Ya no hay refugio para los malditos
Los casos de deportaci¨®n y extradici¨®n de acusados de cr¨ªmenes durante las dictaduras latinoamericanas se suceden desde Florida
Chile ha pedido a Estados Unidos la extradici¨®n del exteniente del Ej¨¦rcito Pedro Barrientos, acusado de ser el autor material de la muerte del cantautor V¨ªctor Jara en 1973. El proceso de deportaci¨®n del general y exministro de Defensa salvadore?o Jos¨¦ Guillermo Garc¨ªa, responsable m¨¢ximo de los asesinatos y torturas durante su mandato entre 1979 y 1983, est¨¢ a punto de sustanciarse en Miami. Son los dos ¨²ltimos casos de una larga serie de represores de reg¨ªmenes latinoamericanos a quienes ha llegado la hora de responder ante la justicia entre 30 y 40 a?os despu¨¦s. Sin remedio. Ya no hay refugio ni para¨ªsos invulnerables para los malditos.
Estados Unidos es un pa¨ªs de emigrantes. Pero no todos los que empiezan una nueva vida llegan con un pasado limpio. Existen filtros para evitarlo, pero tambi¨¦n se saltan. Lo sucedido en el ¨²ltimo medio siglo, con la entrada y acogida de militares y civiles represores de los pa¨ªses del centro y sur de Am¨¦rica, fue una de las etapas negras de la democracia estadounidense. La connivencia con las dictaduras se mantuvo hasta su ca¨ªda. Y Florida, con su buen clima y su entorno, la mayor atracci¨®n. Pero ya no es lo mismo. El peso de la ley, implacable ya como en los casos de droga y tr¨¢fico de armas a pa¨ªses considerados terroristas, lleva cayendo desde hace m¨¢s de 10 a?os sobre personajes siniestros que cometieron atrocidades y escaparon de sus escenarios del horror para no enfrentar la justicia o evitar represalias. Los cr¨ªmenes de lesa humanidad no prescriben. Tampoco el olvido.
En 2001, en el marco de la batalla global contra el terrorismo, el Gobierno de George W. Bush cre¨® la Unidad de Violadores de los Derechos Humanos y Cr¨ªmenes de Guerra, dependiente de Inmigraci¨®n. Casi medio millar de casos, la mayor¨ªa de perfil bajo, han sido resueltos con la deportaci¨®n y cerca del triple est¨¢n bajo investigaci¨®n.
La mentira sobre sus pasados al rellenar los papeles ante Inmigraci¨®n suele ser su perdici¨®n. La alerta puede venir de una petici¨®n del pa¨ªs de origen o simplemente al ser reconocidos por sus v¨ªctimas. El vecino tranquilo resulta que puede ser un represor o un asesino. A finales de 2012, el cubano Crescencio Marino Rivero, tras ser identificado como exjefe de prisiones de Villa Clara, sali¨® en prensa y televisi¨®n, y acab¨® huyendo de regreso a la isla. Inmigraci¨®n ya lo investigaba por no declarar a su llegada a Miami su vinculaci¨®n al Ministerio del Interior y al Partido Comunista cubano.
El exsoldado guatemalteco Gilberto Jord¨¢n, en cambio, no lo esperaba. Fue cazado y condenado a 10 a?os de c¨¢rcel en septiembre de 2010 por ocultar en 1999, para conseguir la ciudadan¨ªa estadounidense, que hab¨ªa sido militar, uno de los ¡°kaibiles¡±, miembros especiales del Ej¨¦rcito que combat¨ªa la guerrilla, y que cometieron atrocidades sin fin. Tuvo que admitir su participaci¨®n en la matanza del pueblo de Dos Erres a primeros de diciembre de 1982, donde fueron asesinados 251 campesinos. Tras residir en California, donde trabaj¨® en el campo, viv¨ªa desde hac¨ªa una d¨¦cada en Delray Beach, al norte de Miami, donde era cocinero de comida italiana. Perder¨¢ la nacionalidad estadounidense y despu¨¦s de cumplir la condena ser¨¢ deportado a Guatemala.
La mentira sobre sus pasados al rellenar los papeles en inmigraci¨®n suele ser su perdici¨®n
El exteniente chileno Barrientos tampoco deb¨ªa esperar que la justicia de su pa¨ªs le reclamara casi 40 a?os despu¨¦s. Hab¨ªa regresado incluso varias veces. Es tambi¨¦n ciudadano estadounidense y tiene un negocio de compraventa de coches en Deltona, en el centro de Florida, entre Orlando y Daytona Beach. Lo descubri¨® en mayo de 2012 el programa ¡°En la Mira¡±, de Chilevisi¨®n. Neg¨® la acusaci¨®n de ser el que dispar¨® en la cabeza al emblem¨¢tico V¨ªctor Jara tras interrogarle y golpearle junto con otros militares en 1973. As¨ª lo declar¨® Jos¨¦ Paredes, que hac¨ªa el servicio militar en aquel momento como su guardaespaldas. ¡°Le sac¨® de quicio porque no le contestaba¡±, dijo. Barrientos neg¨® incluso haber estado en el entonces estadio Chile, ahora llamado V¨ªctor Jara. Ni siquiera conocerlo. Es el mismo argumento de otros procesados (hasta ocho, seis ya detenidos) aunque m¨¢s reclutas los han identificado sobradamente. Fue un asesinato con sa?a. Un estudio de los restos de Jara en 2009 revel¨® que ten¨ªa 56 lesiones, 33 de ellas por balazos, pues debi¨® ser ametrallado finalmente en el suelo. Pero su crimen sigue impune.
