El pont¨ªfice que trat¨® de romper el silencio sobre los abusos sexuales
Benedicto XVI trat¨® de acabar con la impunidad hacia los eclesi¨¢sticos pederastas y orden¨® "tolerancia cero" con el problema
Los esc¨¢ndalos por los abusos sexuales de sacerdotes a menores han marcado la etapa de Benedicto XVI al frente de la Iglesia cat¨®lica. Joseph Ratzinger, que dejar¨¢ su cargo el 28 de febrero, ha sido el primer obispo de Roma que se ha enfrentado al problema. Un mal arrastrado durante d¨¦cadas y silenciado por sus predecesores, especialmente Juan Pablo II. Ratzinger lleg¨® a desandar el camino de su antecesor, que aup¨® a los Legionarios de Cristo, al investigar a su fundador, Marcial Maciel, por decenas de denuncias de abusos a menores, entre otras cosas.
En los siete a?os que ha durado su pontificado, las denuncias por pederastia no han dejado de salir a la luz y han asediado a un Joseph Ratzinger que se ha visto obligado a dar la cara, entonar el mea culpa, pedir perd¨®n a las v¨ªctimas por los a?os de silencio y a emprender una pol¨ªtica m¨¢s activa al descorrer el velo y dejar de mirar hacia otro lado. Los abusos en el seno de la Iglesia no eran un tema desconocido para el cardenal alem¨¢n. Antes de ser elegido, Joseph Ratzinger hab¨ªa dirigido durante 20 a?os la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, instituci¨®n heredera de la antigua Inquisici¨®n. En ese puesto conoci¨® los?delicta graviora, los delitos m¨¢s graves para la Iglesia cat¨®lica, y las denuncias contra los cl¨¦rigos. ¡°?Cu¨¢nta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deber¨ªan estar entregados al Redentor¡±, lleg¨® a afirmar en 2005. Apenas un mes despu¨¦s, el 19 de abril, el s¨ªnodo de cardenales le eleg¨ªa Papa.
Un a?o despu¨¦s de la ¡®fumata¡¯ blanca con la que se comunic¨® su elecci¨®n, Benedicto XVI dio un destacado paso adelante: castig¨® al fundador de los Legionarios de Cristo, el poderoso Marcial Maciel, al ostracismo. El sacerdote mexicano, investigado por pederastia, no fue sometido a un proceso can¨®nico ¡ªpor su edad avanzada, 86 a?os, y su fr¨¢gil salud, dijo Roma¡ª, pero fue obligado a renunciar ¡°a todo ministerio p¨²blico¡± y a llevar ¡°una vida discreta de penitencia¡±.
Ratzinger enton¨® el ¡®mea culpa', pidi¨® disculpas y form¨® comisiones de investigaci¨®n
El pont¨ªfice abr¨ªa entonces una nueva v¨ªa. Y poco a poco, Benedicto XVI reconoci¨® el dolor de las v¨ªctimas y les pidi¨® perd¨®n; se refiri¨® a ellas en muchas de sus intervenciones. Acababa as¨ª una larga etapa de silencio de la Iglesia pese a las crecientes denuncias en los medios de comunicaci¨®n. Los casos no han cesado de proliferar desde entonces ¡ªmuchas v¨ªctimas han perdido el miedo a denunciar¡ª y han provocado la desafecci¨®n de muchos fieles que han reclamado al Vaticano que act¨²e con mano firme contra los cl¨¦rigos abusadores y les lleve ante la justicia. Pero solo en 2012 la Iglesia dio un giro al dejar claro que el abuso sexual a menores no es solo un delito can¨®nico, am¨¦n de un pecado, sino tambi¨¦n un delito perseguido por el Derecho Penal. ¡°Las v¨ªctimas son nuestra prioridad. Los curas, ante el juez¡±, fue el mensaje rubricado con el sello papal. A pesar de todo, las v¨ªctimas han criticado que, pese a la magnitud de las denuncias, pocos religiosos han sido juzgados por abusos.
