Un esc¨¢ndalo que empez¨® en la rodilla de un pr¨ªncipe
Las claves de un caso que ha sacudido al gigantesco grupo Murdoch

El informe del juez Leveson tiene sus or¨ªgenes en el esc¨¢ndalo de las escuchas del ya desaparecido tabloide dominical News of The World (NoW), que puso en la picota no solo la manera de hacer periodismo del imperio del magnate Rupert Murdoch si no de la prensa brit¨¢nica en general y ha puesto en cuesti¨®n las relaciones del periodismo con los pol¨ªticos y con la polic¨ªa.
El esc¨¢ndalo alcanz¨® su momento cr¨ªtico en julio de 2011, cuando el diario The Guardian revel¨® que el NoW hab¨ªa pinchado el buz¨®n del tel¨¦fono m¨®vil de Milly Dowler, una adolescente que hab¨ªa desaparecido en marzo de 2002 y que en realidad ya hab¨ªa sido violada y asesinada cuando el peri¨®dico estaba escuchando los mensajes almacenados en su buz¨®n. El caso cobr¨® especial relevancia cuando se dijo que el diario hab¨ªa borrado algunos mensajes porque el buz¨®n estaba saturado y permitir as¨ª que entraran otros nuevos, haciendo creer a la polic¨ªa y a la familia que la ni?a estaba viva. Luego se supo que en realidad los mensajes probablemente se hab¨ªan borrado autom¨¢ticamente.
El caso en s¨ª empez¨® en noviembre de 2005, cuando el News of The World public¨® un reportaje sobre una lesi¨®n de rodilla del pr¨ªncipe Guillermo que hizo sospechar a este que su tel¨¦fono estaba pinchado. El Palacio de Buckingham contact¨® con Scotland Yard y se abri¨® una investigaci¨®n. En enero de 2007, el responsable de las informaciones del tabloide sobre la familia real, Clive Goodman, y el investigador privado Glenn Mulcaire fueron condenados a penas de c¨¢rcel por haber pinchado el buz¨®n del pr¨ªncipe.
News International, que agrupa los negocios medi¨¢ticos de Rupert Murdoch, sostuvo que se trataba de un caso aislado y que Goodman y Mulcaire hab¨ªan actuado por su cuenta, aunque el director del diario, Andy Coulson, hab¨ªa dimitido como responsable ¨²ltimo de lo que se hac¨ªa en el peri¨®dico. La Comisi¨®n de Quejas de la Prensa (PCC en sus siglas en ingl¨¦s), corrobor¨® esa versi¨®n.
The Guardian public¨® en los meses siguientes varias informaciones que suger¨ªan que en realidad no se trataba de un caso aislado, sino de una pr¨¢ctica generalizada y conocida por los mandos de la redacci¨®n. En julio de 2009 asegur¨® que m¨¢s de 3.000 personajes famosos o de inter¨¦s informativo hab¨ªan sido espiados. Casi nadie le hizo caso y menos que nadie la polic¨ªa, que se neg¨® a reabrir el caso hasta que en septiembre de 2010 The Guardian y The New York Times publicaron nuevas revelaciones, pero lo volvi¨® a cerrar con el argumento de que no hab¨ªa nada nuevo.
El esc¨¢ndalo se hab¨ªa convertido ya en noticia casi cotidiana, con nuevas revelaciones, hasta el punto de que Andy Coulson, que hab¨ªa sido contratado por David Cameron como director de comunicaciones del Partido Conservador y luego de Downing Street tras las elecciones de primavera de 2010, tuvo que dimitir en enero de 2011.
Todo acab¨® estallando el 4 de julio de ese a?o, cuando se supo que tambi¨¦n Milly Dowler hab¨ªa sido espiada. Lo que hasta entonces hab¨ªa afectado solo a pol¨ªticos y personajes de la far¨¢ndula, se convirti¨® en un esc¨¢ndalo que conmovi¨® a todo el pa¨ªs y puso en peligro el emporio brit¨¢nico de Rupert Murdoch, que acept¨® sacrificar una de sus cabeceras favoritas, el News of The World.
Por primera vez la polic¨ªa se tom¨® el asunto en serio y se reabrieron diversas investigaciones de comisiones parlamentarias que anteriormente hab¨ªan exculpado a Murdoch. Las relaciones del magnate con el poder y la connivencia de la polic¨ªa con la prensa, as¨ª como el intrusismo de los periodistas en la vida privada de los ciudadanos acapar¨® el centro de los debates y oblig¨® al primer ministro a poner en marcha una investigaci¨®n independiente que puso en manos del juez lord Brian Leveson. Ahora, conocidas las conclusiones y recomendaciones del juez tras escuchar o leer el testimonio de m¨¢s de 220 testigos, el debate se centra en si hay que regular la prensa y, sobre todo, c¨®mo hacerlo sin que eso suponga poner una mordaza a la libertad de expresi¨®n pero se acaben los abusos que se hacen en nombre de ella cuando en realidad lo que de verdad buscan es atraer lectores y ganar dinero.
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