Las autoridades malienses denuncian graves da?os en la herencia de Tombuct¨²
La retirada de documentos antes de la ocupaci¨®n de la principal ciudad del norte de Mal¨ª salva algunos fondos del Instituto Ahmed Bab¨¢, supuestamente incendiado por los yihadistas
Autoridades militares y del Gobierno de Mal¨ª advirtieron el lunes de la desaparici¨®n de miles de manuscritos en el Instituto Ahmed Bab¨¢ de Tombuct¨². Un anuncio que se produjo al mismo tiempo en que el Ej¨¦rcito maliense y las tropas francesas liberaban esta ciudad al norte del pa¨ªs. Y que respond¨ªa a una reacci¨®n de venganza yihadista: el Movimiento Nacional de Liberaci¨®n del Azawad (MNLA) y otros grupos islamistas como el Ansar Dine encontraron en el robo y el fuego la despedida perfecta ante su inminente ocaso.
La valoraci¨®n de los da?os sigue siendo difusa. Se calcula que entre 10.000 y 15.000 documentos quedaron chamuscados entre llamas radicales. ¡°A¨²n no se sabe de forma rigurosa¡±, respond¨ªa Alfred Kylambra, responsable de edici¨®n desde 2004. Este trabajador del centro, creado en 1973 por la Unesco, se?alaba que el lugar atesora cerca de 40.000 originales (una cifra que el Ministerio de Cultura maliense eleva a entre 60.000 y 100.000), pero que m¨¢s de 30.000 se hab¨ªan salvado gracias a su cautelar trasladado a Bamako, la capital, antes de la ocupaci¨®n.
Eso fue hace 10 meses. Entonces, los alrededor de 50 trabajadores que gestionaban el Centro de Documentaci¨®n Ahmed Bab¨¢ (Cedrab, en sus siglas en franc¨¦s) se retiraron a sus poblaciones de origen. Desde all¨ª fueron incorpor¨¢ndose poco a poco a un espacio creado en Bamako para almacenar los manuscritos. ¡°Es un lugar seguro, pero necesitamos urgentemente encontrar un marco mejor para su conservaci¨®n¡±, indicaba por tel¨¦fono Kalambry. ¡°No podemos dar pistas de d¨®nde est¨¢n, porque cada vez que decimos que algo peligra, lo atacan¡±.
Este lunes, sin embargo, los islamistas supieron rasgar el punto sensible. Quemaron ediciones en ¨¢rabe, franc¨¦s, ingl¨¦s o espa?ol que relataban la historia del islam desde hace m¨¢s de ocho siglos. Tambi¨¦n destrozaron muebles, equipos inform¨¢ticos y las herramientas utilizadas para la conservaci¨®n y digitalizaci¨®n de los manuscritos: prensas, medidores de humedad, pegamento o cizallas. Todo, salvo los dos veh¨ªculos que pose¨ªa el centro. Los coches los robaron hace tiempo, cuando se metieron a vivir all¨ª los rebeldes ¡°y sus familias¡±. ¡°Es un crimen cultural¡±, declar¨® Halley Ousmane, alcalde de la ciudad.
Y eso que, seg¨²n explica en conversaci¨®n telef¨®nica Dicko Abdramane, responsable en Tombuct¨² de un peri¨®dico nacional, ¡°podr¨ªa haber sido mucho peor¡±. ¡°Ahora hay robos y pillajes por toda la ciudad¡±, resume, ¡°y hay miedo a represalias hacia los que apoyaron a los extremistas¡±. Un sentimiento que asevera por correo el empleado de la biblioteca Abdoulaye Ciss¨¦: ¡°A¨²n no sabemos bien las circunstancias y la naturaleza del incendio¡±, relata, ¡°porque seguimos incomunicados y sin conocer el n¨²mero exacto de documentos afectados¡±.
Unos manuscritos que narran no solo la vida de esta ciudad de arena y arcilla ligada siempre al viaje y al comercio sino tambi¨¦n ¡°la historia de la humanidad¡±. As¨ª lo indicaba Siddi Mohamed Ould Youbba, delegado del edificio, en una entrevista a la revista internacional Global Knowlegde: ¡°La creencia de que la cultura ¨¢rabe es de tradici¨®n oral es falsa¡±. ¡°Cada familia de Tombuct¨² tiene una peque?a biblioteca¡±, a?ad¨ªa, ¡°y es un trozo de nuestra historia que queremos compartir. Aunque algunas no quieren donarlas porque tienen miedo de que alguien las robe y las venda o de que desaparezcan¡±.
Justo lo que acaba de ocurrir en este centro construido hace tres d¨¦cadas con ayuda sudafricana y financiado actualmente por el Gobierno nacional y subvenciones francesas y saud¨ªes. Un instituto que alberga ¡ªjunto al Fondo Kat¨ª, m¨¢s conocido como Biblioteca Andalus¨ª en Tombuct¨²¡ª el grueso del patrimonio cultural de la denominada ¡°carretera de la tinta¡±. Porque esta zona fronteriza con el desierto del S¨¢hara era un hervidero de intercambio cultural donde la lengua ¨¢rabe y el pensamiento isl¨¢mico se fund¨ªan con culturas locales como la tuareg o la songhay. De ah¨ª la procedencia de un alfabeto que era utilizado por sus habitantes para escribir sobre temas tan diversos como la religi¨®n, medicina tradicional, poes¨ªa, historia o hasta listas de la compra. ¡°La sal viene del norte, el oro del sur y el dinero de los pa¨ªses de hombres blancos. Pero la palabra de Dios y los tesoros de la sabidur¨ªa solo se encuentran en Tombuct¨²¡±, certifica un viejo proverbio.
Una m¨¢xima que estuvo a punto de desvanecerse el lunes. Cuando los guerreros de la sharia (la ley isl¨¢mica) prendieron la mecha de la memoria. Cuando hicieron arder una herencia viva considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Cuando ¡ª10 meses despu¨¦s de prohibir el juego, el tabaco, el alcohol o que las mujeres salieran sin taparse a la calle y aniquilar reliquias como la Puerta del Fin del Mundo de la mezquita de Sidi Yahya, del siglo XV¡ª atacaron a su m¨¢ximo enemigo: las palabras. Porque, como se preguntaba el funcionario Kalambry hace unos d¨ªas, ¡°?Puede un yihadista tener escr¨²pulos despu¨¦s de haber asesinado?¡±.
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