El fantasma de la inflaci¨®n acorrala a Argentina
El Gobierno intenta combatir la carest¨ªa congelando los precios en los supermercados
En Argentina se puede comprar a plazos desde una lechuga hasta un billete de avi¨®n. Unos pagan con la tarjeta de cr¨¦dito porque no tienen m¨¢s remedio que endeudarse y otros porque saben que las ¨²ltimas mensualidades que abonar¨¢n saldr¨¢n mucho m¨¢s baratas gracias a la inflaci¨®n. La excelente publicidad de los bancos no persigue vender planes de ahorro, sino que el cliente contrate sus tarjetas de cr¨¦dito y pague en cuotas todo lo que pueda. El Gobierno ha basado su gesti¨®n en promover el crecimiento a base de consumo. Y el pa¨ªs creci¨® desde 2003 a 2011 un promedio del 7,5%, m¨¢s que nunca en dos siglos de vida. Ganaron los bancos y gan¨® la mayor¨ªa de la gente. La inflaci¨®n iba como una moto pero los salarios sub¨ªan como cohetes. Hasta que el a?o pasado el Producto Interior Bruto se despe?¨® en doce meses desde un 8,9% al 2%.
La inflaci¨®n, sin embargo, sigui¨® creciendo de forma imparable. Era como un familiar molesto sentado en la mesa al que el cabeza de familia trata de ignorar. Y cuanto m¨¢s lo ignoran, m¨¢s incordia. En 2007 se le intent¨® disimular coloc¨¢ndole una s¨¢bana. O lo que es lo mismo: el Gobierno intervino el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Censos (Indec), rebaj¨® de forma burda la cuant¨ªa de la inflaci¨®n y las estad¨ªsticas perdieron toda su credibilidad. Las cifras oficiales hablan ahora de una inflaci¨®n del 10,8% y las extraoficiales la sit¨²an alrededor del 25%.
La presidenta, Cristina Fern¨¢ndez, apenas menciona la inflaci¨®n. Y cuando lo hace es para explicar que no debe ser una prioridad. En los m¨¢s de 200 discursos que pronunci¨® el a?o pasado repiti¨® en 432 ocasiones la palabra crecimiento. Y solo en 24, inflaci¨®n. Pero hubo un d¨ªa de septiembre en que Fern¨¢ndez la mencion¨® 26 veces, cuando los estudiantes de Harvard le preguntaron por ella. Y esta fue parte de su respuesta:
- Si realmente la inflaci¨®n fuera del 25% (...) ?De d¨®nde saca la gente [el dinero]? Me encantar¨ªa, Nicole, como a Kevin, invitarte a Buenos Aires para que veas lo que es el consumo en Buenos Aires, pasear por Buenos Aires. Es una ciudad lind¨ªsima¡ Y ver a los restoranes llenos, los shoppings llenos, la gente consumiendo. Si realmente los n¨²meros fueran de una inflaci¨®n del 25% al 26% el pa¨ªs estallar¨ªa por los aires. No podr¨ªamos haber pagado ninguno de los miles de millones de d¨®lares que hemos pagado, no hubi¨¦ramos podido sostener el crecimiento de una econom¨ªa como el que sostuvimos. Y mucho menos hubi¨¦ramos logrado la incorporaci¨®n de millones de excluidos que hoy est¨¢n consumiendo y tienen una asignaci¨®n universal o un trabajo en una cooperativa o un trabajo registrado.
El pa¨ªs no ha estallado. Solo murieron dos personas y m¨¢s de 500 fueron detenidas durante los saqueos que se produjeron en varias ciudades al inicio de la ¨²ltima Navidad. Hubo tambi¨¦n un cacerolazo secundado por 700.000 personas pertenecientes en su gran mayor¨ªa a la clase media. Y, en noviembre, una huelga general organizada por sindicalistas que hasta ese a?o eran aliados del Gobierno. Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) conmin¨® varias veces al Gobierno para que mejorase la fiabilidad de sus estad¨ªsticas. Hasta que el pasado 1 de febrero amonest¨® a un pa¨ªs por primera vez en sus 69 a?os de historia con una moci¨®n de censura por no corregir ¡°la inexactitud de los datos¡± sobre la inflaci¨®n y el Producto Interior Bruto. Y le concedi¨® un ultim¨¢tum hasta el 29 de septiembre para que presente cifras m¨¢s acordes con la realidad.