Los primeros pasos fueron m¨¢s t¨ªmidos. En 2008, durante un viaje a Estados Unidos, Benedicto XVI se reuni¨® por primera vez con las v¨ªctimas, les pidi¨® perd¨®n y anunci¨® prop¨®sito de enmienda. ¡°Casos as¨ª no ocurrir¨¢n m¨¢s¡±, asegur¨® p¨²blicamente. El pont¨ªfice dijo estar ¡°profundamente avergonzado¡± por los esc¨¢ndalos, que han supuesto un duro golpe a la Iglesia cat¨®lica en ese pa¨ªs, donde se han acumulado un gran n¨²mero de denuncias. Las investigaciones encargadas por la Iglesia recog¨ªan ese a?o m¨¢s de 10.600 acusaciones a casi 4.000 sacerdotes por abusos sexuales a menores cometidos entre 1950 y 2002. Denuncias que, para evitar ver a los religiosos sentados en el banquillo, se saldaron con indemnizaciones millonarias que dejaron al borde de la bancarrota a varias di¨®cesis.
En 2008, en EE UU, se reuni¨® por primera vez con v¨ªctimas de abusos
Las disculpas p¨²blicas no supusieron un descanso para el pont¨ªfice. En 2009, dos informes elaborados por la Comisi¨®n de Investigaci¨®n sobre el abuso infantil, creada por el Gobierno irland¨¦s, avivaron el problema: los abusos sexuales y los malos tratos llegaron a ser ¡°end¨¦micos¡± en ese pa¨ªs en las instituciones religiosas, seg¨²n el documento. Y m¨¢s all¨¢: la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica encubri¨® miles de casos, y las autoridades irlandesas silenciaron algunos.
La publicaci¨®n de los informes desencaden¨®, como una ficha de domin¨®, la dimisi¨®n de tres obispos irlandeses ¡ªuno de ellos John Magee, exsecretario de los papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, acusado de encubrir casos en su di¨®cesis¡ª y arrastr¨® a otros de EE UU y Alemania. Adem¨¢s, una exclusiva publicada por el diario The New York Times sobre el sacerdote Lawrence Murphy y sus abusos a unos 200 ni?os sordos en Wisconsin (EE UU) salpic¨® directamente a Benedicto XVI y a su n¨²mero dos por ocultar el caso cuando dirig¨ªan la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe. Murphy lleg¨® a confesar los casos antes de morir, pero nunca fue castigado.
Sin duda, 2010 fue su a?o m¨¢s negro. Los esc¨¢ndalos de pederastia no dejaban de salir a la luz en Estados Unidos, Irlanda, Holanda, Australia, Alemania y B¨¦lgica ¨Cen Espa?a tambi¨¦n ha habido casos, e incluso condenas a sacerdotes--. Un informe encargado por la Conferencia Episcopal belga a una comisi¨®n independiente revel¨® que tambi¨¦n en ese pa¨ªs las agresiones a menores fueron sistem¨¢ticas. Medio millar de ni?os sufrieron abusos sexuales por parte de religiosos y sacerdotes de la Iglesia cat¨®lica de B¨¦lgica entre los a?os cincuenta y ochenta. Trece de ellos se suicidaron.
Ese a?o, el discurso del pont¨ªfice sobre los abusos se hizo m¨¢s contundente: ¡°Pedimos insistentemente perd¨®n a Dios y a las personas afectadas, y queremos prometerles que haremos todo lo posible para que un abuso como ese no suceda nunca m¨¢s¡±, dijo Benedicto XVI ante 15.000 sacerdotes en la plaza de San Pedro durante el acto final del A?o Sacerdotal.
Algo m¨¢s tarde, asediado por los esc¨¢ndalos y las denuncias, Ratzinger cambi¨® de estrategia de las disculpas p¨²blicas hacia una postura algo m¨¢s activa. Hizo limpieza al sustituir algunos de los cargos de la jerarqu¨ªa, form¨® comisiones de investigaci¨®n, revel¨® informes sobre casos y denuncias, envi¨® una circular a todas las di¨®cesis para dar instrucciones de c¨®mo actuar para atajar el problema y trat¨® de endurecer las normas hacia los intolerables abusos. Pese a todo, las v¨ªctimas y sus familias siguieron criticando la escasez de acusaciones ante la justicia de sacerdotes y religiosos implicados en los casos.
En febrero del a?o pasado, Benedicto XVI traslad¨® su mensaje contra la ¡°tragedia¡± de los abusos a los superiores de unas 30 ¨®rdenes religiosas y a los representantes de 110 conferencias episcopales congregados en Roma para un simposio monogr¨¢fico sobre el tema. En ¨¦l, los religiosos escucharon en vivo los testimonios de algunas de las v¨ªctimas. Como la historia de la irlandesa Marie Collins, que relat¨® c¨®mo cuando ten¨ªa 13 a?os, en la cama y enferma, el cura que deb¨ªa ayudarla abus¨® de ella.
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