Hagel, a la defensiva en el Senado por su pasado pacifista y sus cr¨ªticas a Israel
Obama y Hagel comparten una visi¨®n de la pol¨ªtica exterior y de seguridad distinta a la que EE UU ven¨ªa practicando anteriormente
Chuck Hagel, el hombre designado por Barack Obama como pr¨®ximo secretario de Defensa, trat¨® este jueves de rebatir en el Senado su fama de pacifista, cr¨ªtico de Israel y apaciguador con Ir¨¢n. Aunque, para ello, defendi¨® el mantenimiento del poder militar de Estados Unidos y las tradicionales prioridades y alianzas de la pol¨ªtica exterior norteamericana en Oriente Pr¨®ximo, su confirmaci¨®n, a la que se oponen destacados republicanos, est¨¢ en el alero.
Uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de la comparecencia de Hagel ante el comit¨¦ de Fuerzas Armadas del Senado ocurri¨® cuando el senador de Texas Ted Cruz le record¨® una entrevista en Al Jazeera en la que se le pregunt¨® si cre¨ªa que EE UU actuaba como ¡°el mat¨®n del mundo¡±, y ¨¦l contest¨® que s¨ª, que esa era ¡°una observaci¨®n correcta¡±. El aspirante a secretario de Defensa sali¨® del trance con justificaciones vagas.
Hagel es un personaje bastante peculiar para estar al frente del Pent¨¢gono. Aunque ser¨ªa el primero en ese cargo que hubiera vestido antes el uniforme militar -el ¨²nico que ha conocido de cerca la guerra-, sus posiciones se han alejado con frecuencia de la ortodoxia dominante en Washington, y sus cr¨ªticos exceden el n¨²mero recomendable para la gesti¨®n tan dif¨ªcil que tendr¨ªa por delante.
Su designaci¨®n responde a la confianza que Obama le tiene. Ambos se conocieron en los a?os en que coincidieron en el Senado, y viajaron juntos a algunas zonas de conflicto, lo que les permiti¨® desarrollar una estrecha amistad. Los dos comparten, sobre todo, una visi¨®n de la pol¨ªtica exterior y de seguridad distinta a la que EE UU ven¨ªa practicando durante las ¨²ltimas administraciones republicanas.
Si alguna vez llego a estar en una posici¨®n de influencia, har¨¦ todo lo que est¨¦ en mi mano para evitar la guerra innecesaria y sin sentido¡±
Pese a que es republicano y represent¨® a ese partido en un esca?o senatorial por Nebraska, rompi¨® con sus compa?eros al oponerse de forma ferviente a la guerra de Irak. Tampoco se le perdonan anteriores declaraciones en las que afirmaba que Israel ejerc¨ªa un cierto chantaje sobre la pol¨ªtica de EE UU y en las que propiciaba el di¨¢logo con las autoridades de Ir¨¢n, a las que ha llegado a considerar representantes de su pueblo. Las quejas conservadoras sobre Israel e Ir¨¢n son compartidas por muchos dem¨®cratas.
Los dem¨®cratas parecen haber aceptado las explicaciones que Hagel ha dado al respecto y, como manifest¨® ayer el presidente del comit¨¦ de Fuerzas Armadas del Senado, Carl Lewis, en la comparecencia del designado, est¨¢n dispuestos a darle luz verde. Pero la resistencia entre los republicanos es todav¨ªa muy fuerte.
El senador de m¨¢s rango entre los republicanos en ese comit¨¦, James Inhofe, anunci¨® que votar¨¢ en contra. ¡°Su historial demuestra un apoyo a pol¨ªticas que disminuyen el poder y la influencia de EE UU en el mundo, as¨ª como unos recientes cambios de posici¨®n que parecen basados en la conveniencia m¨¢s que en profundas convicciones¡±, dijo Inhofe.
Hagel explic¨® que cree y que siempre ha cre¨ªdo en que ¡°EE UU tiene que mantenerse implicado en los problemas del mundo, no retirarse del mundo¡±, e insisti¨® en que Israel es el gran aliado norteamericano y lo seguir¨¢ siendo. Afirm¨®, igualmente, que, en cuanto a las relaciones con Ir¨¢n, ¡°todas las opciones deben de estar sobre la mesa¡±, sugiriendo que no se opone a tomar acciones militares para detener el programa nuclear de ese pa¨ªs. Pero todos estos argumentos pueden ser insuficientes para despejar las sospechas que ha despertado este personaje, un veterano de la guerra de Vietnam profundamente afectado por la crudeza de aquella campa?a y por sucesos como el rescate, en circunstancias extremas, de su propio hermano, junto a quien combati¨® en la misma unidad.
Esas sospechas est¨¢n basadas en declaraciones como la que Hagel hizo el a?o pasado, precisamente en un acto de recuerdo a Vietnam: ¡°No soy un pacifista. Creo en el uso de la fuerza, pero solo como resultado de un proceso de decisi¨®n muy cuidadoso. La noche en que Tom (su hermano) y yo fuimos evacuados heridos de aquella aldea en abril de 1968, me dije a m¨ª mismo: si salgo de esta y alguna vez llego a estar en una posici¨®n de influencia, har¨¦ todo lo que est¨¦ en mi mano para evitar la guerra innecesaria y sin sentido¡±.
Vietnam no es la ¨²nica sombra. Hagel ha respaldado una plataforma que defiende la eliminaci¨®n total de las armas nucleares para 2030 y, m¨¢s recientemente, critic¨® el incremento de fuerzas en Afganist¨¢n, decidido por Obama. El senador John McCain, cuya posici¨®n puede ser vital para la confirmaci¨®n, presion¨® al candidato sobre ¨¦ste ¨²ltimo asunto. ¡°?Sigue usted creyendo que la ampliaci¨®n en Afganist¨¢n, como en Irak, fue un error?¡±, le pregunt¨®. Hagel se neg¨® a responder de forma clara.
Todas estas pol¨¦micas han dejado en segundo plano una de las principales razones por las que Obama design¨® a Hagel, dirigir la reducci¨®n del presupuesto militar. La Casa Blanca, probablemente, pens¨® que nadie mejor que un republicano condecorado con dos corazones p¨²rpura por salvar la vida de compa?eros en combate para convencer a los generales de la necesidad de reducir sus gastos. Hagel comparte la necesidad de revisar ese presupuesto, pero ayer se le vio tan a la defensiva en el Senado que quiz¨¢ nunca tenga que hacerlo.
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