Izquierda sindical e islamistas se enfrentan a palos en T¨²nez
Como en Egipto, laicos y progresistas tunecinos se divorcian del partido musulm¨¢n
?D¨¦gage! (?L¨¢rgate!). El eslogan de la revoluci¨®n tunecina que exig¨ªa, hace dos a?os, la renuncia del dictador Ben Ali ha vuelto a ser coreado la semana pasada en las calles de Siliana, a 120 kil¨®metros al suroeste de T¨²nez. Pero ahora est¨¢ dirigido contra el Gobierno que encabeza el islamista Hamadi Jebali.
Sindicalistas, izquierdistas y simpatizantes de Ennahda, la rama tunecina de los Hermanos Musulmanes, hicieron juntos, en diciembre de 2010 y enero de 2011, la revoluci¨®n que derroc¨® la dictadura que dur¨® 23 a?os.
Dos a?os despu¨¦s sus caminos divergen hasta enfrentarse no solo en la Asamblea Constituyente, sobre el contenido de la futura Carta Magna, sino en la calle como sucedi¨® el martes pasado en pleno centro de T¨²nez.
El paralelismo con Egipto es llamativo. ¡°En ambos pa¨ªses est¨¢n aquellos que quieren separar la fe de la pol¨ªtica y los que creen que la religi¨®n sirve para todo y es aplicable en todas partes¡±, afirma Mouldi Lahmar, profesor de sociolog¨ªa pol¨ªtica de la Universidad de T¨²nez.
En T¨²nez, sin embargo, al choque entre fuerzas laicizantes e islamistas se superpone otro entre las regiones del interior marginadas y las zonas costeras algo m¨¢s pr¨®speras gracias, en buena media, al turismo.
¡°En T¨²nez la revoluci¨®n parti¨® de las regiones del interior mientras que en Egipto fue el pueblo de El Cairo, secundado por la elite nacional de los descontentos, el que la desencaden¨®¡±, prosigue Lahmar.
La chispa que desat¨® las ri?as en T¨²nez salt¨®, el pasado martes, cuando los j¨®venes de la Liga de Protecci¨®n de la Revoluci¨®n, una organizaci¨®n af¨ªn a Ennahda, atacaron con palos, en la plaza Mohamed Ali, a los sindicalistas de la Uni¨®n General de Trabajadores Tunecinos (UGTT) que conmemoraban el 60 aniversario del asesinato de su fundador, Farhat Hached. Fue una ¡°agresi¨®n salvaje y programada¡±, seg¨²n el sindicato, cuyos autores no han sido detenidos.
?Por qu¨¦ lo hicieron? Probablemente para castigar a la UGTT que en Siliana impuls¨® cuatro d¨ªas de huelgas y protestas contra un gobierno que no cumpl¨ªa sus promesas sociales. Hubo unos 250 heridos entre los manifestantes y 72 entre los polic¨ªas.
Los antidisturbios dispararon sobre la muchedumbre con escopetas de perdigones fabricadas en Italia. La polic¨ªa est¨¢ ¡°equipada con armas y municiones adquiridas en un pa¨ªs democr¨¢tico¡±, declar¨® Ameur Laarayed, de la direcci¨®n de Ennahda, justificando la represi¨®n.
Sin esperar a las instrucciones de su direcci¨®n, las secciones sindicales de cuatro provincias (Kasserin, Sfax, Tozeur y Sidi Bouzid) convocaron huelgas generales a finales de esta semana laboral para replicar a la ¡°agresi¨®n¡± del martes. Fueron muy seguidas.
En Sidi Bouzid, all¨ª donde el suicidio de un vendedor ambulante, humillado por una mujer polic¨ªa, provoc¨® las primeras protestas, en diciembre de 2011, la manifestaci¨®n recorri¨® la ciudad gritando: ¡°?Exigimos la dimisi¨®n del Gobierno!¡± ¡°?Viva la UGTT, la mayor fuerza del pa¨ªs!¡±
¡°Cuando la dictadura cay¨® en T¨²nez la oposici¨®n pol¨ªtica al r¨¦gimen se fragment¨®, pero la UGTT permaneci¨® unida¡±, asegura Lahmar. ¡°Por eso es la m¨¢s fuerte¡±, recalca. Ya lo era tambi¨¦n en tiempos de Ben Ali. ¡°Si en Egipto la oposici¨®n estaba m¨¢s o menos organizada en partidos, en T¨²nez estaba prohibida o muy controlada y por eso muchos de sus miembros se colocaron bajo el paraguas del sindicato¡±, recuerda el soci¨®logo.
El pr¨®ximo jueves la huelga contra el Gobierno ser¨¢ esta vez nacional, la tercera en la historia del pa¨ªs. La UGTT se muestra convencida de que sus 500.000 afiliados paralizar¨¢n T¨²nez. Cuenta adem¨¢s con el apoyo de un peque?o sindicato (CGTT) nacido despu¨¦s de la revoluci¨®n.
El Gobierno y el presidente, Moncef Marzouki, lanzan llamamientos a la calma, pero el cruce de acusaciones entre ambos bandos va en auge. Rachid Ghanouchi, el l¨ªder de Ennahda, lament¨® que el sindicato se haya convertido en una ¡°oposici¨®n radical¡±.
¡°Se sale de su papel y se ha convertido en un partido pol¨ªtico¡±, a?adi¨® Ghanouchi que se expresa con libertad porque no desempe?a ninguna cartera en el Gobierno. ¡°La huelga no har¨¢ cambiar de opini¨®n al Gobierno¡±, vaticin¨®.
La huelga s¨ª deteriorar¨¢ un poco m¨¢s la econom¨ªa de T¨²nez que, tras un periodo de estancamiento, ha empezado a crecer este a?o (2,7%) a un ritmo insuficiente para recortar el paro (18%).
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