El mito de Ch¨¢vez llena su vac¨ªo
La ausencia del presidente exacerba el culto a la personalidad del presidente
Su figura maciza se alza como levitando, a c¨¢mara lenta, entre ni?os que sonr¨ªen como ¨¢ngeles. Besa manos que se le ofrecen, levanta delicadamente a un beb¨¦ en el aire, abraza con ternura a una anciana. ¡°Exijo lealtad absoluta porque yo no soy yo, ?yo soy un pueblo, carajo!¡±, truena la voz de Hugo Ch¨¢vez sobre un cl¨ªmax musical.
El v¨ªdeo se titula #YoSoyCh¨¢vez y se transmite varias veces al d¨ªa por Venezolana de Televisi¨®n (VTV). Arranca con un peculiar pante¨®n donde alternan iconos como el Libertador Sim¨®n Bol¨ªvar, Carlos Marx y Che Guevara con Abraham Lincoln, Nelson Mandela, John Lennon y el doctor venezolano Jos¨¦ Gregorio Hern¨¢ndez, en proceso de beatificaci¨®n. Al final, el cielo llora sobre la imagen fija de un Ch¨¢vez en blanco y negro que luce inmortal.
Junto a esta pieza propagand¨ªstica, la televisi¨®n estatal ofrece otras del mismo tenor en las que abundan los testimonios de redenci¨®n, las alabanzas y las l¨¢grimas.
Los medios oficiales y los portavoces gubernamentales intentan llenar el enorme vac¨ªo dejado por el mandatario ¡ªque desde hace un mes yace postrado en una incierta convalecencia en Cuba¡ª con un desbordamiento del culto a la personalidad que el hombre fuerte venezolano promovi¨® desde que lleg¨® al poder hace 14 a?os.
¡°Mi vida la estoy viviendo para usted, para que usted salga adelante junto con su pueblo¡±, ¡°En Venezuela nosotros somos felices gracias a nuestro presidente Hugo Ch¨¢vez Fr¨ªas¡±, ¡°Usted es como un araguaney, brilla entre los dem¨¢s arboles¡±, ¡°Ch¨¢vez es un nuevo padre de la patria...¡±.
Tal exacerbaci¨®n no le resulta espont¨¢nea al comunic¨®logo Antonio Pasquali. ¡°Es reiterada y muy probablemente programada al detalle; est¨¢ basada en f¨®rmulas que los jerarcas del Gobierno repiten sin modificaciones y en las que predominan ¡®amar¡¯, ¡®amoroso¡¯, ¡®amor¡¯ y todos sus derivados, en busca de reforzar al m¨¢ximo el v¨ªnculo irracional, afectivo, entre el l¨ªder/t¨®tem y su feligres¨ªa¡±.
Para Pasquali, ¡°es evidente que el narcisismo de Ch¨¢vez y sus prolongados esfuerzos por figurar como reencarnaci¨®n de Bol¨ªvar han abonado el terreno para su deificaci¨®n como garant¨ªa de continuidad del chavismo¡±.
Decenas de funcionarios se han declarado hijos del Comandante-Presidente, al que muchos deben su vida pol¨ªtica. ¡°Nuestro l¨ªder, jefe y fundador¡±, lo llama el vicepresidente Nicol¨¢s Maduro, ungido sucesor por Ch¨¢vez. ¡°Nuestro padre, nuestro hermano¡±, ha dicho el jefe del Parlamento, Diosdado Cabello. ¡°Padre, gu¨ªa y ejemplo¡±, lo define el alcalde Jorge Rodr¨ªguez. Todos juran que ser¨¢n leales, que ser¨¢n uno por ¨¦l.
No sin cierta orfandad, el pu?ado de dirigentes que maneja los micr¨®fonos del poder han clonado el discurso del mandatario y sus consignas, e imitan a veces sus gestos y sus inflexiones. Ninguno tiene por ahora una voz propia. En ausencia de Ch¨¢vez, su culto ha adquirido otra dimensi¨®n.
¡°Es casi una forma de sobrevivencia para el partido de Gobierno, como lo reconoce ingenuamente [el exvicepresidente] El¨ªas Jaua, quien ha dicho que el presidente enfermo les dir¨¢ lo que ellos tienen que hacer. Tal es el desconcierto que se ha creado¡±, afirma el abogado, pol¨ªtico y exguerrillero Am¨¦rico Mart¨ªn.
