La lucha interna entre Ahmadineyad y Ali Lariyan¨ª lleva a la c¨¢rcel al ex fiscal general
Es el pen¨²ltimo episodio de la guerra pol¨ªtica entre Ahmadineyad y el presidente del Parlamento
Said Mortazavi, ex fiscal general de Teher¨¢n y un importante aliado del presidente iran¨ª Mahmud Ahmadineyad, fue detenido anteanoche, sin que se haya explicado el motivo. Aunque Mortazavi tiene una causa abierta por la muerte de tres detenidos durante las protestas de 2009, todo parece indicar que su inopinado env¨ªo a prisi¨®n es, sin embargo, un nuevo cap¨ªtulo del enfrentamiento entre Ahmadineyad y el presidente del Parlamento, Ali Lariyani. Ambos se enzarzaron el domingo en esa C¨¢mara en un intercambio de acusaciones de corrupci¨®n, poniendo en evidencia las fracturas en la c¨²pula del r¨¦gimen a cuatro meses de unas nuevas elecciones presidenciales.
?Ahmadineyad calific¨® la medida de ¡°acto odioso¡±, poco antes de viajar a El Cairo, donde asiste a la cumbre de la Organizaci¨®n de la Conferencia Isl¨¢mica. ¡°A mi regreso a Teher¨¢n, me ocupar¨¦ del asunto¡±, dijo citado por la agencia estatal IRNA. ¡°No entiendo c¨®mo alguien comete una infracci¨®n y se detiene a otra persona; en lugar de ir por el infractor, van a por quien ha denunciado la violaci¨®n¡±, a?adi¨® evidenciando su malestar con el caso.
La detenci¨®n de Mortazavi se produjo al d¨ªa siguiente de que Ahmadineyad presentara ante el Parlamento una grabaci¨®n en la que, seg¨²n asegur¨® ya que no se entend¨ªa con claridad, Fazel Lariyani le ofrece el apoyo de sus influyentes hermanos a cambio de dinero. Fazel es hermano del presidente de la C¨¢mara, Ali Lariyani, y del jefe del poder judicial, Sadegh Lariyani. El presidente del Parlamento no se cort¨® y le respondi¨® mencionando supuestos contactos de Davud, un hermano de Ahmadineyad, con la oposici¨®n armada y agentes extranjeros.
¡°El poder judicial no es una organizaci¨®n familiar¡±, se quej¨® el martes Ahmadineyad, en clara referencia a la influencia del clan Lariyani, lo m¨¢s cercano a la nobleza que tiene el sistema clerical iran¨ª. Su enfrentamiento con el jefe del Legislativo viene de lejos. En las presidenciales de 2005, un todav¨ªa desconocido Ahmadineyad infligi¨® una humillante derrota a Ali Lariyani. Luego bajo su presidencia, el Parlamento se volvi¨® hostil a Ahmadineyad y sus aliados. Ante las elecciones del pr¨®ximo junio, a las que el presidente no puede presentarse por tercera vez, Lariyani se rumorea como un candidato con posibilidades.
A la vista de esos comicios, cabe la tentaci¨®n de interpretar el actual rifirrafe entre Ahmadineyad y Lariyani en clave electoral. Sin duda, el pr¨®ximo relevo al frente del Gobierno alienta la toma de posiciones, pero lo que sale a la luz va m¨¢s all¨¢. Expone la fractura que se ha abierto dentro del r¨¦gimen despu¨¦s de que los conservadores expulsaran del sistema a los reformistas, a ra¨ªz de que ¨¦stos denunciaran fraude en la reelecci¨®n de Ahmadineyad en 2009.
Es un acto odioso. A mi regreso a Teher¨¢n me encargar¨¦ del asunto" Mahmud Ahmadineyad
Bajo el manto de unidad que intenta mantener el ayatol¨¢ Ali Jamenei, l¨ªder supremo y m¨¢xima autoridad del pa¨ªs, se han ido perfilando dos grupos que compiten por el poder. De un lado, Ahmadineyad y quienes apoyan su nacionalismo populista y su estilo provocador de ejercer la pol¨ªtica, muchos, como ¨¦l, exmiembros de la Guardia Revolucionaria y algunos que incluso defienden separar los asuntos pol¨ªticos de los religiosos (lo que les ha valido ser acusados de ¡°corriente desviacionista¡±). De otro, quienes como Lariyani y sus hermanos se han alineado con el clero tradicional que se ha sentido amenazado por el estilo desafiante de esa generaci¨®n m¨¢s joven y que, en cierta medida, antepone la patria al islam.
No es la primera vez que esas tensiones salen a la luz. Durante la campa?a presidencial de 2009, el deslenguado Ahmadineyad dej¨® de piedra a los iran¨ªes cuando durante unos inusitados debates televisados (los primeros en la historia de Ir¨¢n), acus¨® de corrupci¨®n a Rafsanyani, uno de los hombres m¨¢s poderosos de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. Al final y en aras de la unidad, el l¨ªder supremo termin¨® bendiciendo la pol¨¦mica reelecci¨®n y Ahmadineyad ha actuado desde entonces como si tuviera mayor¨ªa absoluta. En el camino, se ha creado muchos enemigos.
De ah¨ª que los diputados le sometieran a una moci¨®n de censura en marzo de 2012, la primera vez en que un presidente iran¨ª se ha visto en tal situaci¨®n, o que el poder judicial encarcelara a su asesor de prensa y confidente, Ali Akbar Javanfekr. Pero el temor a una crisis interna, en un momento de m¨¢ximas presiones internacionales por el programa nuclear, hizo que el pasado noviembre Jamenei frenara una segunda moci¨®n de censura contra Ahmadineyad y pidiera a los altos cargos que aparcaran sus diferencias hasta las elecciones porque otra cosa equivaldr¨ªa a traici¨®n.
Todo parece indicar que el l¨ªder supremo volver¨¢ a intentar contener el enfrentamiento para mantener la imagen de unidad y el statu quo. De todas formas, la detenci¨®n de Mortazavi es un nuevo signo de su hartazgo con el conflictivo presidente. Nadie cree en Teher¨¢n que esa medida pueda haberse tomado sin el visto bueno de Jamenei.
Mortazevi, al que Human Rights Watch ha calificado de ¡°violador en serie de los derechos humanos¡±, tuvo que dejar la Fiscal¨ªa de Teher¨¢n cuando salieron a la luz las torturas en el centro de detenci¨®n de Khahrizak en el verano de 2009. El Gobierno admiti¨® entonces la muerte de tres j¨®venes que se manifestaron contra la pol¨¦mica reelecci¨®n de Ahmadineyad. Pero a pesar de tener abierto un proceso judicial, el presidente iran¨ª premi¨® su lealtad poni¨¦ndole al frente del organismo que gestiona los fondos de la Seguridad Social. Enfadados, los diputados convocaron al titular de Trabajo, de quien depend¨ªa. Por eso Ahmadineyad fue al Parlamento el domingo, aunque no logr¨® evitar que su ministro fuera reprobado por 192 de los 290 miembros de la C¨¢mara.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.