La incertidumbre en Italia agua la fiesta de la entrega del premio Nobel a la UE
Los l¨ªderes europeos muestran su apoyo a las reformas puestas en marcha por Monti Van Rompuy: ¡°Hablar de la paz no convencer¨¢ a los que han perdido su empleo¡±
Estaba destinada a ser una celebraci¨®n de seis d¨¦cadas de paz en las que Europa hab¨ªa logrado olvidar las rencillas que sembraron de cad¨¢veres la primera mitad del siglo XX. Pero la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz a la UE qued¨® ensombrecida este lunes en Oslo por el en¨¦simo episodio de una crisis en la que el proyecto que naci¨® de las cenizas de la II Guerra Mundial se juega su existencia.
La carambola por la que la vuelta a la pol¨ªtica activa de Silvio Berlusconi desplazar¨ªa al actual primer ministro italiano, Mario Monti, no solo incendi¨® los mercados, sino tambi¨¦n el sal¨®n del Ayuntamiento de Oslo en el que los tres representantes de las instituciones europeas recibieron el galard¨®n creado por Alfred Nobel.
Monti, que lleg¨® al poder hace un a?o por deseo de Alemania sin pasar por las urnas, se convirti¨® en el protagonista accidental del d¨ªa. Al primer ministro le llovieron los apoyos antes incluso de empezar la ceremonia. ¡°No quiero intervenir en la pol¨ªtica italiana, pero ha hecho un trabajo excelente. Ha devuelto la confianza a Italia y ha sido de una gran ayuda para mantener la estabilidad en la zona euro¡±, dispar¨® Herman Van Rompuy, presidente del Consejo y uno de los tres hombres que minutos m¨¢s tarde recoger¨ªan el premio.
¡°Espero que las pol¨ªticas que ha puesto en marcha contin¨²en despu¨¦s de las elecciones. No hay alternativa a lo que est¨¢ haciendo¡±, a?adi¨® el belga en un mensaje envenenado hacia Berlusconi. ¡°No s¨¦ qu¨¦ puesto ocupar¨¢ en el futuro, pero le he visto m¨¢s activado que desarmado¡±, dijo el presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande a la salida de la comida de gala celebrada tras la entrega del premio.
El propio Monti se vio obligado a desdecir lo que pocas horas antes hab¨ªa anunciado: desde Oslo asegur¨® que por ahora no ha decidido si va a presentarse a las pr¨®ximas elecciones. El argumento que emple¨® es que est¨¢ demasiado centrado en su trabajo actual como para plantearse otras cuestiones.
La tormenta italiana no pudo llegar en peor momento para unos l¨ªderes europeos deseosos de dar una buena noticia por primera vez en mucho tiempo. En sus discursos, los encargados de recoger el Nobel prefirieron mirar al pasado y destacar el logro hist¨®rico que ha supuesto sustituir el campo de batalla por la mesa de negociaciones. Mientras en el estrado recog¨ªan el galard¨®n los presidentes de las tres instituciones europeas (Consejo, Herman Van Rompuy, Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Barroso, y Parlamento, Martin Schulz); en las sillas de invitados se cog¨ªan de la mano la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, en un gesto pensado para que los fot¨®grafos retrataran la amistad entre Francia y Alemania, dos pa¨ªses que entre 1870 y 1945 se enfrentaron en tres guerras a cual m¨¢s sangrienta que la anterior.
Fue Van Rompuy el m¨¢s claro a la hora de abordar los retos de un continente amenazado por la crisis que puede acabar con el logro m¨¢s visible del proyecto europeo, la moneda com¨²n. El presidente del Consejo admiti¨® que hablar de la paz no servir¨¢ para convencer a los ¡°padres que luchan por llegar a fin de mes, los trabajadores que acaban de ser despedidos o los estudiantes con miedo a no encontrar su primer empleo por mucho que se esfuercen¡±. Mostr¨® valent¨ªa al mencionar los problemas de miles de ciudadanos angustiados por su futuro, pero Van Rompuy no fue tan claro a la hora de apuntar las soluciones para acabar con esa angustia. Se limit¨® a mostrar su convencimiento de que Europa lograr¨¢ volver a crecer y crear empleo ¡°todos juntos y m¨¢s fuertes¡±.
En un acto al que acudieron 21 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el espa?ol Mariano Rajoy, fue m¨¢s clamorosa a¨²n la ausencia del primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, en una muestra m¨¢s de la distancia cada d¨ªa mayor entre Reino Unido y los otros 26 socios. Todos se reunieron para celebrar el periodo de paz m¨¢s largo entre los pa¨ªses de la UE que se recuerda y la reunificaci¨®n de un continente dividido durante la guerra fr¨ªa. Pero tan pronto como esta semana se tendr¨¢n que ver las caras en una cumbre que escenificar¨¢ de nuevo la pelea francoalemana por la uni¨®n bancaria. Se trata de un elemento clave para resolver el conflicto que, esta vez sin ca?ones ni metralletas, enfrenta a Europa.
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