Asia se prepara para la guerra fr¨ªa
Los perfiles nacionalistas de los nuevos dirigentes de China, Jap¨®n y Corea del Sur agravan las disputas fronterizas y el desencuentro entre Pek¨ªn y Washington
Con el triunfo de la conservadora Park Geun-hye en las elecciones presidenciales de ayer en Corea del Sur se cierra un a?o en que los tres pa¨ªses de Asia del Noreste ¡ªChina, Jap¨®n y Corea del Sur¡ª cambian de liderazgo en un momento crucial de sus relaciones y cuando todo apunta hacia el inicio de una nueva guerra fr¨ªa en Asia. El auge del nacionalismo en los tres pa¨ªses y los islotes en disputa entre China y Jap¨®n, unos; y entre Jap¨®n y Corea, otros; unido al cambio en la estrategia de Defensa de Estados Unidos, hace temer un agravamiento de las tensiones en la zona y un avance de la ya iniciada carrera armamentista, sobre la que planea la amenaza nuclear de Corea del Norte.
Xi Jinping, elegido secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) en noviembre pasado, pidi¨® a sus Fuerzas Armadas que ¡°intensifiquen su capacidad para el combate real¡±, durante la primera reuni¨®n que mantuvo con los altos mandos del Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n (EPL) como m¨¢ximo l¨ªder comunista. Xi se refiri¨® a los nuevos retos que enfrenta el Ej¨¦rcito m¨¢s numeroso del mundo, con 2,3 millones de efectivos, ¡°en la era de la informaci¨®n¡± y le conmin¨® a ¡°mejorar la habilidad de luchar en guerras regionales¡±.
Las palabras de Xi, que ser¨¢ nombrado presidente de la Rep¨²blica Popular el pr¨®ximo marzo, no tranquilizaron a sus vecinos. El presupuesto militar de China hace ya casi una d¨¦cada que crece dos d¨ªgitos por a?o. En 2012 ascendi¨® a 80.423 millones de euros, lo que supone un aumento del 11,2% con relaci¨®n al a?o pasado. Este a?o tambi¨¦n ha botado su primer portaaviones y ha mejorado considerablemente las capacidades de su Armada, lo que es visto con extrema preocupaci¨®n por Jap¨®n y los pa¨ªses del sureste asi¨¢tico con los que se disputa otros islotes en el mar del Sur de China.
El ascenso en Jap¨®n de Shinzo Abe, halc¨®n del Partido Liberal Democr¨¢tico (PLD), tampoco suaviza las tensiones. En su primer discurso tras su apabullante victoria en las elecciones legislativas del pasado domingo, Abe dej¨® claro que las islas Senkaku (en japon¨¦s) y Diaoyu (en chino) ¡°son parte integral del territorio de Jap¨®n¡± y rechaz¨® cualquier tipo de negociaci¨®n al respecto. Con ello, este, dej¨® claro a Pek¨ªn desde el principio de su mandato cuales son sus l¨ªneas rojas, aunque posteriormente le tendi¨® una rama de olivo al subrayar que China es el ¡°primer socio comercial de Jap¨®n¡±.
Nada m¨¢s conocer su victoria en las urnas, el nuevo primer ministro nip¨®n reiter¨® que las islas Senkaku son japonesas
Abe apoya que Jap¨®n transforme sus fuerzas de autodefensa en Ej¨¦rcito regular, lo que requiere reformar el art¨ªculo 9 de la Constituci¨®n pacifista impuesta en 1946 por EE UU como potencia ocupante tras la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Ya en 2006, durante los 11 meses en que Abe encabez¨® por primera vez el Gobierno japon¨¦s, dio importantes pasos en este sentido. Pese a las limitaciones que impone la actual Carta Magna, Tokio tiene el sexto mayor presupuesto militar del mundo (45.000 millones de euros en 2012, aunque para 2013 se prev¨¦ una reducci¨®n del 1,8%).
