La violencia en Colombia amenaza las negociaciones
Combates, ataques terroristas y secuestros mientras FARC y Gobierno dialogan en Cuba
El optimismo que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, exhibe sobre un futuro final feliz de las negociaciones de paz que el Gobierno mantiene con las FARC en Cuba ¡ªsentimiento que comparte el equipo negociador de la guerrilla¡ª choca con lo que sucede en el campo de batalla. Militares y guerrilleros han recrudecido los combates y los segundos han retomado los secuestros, algo que ha sido interpretado como un mensaje contrario a la paz aunque el acuerdo sea negociar en medio de la guerra.
¡°Vamos bien en Cuba en nuestras conversaciones con las FARC¡±, ha dicho Santos tras la semana m¨¢s tensa que ha tenido el proceso, provocada por el anuncio de la guerrilla de que continuar¨¢ secuestrando a uniformados. El balance optimista lo hizo el mandatario d¨ªas despu¨¦s de que el jefe de los negociadores del Gobierno, Humberto de la Calle, les exigiera a las FARC que aclararan, tras secuestrar a dos polic¨ªas, si quieren la paz.
Iv¨¢n M¨¢rquez, jefe de la delegaci¨®n las FARC, dijo que persisten en su intento por alcanzar la paz y que las negociaciones avanzan. ¡°Sentimos que avanzamos en la construcci¨®n de un acuerdo en torno a un tema important¨ªsimo como lo es la tierra. Las cosas van por buen camino¡±, afirm¨® el martes tras anunciar que liberar¨¢n a los uniformados secuestrados.
Sin embargo, siguen sin conocerse acuerdos concretos con relaci¨®n al tema agrario, el primer punto de la agenda pactada entre las partes. Lo que s¨ª se conoce son las ¡°afortunadas coincidencias¡± ¡ªen palabras de las FARC¡ª entre los subversivos y el Gobierno sobre la dif¨ªcil situaci¨®n del campo.
Ambas partes han acercado posturas en este asunto porque la guerrilla ha moderado su posici¨®n frente al latifundio y ha dicho que este puede coexistir, con limitaciones, con zonas reservadas para campesinos, ind¨ªgenas y comunidades afro. Sin embargo, han propuesto suspender la construcci¨®n de hidroel¨¦ctricas dedicadas a generar energ¨ªa para la exportaci¨®n y que se legalicen cultivos dom¨¦sticos de marihuana, amapola y coca.
Pero mientras se habla del campo en La Habana, es evidente el recrudecimiento de la violencia guerrillera desde el 20 de enero, cuando termin¨® una tregua unilateral de dos meses. Incluso el hermano del presidente Santos, Enrique, que negoci¨® el inicio del proceso de paz, cree que las negociaciones corren peligro si no adquieren m¨¢s ritmo. ¡°Si esta agenda no se mueve m¨¢s, la sensaci¨®n de que este proceso es algo distinto se va a evaporar. La opini¨®n puede pasar de la indiferencia a la hostilidad¡±, advirti¨® en un foro.
Las encuestas son indicativas del sentir de muchos colombianos. Mientras el 70% est¨¢ a favor del proceso de paz, aunque con condiciones, un porcentaje muy parecido no cree que se logre la paz. Los colombianos desconf¨ªan de las FARC tras una larga lista de violaciones a los derechos humanos. Tal vez por eso se entienda que, a pesar de que persista esa norma de negociar en medio de la guerra, otra cosa es la resistencia frente a los secuestros, atentados contra infraestructuras y asesinatos de civiles y soldados.
El vicepresidente, Angelino Garz¨®n, ha dicho que ¡°cada secuestro, crimen o atentado terrorista es un tiro contra la voluntad de paz¡±. La Iglesia lo ratifica. ¡°La guerrilla est¨¢ creando un clima adverso¡±, dijo el cardenal Rub¨¦n Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal, lo que evidencia el riesgo de negociar entre las balas.
Al secuestro de los polic¨ªas Cristian Camilo Yate y V¨ªctor Alfonso Gonzales y del soldado Josu¨¦ Meneses, se suman la voladura de oleoductos en el sur del pa¨ªs y de un gasoducto al norte, as¨ª como de un v¨ªa f¨¦rrea y el secuestro de tres ingenieros, liberados un d¨ªa despu¨¦s por la presi¨®n militar.
Tambi¨¦n son constantes los enfrentamientos entre guerrilleros y el Ej¨¦rcito, con bajas en ambos bandos, como un atentado en La Guajira (al norte) donde murieron tres polic¨ªas y la explosi¨®n de un jard¨ªn infantil en Caquet¨¢ (al sur), que fue calificado de ¡°acto demencial y atroz¡±. El m¨¢s reciente atentado fue en Cauca (tambi¨¦n al sur), donde las FARC explotaron un coche bomba y mataron a un civil y un soldado.
Las FARC tambi¨¦n han sufrido golpes. El m¨¢s duro ha sido la muerte de Jacobo Arango, jefe del frente quinto, que fue abatido junto con cinco guerrilleros en un bombardeo. Seg¨²n las autoridades, Arango era cercano al negociador M¨¢rquez.
As¨ª las cosas y aunque es claro que una cosa es lo que sucede en La Habana y otra en Colombia, est¨¢ de por medio la paciencia de los colombianos, ahora est¨¢n a la espera de que las FARC cumplan con liberar a los uniformados secuestrados.
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