Obama y sus sorpresas
La reelecci¨®n del presidente de EE UU sorprendi¨® a muchos
La reelecci¨®n de Barack Obama sorprendi¨® a muchos. Y con raz¨®n. Seg¨²n las encuestas, ni el presidente ni Mitt Romney gozaban de una ventaja definitiva. Y esa es la principal sorpresa. ?C¨®mo es posible que Obama, quien hace tan solo cuatro a?os despert¨® apasionados apoyos en todas las regiones, clases sociales, razas, religiones, generaciones y sectores econ¨®micos, ahora estuviese mendigando votos y luchando casa por casa para ser reelegido? Solo cinco de los 44 presidentes de Estados Unidos han sido derrotados en su intento de ser reelegidos. Hubo momentos en los que Obama parec¨ªa estar a punto de sumarse al grupo. Obviamente la mala situaci¨®n econ¨®mica lo hizo vulnerable. Pero la reticencia del presidente a defender su gesti¨®n, explicar mejor las limitaciones que le impidieron hacer m¨¢s y su poca disposici¨®n a recordarle al electorado el desastre que hered¨® de George W. Bush tambi¨¦n fueron otras sorpresas. Naturalmente, Romney aprovech¨® estas fallas.
Pero Obama gan¨®. Y su victoria tambi¨¦n contiene interesantes sorpresas. Quiz¨¢s la m¨¢s relevante es la irrelevancia del dinero. Una retorcida decisi¨®n de la Corte Suprema abri¨® las puertas a que grandes intereses econ¨®micos pudiesen financiar ilimitadamente las iniciativas electorales. Y as¨ª lo hicieron, transformando esta elecci¨®n en la m¨¢s costosa de la historia. Pero al final, los ¨²nicos beneficiarios fueron los medios de comunicaci¨®n, que se lucraron gracias a la publicidad pol¨ªtica, y las empresas especializadas en vender servicios a las campa?as electorales. El dinero no cambi¨® los resultados, ya que ambos candidatos reaccionaron inmediatamente, equipar¨¢ndose en su capacidad para recaudar fondos. Lo malo es que esta pr¨¢ctica har¨¢ a¨²n m¨¢s dif¨ªcil que aspirantes sin medios tengan oportunidad alguna, adem¨¢s de que le da una desproporcionada influencia a personas y organizaciones con dinero.
Por otro lado, sin embargo, hay m¨¢s conciencia de la imperiosa necesidad de cambiar la errada decisi¨®n de la Corte Suprema. Debo confesar que tambi¨¦n me ha divertido ver c¨®mo algunos inefables personajes despilfarraron cientos de millones en financiar causas perdidas.
Pero si el dinero no determin¨® los resultados, la tecnolog¨ªa s¨ª tuvo un enorme efecto. "Big Data" fue el arma m¨¢s poderosa, y en este campo Obama y su organizaci¨®n tuvieron una clara superioridad. Su capacidad para recolectar datos espec¨ªficos sobre los votantes, sus gustos, quejas, esperanzas y puntos de vista, y transformar este alud de informaci¨®n en acciones concretas que llevaron a la gente a votar fue extraordinaria. Transcribo el texto de un revelador correo electr¨®nico que me envi¨® un estudiante universitario d¨ªas antes de la elecci¨®n: "Es muy f¨¢cil, y si deseas lo puedes hacer en espa?ol y desde tu tel¨¦fono m¨®vil. Solo necesitas ir a www.barackobama.com y abrir una cuenta como voluntario. Te dar¨¢n una lista de nombres y tel¨¦fonos, as¨ª como informaci¨®n muy concreta sobre cada persona a la que estar¨¢s llamando. Puedes llamar a cualquier ciudad en todos los Estados del pa¨ªs (te dicen cu¨¢l es la mejor hora) y tener un impacto directo. Yo acabo de convencer a una se?ora en Virginia para que lleve a sus padres a votar y mi amigo (sentado aqu¨ª en la cafeter¨ªa conmigo) acaba de hablar con un indeciso en Pennsylvania y lo persuadi¨® de votar por Obama". Otra voluntaria que fue casa por casa en Ohio me explic¨® que ella no escog¨ªa al azar a qu¨¦ puerta llamar. Sab¨ªa exactamente a d¨®nde ir, el nombre de la persona a quien buscaba y el mensaje que en cada caso deb¨ªa dar. La mayor¨ªa no eran indecisos o simpatizantes del Partido Republicano, sino seguidores de Obama. La misi¨®n era hacerles sentir la importancia que ten¨ªa que fuesen a votar, y todo basado en argumentos que se sab¨ªa que eran relevantes para ese votante espec¨ªfico. De aqu¨ª en adelante, ser¨¢ dif¨ªcil ganar una elecci¨®n si no se hace un uso avezado de estas t¨¦cnicas.
Pero al final, lo m¨¢s importante a la hora de definir el resultado no fue el dinero ni la tecnolog¨ªa, sino la personalidad y las pol¨ªticas que representan Obama y Romney. Y como ya se ha dicho, para volver a ganar elecciones nacionales el Partido Republicano deber¨¢ reflexionar y buscar una nueva manera de posicionarse ante el electorado. Para lograrlo tienen que limitar tanto la influencia de los extremistas en su seno como a la elite que controla al partido y que vive muy bien siendo oposici¨®n. Para FoxNews o el empresario radiof¨®nico Rush Limbaugh, por ejemplo, el statu quo del Partido Republicano es muy ventajoso. Para ellos la derrota no requiere de mayor reflexi¨®n. Y esa deber¨ªa ser una sorpresa para los republicanos con vocaci¨®n de gobernar.
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