La tard¨ªa, pero perseverante, justicia chilena en este caso contrasta con el carpetazo dado al del funcionario espa?ol Carmelo Soria, que ha obligado al juez Pablo Ruz a seguir desde Madrid con el procesamiento de siete militares y un estadounidense por su asesinato en 1976.
En Miami, el exgeneral salvadore?o Garc¨ªa est¨¢ en el mismo camino de deportaci¨®n que su colega y tambi¨¦n ministro de Defensa, Eugenio Vides, su sucesor en el cargo entre 1983 y 1989, y cuyo juicio termin¨® hace ya un a?o. Ambos, residentes en Miami, violaron una ley de 2004 seg¨²n la cual un presunto represor puede ser deportado si se prueba que ¡°orden¨®, incit¨®, ayud¨® o particip¨® de alguna forma en muertes extrajudiciales y torturas¡±. Vides dej¨® su cargo meses antes de que entre los miles de asesinatos cometidos en su ¨¦poca se produjeran los de los jesuitas Ignacio Ellacur¨ªa y su grupo en la Universidad Centroamericana, tambi¨¦n sin castigo a¨²n para Espa?a. La defensa de Garc¨ªa argumenta ins¨®litamente que no ten¨ªa el control del Ej¨¦rcito. En su contra ha declarado incluso el entonces embajador de Estados Unidos en San Salvador, Robert White. Ambos, Vides y Garc¨ªa, en un sarcasmo de otros tiempos, fueron condecorados en sus a?os de ¡°esplendor¡± por Ronald Reagan con la medalla de la Legi¨®n al M¨¦rito.
La Unidad de Violadores de los Derechos Humanos y Cr¨ªmenes de Guerra, dependiente de Inmigraci¨®n, ha resuelto desde su creaci¨®n medio millar de casos
Las deportaciones tambi¨¦n se demoran por los vericuetos judiciales. En julio de 2011 fue extraditado a Per¨² el exoficial del Ej¨¦rcito Telmo Hurtado, detenido en 2007 en Miami Beach por mentir en su entrada en 2002. Hurtado mandaba la patrulla Lince que mat¨® a 67 campesinos cerca de Ayacucho en 1985 mientras operaba contra guerrilleros de Sendero Luminoso. Tras un fusilamiento masivo, Hurtado lanz¨® una granada sobre los cuerpos.
Aunque tarde, Estados Unidos cumple ahora escrupulosamente. Predic¨® con el ejemplo en 2009 cuando un tribunal de Miami conden¨® a 97 a?os de c¨¢rcel como norteamericano a Charles Chuckie Taylor Jr., hijo del expresidente de Liberia, tambi¨¦n sentenciado en 2012 a 50 a?os de reclusi¨®n por el Tribunal Internacional de La Haya. Taylor Jr. fue fruto de una relaci¨®n de su padre cuando estudi¨® en Boston en los a?os setenta. Criado en Orlando, viaj¨® a Liberia y encabez¨® una unidad militar llamada las Fuerzas del Demonio que asesin¨® y tortur¨® a opositores entre 1999 y 2003. Por primera vez se le aplic¨® la ley federal dictada en 1994 que permite juzgar cr¨ªmenes de esta ¨ªndole cometidos por estadounidenses en el extranjero.
Casos aparte son los de pa¨ªses donde las extradiciones no se producen al no haber garant¨ªas cre¨ªbles de que no existir¨¢ persecuci¨®n pol¨ªtica a su regreso. La posible culpabilidad queda as¨ª en el aire. El ejemplo del expresidente boliviano Gonzalo S¨¢nchez de Lozada es elocuente. Derrocado en 2003, tras los grav¨ªsimos incidentes que provocaron la muerte de m¨¢s de 60 personas en el llamado Octubre Negro, vive en Washington en silencio desde entonces. El Gobierno de Estados Unidos ha rechazado hace unos meses la extradici¨®n pedida por Bolivia que inclu¨ªa a Carlos S¨¢nchez Berza¨ªn, su ministro de Defensa.
S¨¢nchez Berza¨ªn, con asilo pol¨ªtico, abogado y ahora director del Instituto Interamericano para la Democracia en Miami, no se ha escondido nunca y ha atacado p¨²blicamente en muchas ocasiones a Evo Morales, a quien culpa de la matanza, siempre en connivencia con agentes cubanos, la ayuda militar de Venezuela y de la entonces Libia de Gadafi. En el programa ¡°No mentir¨¢s¡±, del canal boliviano PAT, lleg¨® a retar el pasado mes de septiembre al actual presidente a levantar la amnist¨ªa que se dio a s¨ª mismo al llegar al poder y a enfrentarse a un juicio en cualquier tribunal del mundo donde Morales no sea el acusador, el fiscal, el juez y el verdugo a la vez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.