Berl¨ªn impone la uni¨®n bancaria y m¨¢s medidas a largo plazo
La cumbre de la UE convalida el primer paso hacia la uni¨®n bancaria y condiciona la aprobaci¨®n de est¨ªmulos europeos anticrisis a la firma de contratos con Bruselas para hacer reformas
¡°Europa corre el riesgo de empezar a parecerse peligrosamente a una creditocracia¡±. El peligro de que acaben mandando demasiado los pa¨ªses ricos ¡ªlos acreedores del Norte, con la inevitable Alemania a la cabeza¡ª es una de las grandes preocupaciones de la prima donna de la pol¨ªtica europea del momento, Mario Monti, a quien el ala derecha del continente ungi¨® ayer como el candidato que Italia, que Europa necesita. Monti pone el dedo en la llaga. Porque manda Alemania: en la pol¨ªtica financiera, en la pol¨ªtica econ¨®mica y en la pol¨ªtica a secas. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE arranc¨® en la capital europea para convalidar los primeros balbuceos de la uni¨®n bancaria, de clara inspiraci¨®n germana, aprobados la v¨ªspera por los ministros de Econom¨ªa y Finanzas de los Veintisiete. El m¨¦todo alem¨¢n, que consiste en obligar a tragar una austeridad estricta a todo el continente, se ha impuesto definitivamente a pesar de que no est¨¢ funcionando en el corto plazo, con la eurozona en recesi¨®n y el Sur adentr¨¢ndose en una peligrosa depresi¨®n social. ?Alg¨²n atisbo de viraje, al menos en el largo plazo? El diktat de Berl¨ªn era ayer evidente tambi¨¦n en la gran mayor¨ªa de las propuestas de largo aliento que abordaron los l¨ªderes para solucionar los errores de dise?o del euro, a propuesta del presidente del Consejo, Herman Van Rompuy.
Al final hubo una m¨ªnima concesi¨®n: los pa¨ªses que firmen contratos con Bruselas para hacer reformas dispondr¨¢n a cambio de un mecanismo de est¨ªmulo -todav¨ªa muy difuso- para amortiguar el impacto recesivo de los recortes. Para eso habr¨¢ propuestas a mediados de 2013, aunque los fondos anticrisis no llegar¨¢n en ning¨²n caso a sus destinatarios hasta 2014, cuatro a?os despu¨¦s del arranque de la crisis fiscal europea.
Por primera vez en la historia, Alemania es el l¨ªder ¨²nico y pr¨¢cticamente indiscutido de la UE, y empieza a sentirse c¨®moda con ese papel: la advertencia de Monti sobre la creditocracia no se tradujo ayer en oposici¨®n en el consejo. Francia, d¨¦bil y pr¨¢cticamente desaparecida, tampoco fue capaz de ejercer de contrapeso. Y el resto de grandes econom¨ªas, la propia Italia y Espa?a, m¨¢s d¨¦biles a¨²n, no consiguen armar un frente com¨²n para reescribir o al menos matizar esa narrativa germ¨¢nica que domina Europa.
La prueba m¨¢s patente de todo eso es la uni¨®n bancaria. Los l¨ªderes dieron un paso decisivo en la supercumbre de junio con una propuesta que consist¨ªa en crear un supervisor com¨²n ¡ªel cada vez m¨¢s poderoso Banco Central Europeo (BCE)¡ª para todos y cada uno de los 6.000 bancos de la eurozona, con capacidad para recapitalizar directamente las entidades con problemas ¡ªy romper as¨ª el c¨ªrculo vicioso que vincula la crisis financiera y la crisis fiscal: la basura de los bancos acaba alojada en las tripas de la deuda p¨²blica, como se est¨¢ viendo en Espa?a y antes sucedi¨® en Irlanda¡ª e incluso con un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos com¨²n y un fondo de resoluci¨®n de bancos com¨²n. Un salto adelante estratosf¨¦rico. Los ministros de Finanzas bajaron ayer de la luna ese acuerdo: el BCE supervisar¨¢ unos 150 bancos de los 6.000. Ser¨¢n al menos tres por pa¨ªs, los que tengan m¨¢s de 30.000 millones en activos, aunque el peso relativo de esas entidades sobre el conjunto del sistema financiero es notable: en el caso de Francia y Espa?a, por ejemplo, el Eurobanco supervisar¨¢ m¨¢s del 80% del sector.
Se trata de un paso adelante, desde luego: de un buen primer paso, probablemente el m¨¢s f¨¢cil en ese largo camino que ser¨¢ la uni¨®n bancaria, que deber¨ªa estar lista en marzo de 2013. ¡°Pero a¨²n hay sobre la mesa asuntos espinosos¡±, resumi¨® el economista jefe de Barclays, Julian Callow.