Pero es cierto que los restaurantes, las tiendas y los teatros de Buenos Aires est¨¢n llenos. Y sin embargo, casi todos los indicadores apuntan hacia ese 25% que Fern¨¢ndez asocia con el estallido social. El a?o pasado el Gobierno intent¨® que los convenios salariales se cerraran solo con un 18% de aumento. Pero la mayor¨ªa consigui¨® un m¨ªnimo del 20%. Este a?o, el Gobierno quiere fijar el l¨ªmite en el 20% (casi el doble de la inflaci¨®n oficial), pero incluso los sindicatos m¨¢s afines al Gobierno reclaman subidas entre el 25 y el 30%. Las negociaciones comienzan ahora y se extender¨¢n durante los pr¨®ximos dos meses.
Y ha sido en medio de esta tensi¨®n con los sindicatos cuando el Gobierno ha dado un paso in¨¦dito que implica un reconocimiento del fantasma inflacionario. El lunes, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, se reuni¨® con las principales cadenas de supermercados y consigui¨® arrancarles el compromiso de que mantendr¨¢n congelados los precios desde el 1 de febrero al 1 de abril. Al d¨ªa siguiente logr¨® que se sumaran las cadenas de electrodom¨¦sticos.
?Qu¨¦ pretende el Gobierno con esa acci¨®n? La presidenta, que el fin de semana pasado escribi¨® 28 tuits contra la pol¨ªtica del FMI, no se ha pronunciado hasta el momento sobre una decisi¨®n que afecta a tantos millones de personas. Los sindicatos, sin embargo, respondieron enseguida. Aseguran que el Gobierno solo pretende estabilizar la inflaci¨®n durante estos dos meses para que cierren sus convenios con una subida de solo el 20%. Y ya han advertido que no van a pedir menos del 25%.
¡°Este acuerdo puede ayudar a controlar la inflaci¨®n solo por el momento¡±, augura el economista Ernesto Kritz, ¡°pero su alcance ser¨¢ muy limitado si no va acompa?ado de otras medidas macroecon¨®micas y fiscales como acabar con las restricciones a la importaci¨®n. La mayor¨ªa de las veces que se intent¨® aplicar algo semejante en las d¨¦cadas anteriores, la medida fracas¨®¡±.
Sin embargo, gente como N¨¦stor Burruni, m¨²sico terapeuta y psicoanalista, de 53 a?os, apoya el acuerdo. Burruni acudi¨® el viernes con su pareja a una c¨¦ntrica tienda de electrodom¨¦sticos, una de las que han congelado los precios hasta abril. ¡°Me parece bien que el Gobierno tenga pol¨ªticas firmes contra el monopolio de los precios, igual que las tiene contra el de los medios. Por lo menos se intenta hacer algo; se reconoce que hay un problema. Ojal¨¢ que con esta medida alcance para la canasta de productos b¨¢sicos sin endeudarse. Para nosotros, comprar esa canasta implica gastar unos 4.000 pesos al mes (600 euros en el mercado oficial y 445 en el paralelo). Y no llego si no es endeud¨¢ndome con la tarjeta¡±. N¨¦stor Burruni asume que la clase media, a la que ¨¦l pertenece, es la gran relegada de las pol¨ªticas sociales. ¡°Pero mientras el Gobierno siga favoreciendo a los m¨¢s pobres seguir¨¢ teniendo todo mi apoyo. No me importa sacrificarme¡±.
Lo que temen otros consumidores es que a partir de abril los precios se disparen como nunca. Pero, de momento, las tiendas, los comercios y teatros de Buenos Aires siguen llenos. Y ¡°la gente, consumiendo¡±, como dec¨ªa Fern¨¢ndez.
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