calmar ¨¢nimos: ¡°La agenda de La Habana es breve, pero profunda... Plantea objetivos de fondo... No hay agendas paralelas ni ocultas por parte de la insurgencia...¡±.
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