Los chavistas padecen las carencias de las organizaciones pol¨ªticas creadas desde el poder, afirma Mart¨ªn. ¡°Cuando desaparecen los grandes jefes en cualquier partido, las aspiraciones a dirigir se estructuran en torno a planteamientos de postulados program¨¢ticos. En este caso, el elemento aglutinante es Ch¨¢vez, y hay un torneo para ver qui¨¦n lo alaba m¨¢s, qui¨¦n le rinde m¨¢s pleites¨ªa, qui¨¦n se arrodilla m¨¢s¡±.
Asegura el exguerrillero que el mandatario no desarroll¨® relaciones org¨¢nicas, sino radiales, con sus seguidores. ¡°Como los radios de una bicicleta, cada uno se conectaba con ¨¦l, pero entre ellos no hab¨ªa relaciones de dependencia, ni de subordinaci¨®n, ni de autoridad. Todos se un¨ªan a esta campa?a de deificaci¨®n, a ver qui¨¦n era el m¨¢s cercano para poder convertirse en el heredero de su poder¡±.
Lo que est¨¢ ocurriendo, sostiene Mart¨ªn, ¡°es una lucha por el poder encubierta de lloriqueos y amor por el presidente¡±.
Todo en Venezuela lleva su sello. El nombre del pa¨ªs, la bandera, el escudo nacional y hasta Sim¨®n Bol¨ªvar, al que su Gobierno dio un nuevo rostro. Ch¨¢vez est¨¢ en todas partes. ¡°Ch¨¢vez somos todos¡±, dice otra emotiva propaganda de VTV.
El fen¨®meno no tiene parang¨®n en la historia venezolana, seg¨²n el historiador Germ¨¢n Carrera Damas. ¡°En el siglo XIX, Antonio Guzm¨¢n Blanco intent¨® establecer un culto a la personalidad; en el XX los seguidores de Juan V. G¨®mez lo intentaron, pero no se lleg¨® a generar una reacci¨®n popular significativa. Ahora, quiz¨¢ por obra de los nuevos medios de comunicaci¨®n, ha sido posible llevarlo a un cierto grado de desarrollo¡±.
De acuerdo al autor del libro El Culto a Bol¨ªvar, existe ¡°un descarado y ostensible intento de manipulaci¨®n de la conciencia cristiana cat¨®lica b¨¢sica de un pueblo democr¨¢tico, con fines que contrar¨ªan esa esencia del pueblo. Ese culto ser¨¢, seg¨²n todos los indicios, circunstancial y producto de ac¨®litos interesados¡±.
El noticiero de la cadena VTV promueve la etiqueta #Ch¨¢vezEsUnPueblo en Twitter, en la que una cantante recita desde una amplia avenida: ¡°La humanidad decreta que t¨² vivir¨¢s y vencer¨¢s¡±, y un reportero aborda a los peatones: ¡°Se cumplen tres d¨ªas del a?o 15 del proceso pol¨ªtico que vive nuestro pa¨ªs. ?Qu¨¦ ha aprendido en ese tiempo?¡±. Juan D¨ªaz responde: ¡°El Comandante nos ha ense?ado que hemos despertado con ¨¦l¡±.
Ch¨¢vez es ya un mito viviente, inflamado por sus seguidores y sus hijos pol¨ªticos que administran casi con timidez un poder prestado. Ellos hablan como ¨¦l en este momento, dice Am¨¦rico Mart¨ªn, ¡°pero podr¨ªa ser que cambiaran despu¨¦s. No ser¨ªa la primera vez que ocurre en la historia. Todos los sucesores buscaron una voz propia, independizarse un poco del padre salvador¡±.
A medida que pasan los d¨ªas y se estiran los puntos suspensivos entre La Habana y Caracas, el aura de Ch¨¢vez se ilumina cada vez m¨¢s.
¡°El chavismo debe haber calculado el riesgo de una r¨¢pida p¨¦rdida de carisma tras una eventual muerte de su l¨ªder e intenta blindarse con un salto atr¨¢s a la irracionalidad, creando una atm¨®sfera animista en la que, a¨²n muerto, Ch¨¢vez seguir¨ªa siendo el gran numen tutelar, el t¨®tem protector presente en cada acto pol¨ªtico¡±, pronostica Pasquali.
En otro v¨ªdeo de la cadena VTV, una seguidora asegura, llorando: ¡°Su pueblo sin ¨¦l no es nada¡±.
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