Las dudas que despierta el acuerdo son numerosas. Se supone que 5.850 bancos seguir¨¢n bajo la ¨®rbita de los bancos centrales nacionales, tal y como quer¨ªa Alemania, cuyos bancos locales y regionales est¨¢n cargados de activos t¨®xicos. Pero el BCE se guarda un as en la manga: podr¨¢ controlar los bancos m¨¢s peque?os cuando tenga indicios de que algo va mal, en casos razonables y bajo circunstancias ¡°particulares¡±, a¨²n por decidir. En el caso de la recapitalizaci¨®n directa de bancos, el acuerdo abre la posibilidad de hacerlo por v¨ªa urgente a trav¨¦s del fondo de rescate europeo, pero Alemania dej¨® claro ayer de que es dif¨ªcil, muy dif¨ªcil que eso suceda: habr¨¢ una propuesta a mediados del a?o que viene, y al final eso no ser¨¢ posible para 2014, indic¨® pasadas las dos de la madrugada el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Barroso. Finalmente, tambi¨¦n habr¨¢ un fondo de resoluci¨®n de bancos, para facilitar el cierre de entidades: pero llegar¨¢ tambi¨¦n relativamente tarde, de nuevo en 2014. No hay rastro del fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos com¨²n: ¨²nicamente se armonizar¨¢n los fondos nacionales. ¡°No se puede sobreestimar la importancia de este acuerdo¡±, dijo ayer la canciller Angela Merkel, siempre dispuesta a bajarle los humos a Europa: el comisario Michel Barnier, por contra, hablaba el d¨ªa anterior de "acuerdo hist¨®rico". ?Para qui¨¦n? ¡°Hemos logrado asegurar las peticiones fundamentales de Alemania¡±, aclar¨® Merkel.
Y sin embargo la propuesta es relativamente favorable para Espa?a, con la credibilidad del sistema financiero en entredicho desde hace tiempo. Y sobre todo elimina la posibilidad de un hurac¨¢n en los mercados, que los expertos tem¨ªan si al final no hab¨ªa acuerdo. Tras los algo m¨¢s de 40.000 millones de euros que ha solicitado ya Espa?a, si finalmente la banca necesita m¨¢s dinero ¡ªalgo en absoluto descartable¡ª podr¨¢ beneficiarse de la recapitalizaci¨®n directa de bancos (esto es: sin que eso suponga engordar a¨²n m¨¢s la deuda p¨²blica espa?ola)... si el sector aguanta hasta 2014.
En las canciller¨ªas de Berl¨ªn se oye una y otra vez una letan¨ªa: ¡°Europa necesita solidaridad, pero primero necesita solidez¡±. M¨¢s all¨¢ de la uni¨®n bancaria, la hoja de ruta de Herman Van Rompuy parece escrita con esa sentencia como leyenda: se trata de nuevas medidas para profundizar en la gobernanza econ¨®mica y en la uni¨®n pol¨ªtica, con propuestas como los contratos entre la Comisi¨®n Europea y los pa¨ªses del euro para que ¨¦stos apliquen a rajatabla las reformas y recortes necesarios. M¨¢s palo, y de momento un m¨ªnimo rastro de la zanahoria necesaria para que algunos pa¨ªses puedan vislumbrar la luz al final del t¨²nel. Van Rompuy hizo saltar las alarmas de Berl¨ªn cuando incluy¨® en ese nuevo paquete lo que eufem¨ªsticamente Bruselas denomina ¡°capacidad fiscal¡±: una suerte de est¨ªmulo de la eurozona, financiado en principio con impuestos (quiz¨¢ un IVA europeo, quiz¨¢ la tasa de transacciones financieras), y que a cambio de cumplir sin m¨¢cula con los tijeretazos incluidos en los citados contratos sirva para compensar a las econom¨ªas que m¨¢s lo necesiten. La propuesta definitiva llegar¨¢ a mediados de 2013, y su aplicaci¨®n se espera para 2014, que parece destinado a ser el a?o en el que confluyan todas las soluciones a esta crisis.
Alemania se asegura as¨ª un calendario lo suficientemente holgado, y un compromiso lo suficientemente difuso para las ayudas; en cambio, apuntala todav¨ªa un poco m¨¢s la austeridad: por contrato, nada menos, apenas unos meses despu¨¦s de prohibir en las constituciones la posibilidad de incurrir en d¨¦ficits p¨²blicos. Al cabo, como advirti¨® Monti a primera hora, en un desayuno en la sede de un conocido think tank bruselense, manda la creditocracia. Manda Alemania.
"Este a?o ha sido bueno y este consejo tambi¨¦n", dijo escuetamente el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a su salida de la cumbre. Este a?o, su primer a?o al frente del Ejecutivo, es el del rescate a la banca a cambio de duras condiciones, el del paro cabalgando ya por encima del 25%, el de las sucesivas subidas de impuestos que no estaban en su programa electoral, el recorte de todo tipo prestaciones y finalmente el de la congelaci¨®n de las pensiones.
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