Las Senkaku / Diaoyu, que Washington quiso mantener bajo su control hasta que las devolvi¨® a Jap¨®n junto con el archipi¨¦lago de Okinawa en 1971, se encuentran protegidas por el Tratado de Defensa mutua entre Estados Unidos y Jap¨®n. De ah¨ª, que esta disputa encona tambi¨¦n las relaciones entre Pek¨ªn y Washington. ¡°China debe sentir la contenci¨®n de Estados Unidos para que no contin¨²e su expansi¨®n. Hay que ejercer presi¨®n y no solo militar sino tambi¨¦n econ¨®mica¡±, se?alan fuentes diplom¨¢ticas japonesas.
Para China, la nueva estrategia de seguridad nacional del presidente Barack Obama, que da prioridad a la regi¨®n de Asia-Pac¨ªfico, no tiene otra intenci¨®n que ¡°cercarla e impedir su ascenso¡±. De ah¨ª, el malestar existente por la decisi¨®n estadounidense de estrechar las relaciones estrat¨¦gicas con Jap¨®n y Corea del Sur, pa¨ªses en los que tiene estacionadas tropas, adem¨¢s de con otros vecinos de China como Filipinas, Vietnam, India y Myanmar (la antigua Birmania).
China no acepta las cr¨ªticas de Washington por el fuerte incremento anual de su presupuesto militar y le echa en cara que apenas llega al 1,8% de su Producto Interior Bruto (PIB), mientras el de EE UU, con 662.000 millones de d¨®lares (500.380 millones de euros) supera el 2% del PIB estadounidense. Adem¨¢s, la decisi¨®n de potenciar el espionaje, los robots de combate, las operaciones especiales y la guerra cibern¨¦tica es vista por buena parte del Partido Comunista Chino como ¡°la prueba evidente de que Washington ha desatado una nueva guerra fr¨ªa en Asia porque no est¨¢ dispuesto a permitir el ascenso pac¨ªfico de China¡±, seg¨²n diferentes analistas.
La puesta en ¨®rbita de un sat¨¦lite por Corea del Norte es vista como un ensayo de misil intercontinental
A su vez, Washington est¨¢ muy molesto con Pek¨ªn porque no frena las amenazas nucleares de su socio norcoreano, cuyo r¨¦gimen considera ¡°muy poco fiable¡±. La puesta en ¨®rbita de un sat¨¦lite la semana pasada es vista como un nuevo ensayo de misil intercontinental y viola las ordenanzas de la ONU, pero no es posible imponer sanciones a Pyongyang porque Pek¨ªn lo impide al considerar que si se aisla a¨²n m¨¢s a ese r¨¦gimen se le hace m¨¢s peligroso y beligerante.
La victoria electoral de la conservadora Park Geun-hye juega tambi¨¦n un importante papel en la zona. Corea del Sur es un destacado socio militar de Washington, pero la disputa por las islas Dokdo (en coreano) / Takeshima (en japon¨¦s) ha envenenado en los ¨²ltimos meses las relaciones con Jap¨®n. Adem¨¢s, Shinzo Abe, durante su primer mandato como jefe de Gobierno, rechaz¨® que el Ej¨¦rcito imperial utilizara ¡°esclavas sexuales¡± coreanas durante las guerras de expansi¨®n por Asia en la primera mitad del siglo XX, lo que desat¨® aireadas protestas en Se¨²l. Abe se vio obligado a pedir perd¨®n para no romper las relaciones con su vecino.
Se¨²l casi est¨¢ m¨¢s preocupado por el aumento del nacionalismo japon¨¦s que por el del chino. Pero lo que sus vecinos aguardan con inter¨¦s es ver que actitud tomar¨¢ ante frente a Pyongyang. Buena parte de los surcoreanos apoya una mejora de las relaciones entre los dos pa¨ªses, lo que favorecer¨ªa econ¨®micamente a ambos.
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