Reformas en Cuba: dos pasos adelante, un paso atr¨¢s
Las titubeantes medidas de flexibilizaci¨®n impulsadas por Ra¨²l Castro acrecientan la desigualdad
Un recorrido por las calles de La Habana en este comienzo de 2013 permite apreciar algunas diferencias con respecto a hace un a?o. Los mercados agr¨ªcolas se muestran mejor surtidos aunque los precios casi se han duplicado. Los restaurantes privados brotan por toda la capital y las cafeter¨ªas por cuenta propia compiten en oferta y decoraci¨®n. Numerosas casas llevan un cartel de ¡°Se vende¡± y muchas familias preparan las maletas esperando que entre en vigor la nueva Reforma Migratoria. Unos han visto engrosar su billetera, mientras para otros lo ¨²nico que ha crecido es la carest¨ªa. Los contrastes se acrecientan en Cuba.
El actual proceso de reformas econ¨®micas en la isla, denominado por el Gobierno ¡°actualizaci¨®n del modelo¡±, pretende fomentar la producci¨®n nacional para reducir importaciones, pero mantiene el control estatal y la planificaci¨®n central. Sus alcances fundamentales han sido la entrega de tierras ociosas en usufructo, la ampliaci¨®n del trabajo por cuenta propia y la cooperativizaci¨®n de establecimientos estatales. Sin embargo, entre sus grandes tareas pendientes se encuentran la eliminaci¨®n de la dualidad monetaria, el fin del sistema de racionamiento y el aumento de los salarios, que no cubren las necesidades b¨¢sicas (el sueldo mensual ronda el equivalente a 15 euros). De ah¨ª que, para tener una vida decorosa, muchos trabajadores recurran a otras actividades emergentes, muchas de ellas ilegales y vinculadas al sector tur¨ªstico.
Entre los m¨¢s osados pasos dados por el Gobierno de Ra¨²l Castro se encuentra el permiso para la compraventa de viviendas. prohibida durante d¨¦cadas. La medida ha provocado una verdadera sacudida. Ha tra¨ªdo de vuelta la especulaci¨®n, los precios estratosf¨¦ricos y la redistribuci¨®n de las ciudades seg¨²n el poder adquisitivo de cada cual. Verdaderas novedades para varias generaciones de cubanos que se hab¨ªan resignado a compartir el espacio con los abuelos y los padres. No obstante, en la mayor¨ªa de los casos quienes han logrado ya comprar una casa, lo han hecho gracias a las remesas enviadas por sus familias en el extranjero, o a los ingresos obtenidos por el trabajo por cuenta propia o por el desv¨ªo de recursos estatales. La Cuba ilegal se mantiene y profundiza.
La lucha contra la corrupci¨®n parece una batalla perdida de antemano. Hace apenas unos d¨ªas la propia Contralora General de la Rep¨²blica, Gladys Bejerano, declaraba que de las empresas estatales auditadas, el 72% hab¨ªa sido clasificada de ¡°deficiente o mal, pues falt¨® integralidad en los sistemas de control¡±. Ra¨²l Castro ha reducido el mastod¨®ntico n¨²mero de ministerios que hered¨® de su hermano, fusionando algunos y desmantelando otros. Los casos de funcionarios presos o bajo investigaci¨®n est¨¢n a la orden del d¨ªa, aunque no se ha seguido una pol¨ªtica de transparencia informativa al respecto, especialmente cuando en las irregularidades est¨¢n implicados altos dirigentes del Partido Comunista.
El temido plan de racionalizaci¨®n de plantillas, que amenazaba con el posible despido de entre 500.000 y 1,3 millones de trabajadores estatales, se ha retrasado y hasta paralizado en varios estamentos burocr¨¢ticos, empresariales y productivos. Unos respiran aliviados de conservar sus puestos, pero la eficacia de las empresas estatales se ha visto seriamente lastrada al mantenerse el exceso de personal innecesario. Es quiz¨¢s este uno de los ejemplos m¨¢s claros de las titubeantes y ambiguas reformas raulistas, que se debaten entre el pragmatismo y el temor al descontento popular. Algunos consideran que esa tendencia a dar ¡°dos pasos adelante y uno atr¨¢s¡± tiene su origen en conflictos y pugnas en la c¨²pula del poder. Una suerte de batalla entre un sector m¨¢s reformista y otro m¨¢s conservador, que nutre las fantas¨ªas populares y hasta los an¨¢lisis m¨¢s serios.
La corrupci¨®n es una
batalla perdida.
El 72% de las empresas
estatales auditadas
tienen fallos de control
Impedir la acumulaci¨®n de capital tambi¨¦n parece ser uno de los grandes lastres de las nuevas transformaciones. Desincentivar la contrataci¨®n de personal m¨¢s all¨¢ de los cinco trabajadores, establecer impuestos excesivos para el sector privado, impedir que una misma persona pueda adquirir m¨¢s de una vivienda e incluso tener m¨¢s de una l¨ªnea de tel¨¦fono celular, confirman parte de esa intenci¨®n. El miedo principal del Gobierno se centra en la posibilidad de que las reformas econ¨®micas creen un sustrato para demandar reformas pol¨ªticas. O sea, que la autonom¨ªa material y financiera de muchos con respecto al Estado, traiga irremediablemente deseos de autonom¨ªa en el plano c¨ªvico y una creciente presi¨®n para que se respeten los derechos humanos.
Aunque los cambios realizados se orientan hacia la ampliaci¨®n del sector privado y el robustecimiento de la producci¨®n nacional, no han logrado a¨²n una mejora notable en los indicadores macroecon¨®micos. Tampoco ha mejorado el nivel de vida de los cubanos. Los platos y los bolsillos muestran -mejor que ning¨²n an¨¢lisis estad¨ªstico- cu¨¢n insuficientes han sido las reformas raulistas. La escasez de productos de primera necesidad, los precios desmesurados y el aumento de las desigualdades entre el campo y la ciudad, contradicen las frases triunfalistas. Unido a eso se ha dado un mayor empobrecimiento de la poblaci¨®n afrocubana, con un menor acceso a las remesas y a los empleos en el turismo. La Cuba de las diferencias sociales ya no se logra ocultar con consignas pol¨ªticas. De ah¨ª que el 2013 llegue a la isla entre la esperanza que han tra¨ªdo las flexibilizaciones y la frustraci¨®n por su excesiva lentitud.
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