Espa?a, entre sus obsesiones
Las tres visitas de Ratzinger denotan la inquietud del Vaticano por frenar el ¡°laicismo fundamentalista¡± y evitar el contagio al resto de Europa
Los obispos espa?oles se declararon ayer ¡°afectados y como hu¨¦rfanos¡± por la dimisi¨®n del papa Ratzinger. Lo dijo el cardenal Rouco, que tiene una especial relaci¨®n con el pont¨ªfice saliente. Rouco estudi¨® Teolog¨ªa en Munich y habla con su superior en un alem¨¢n fluido. Quiz¨¢s por eso, Benedicto XVI ha tenido estrechas relaciones con el episcopado espa?ol y les ha honrado de m¨¢s visitas que a ning¨²n otro pa¨ªs. En concreto, Ratzinger vino en tres ocasiones, a Madrid en agosto de 2011; a Santiago de Compostela y Barcelona en 2010, y a Valencia en 2006.
Si las atenciones pastorales del Papa denotan preocupaci¨®n por un pa¨ªs determinado, este c¨²mulo de visitas confirma que al Vaticano le angustia Espa?a, como s¨ªmbolo de relativismo moral y de laicismo fundamentalista. Son los dos ¡°jabal¨ªes que est¨¢n devastando la vi?a¡± del catolicismo europeo, seg¨²n el Papa. Los obispos espa?oles buscaban torcer ese proceso con el apoyo de Ratzinger; y Roma, que no se contagiase al resto de Europa.
La primera vez que Benedicto XVI visit¨® Espa?a fue en julio de 2006. Era el tercer viaje del Pont¨ªfice fuera de Italia tras su elecci¨®n. Ratzinger visit¨® Valencia para presidir el V Encuentro Mundial de las Familias. De esa visita queda todav¨ªa el amargo recuerdo del esc¨¢ndalo de la generosa financiaci¨®n de ese viaje con dinero p¨²blico, investigada por la Justicia dentro de la trama de corrupci¨®n conocida como G¨¹rtel.
Benedicto XVI acus¨® a Zapatero
Cuatro a?os despu¨¦s, Ratzinger pis¨® por segunda vez suelo espa?ol como peregrino a Santiago de Compostela, con motivo del A?o Santo Jacobeo. La visita se prolong¨® con un viaje a Barcelona para consagrar la catedral de la Sagrada Familia. Benedicto XVI volvi¨® al a?o siguiente, esta vez a Madrid, para clausurar la Jornada Mundial de la Juventud. Antes de ser elegido Papa en 2005, el entonces cardenal Ratzinger hab¨ªa visitado Espa?a en seis ocasiones, la primera vez en 1989, invitado por la Universidad Complutense de Madrid y la ¨²ltima en 2002, para asistir a un congreso de Cristolog¨ªa en la Universidad de Murcia.
Ninguno de esos viajes transcurri¨® sin pol¨¦mica, pues Ratzinger los aprovech¨® para apoyar a sus prelados en distintos conflictos con el poder pol¨ªtico. Por ejemplo, de camino a Compostela, el Papa sostuvo que en Espa?a se practicaba entonces, en referencia al Gobierno de Zapatero, ¡°un laicismo agresivo¡±, o que exist¨ªa una clerofobia tan radical como la que se desat¨® en la Segunda Rep¨²blica, entre 1931 y 1936, y en los primeros meses de la guerra incivil provocada por un golpe militar apoyado por la jerarqu¨ªa cat¨®lica.
Lo dicho por Benedicto XVI caus¨® gran revuelo y fue considerado una impertinencia impropia de un hombre sabio. Tambi¨¦n fue diplomacia hostil frente a un Estado que sigue tratando a cuerpo de rey a la Iglesia romana, pese a proclamarse aconfesional y laico en la Constituci¨®n de 1978.
La realidad era entonces clamorosamente distinta y fue el presidente Rodr¨ªguez Zapatero el encargado de explic¨¢rselo en una visita oficial al Vaticano. Pocos Gobiernos han tratado mejor que el ¨²ltimo del PSOE a la Iglesia romana, desde la muerte de Franco y la cancelaci¨®n del nacionalcatolicismo que sirvi¨® de sost¨¦n durante d¨¦cadas al brutal dictador. La Espa?a del siglo XXI no ha cancelado ni uno solo de los privilegios eclesi¨¢sticos, entre otros una situaci¨®n de para¨ªso fiscal absoluto, con la excepci¨®n del IVA. El Gobierno Zapatero cedi¨® incluso a una demanda episcopal deso¨ªda por los presidentes que le precedieron, fuesen de derechas, de centro o de la izquierda. Despu¨¦s de a?os de fracaso del mal llamado impuesto religioso (la idea de que cada religi¨®n se financie con donaciones de los fieles), el Ejecutivo socialista elev¨® en 2007 a definitivo el generoso sistema de financiaci¨®n p¨²blica a la Iglesia cat¨®lica, e incluso increment¨® un 37% la cuota del IRPF que Hacienda entrega a los obispos por las declaraciones de los fieles que lo deseen, sin que estos pongan un euro de su bolsillo.
La Iglesia romana sigue tratada a cuerpo de rey en un Estado aconfesional
Si la fuerza de las iglesias locales se mide por su presencia en el colegio cardenalicio, donde habitan los llamados Pr¨ªncipes de la Iglesia que van a elegir al sucesor de Ratzinger, Espa?a no es, sin embargo, una fuerza en alza. En activo (pero ya jubilables por haber superado con creces la edad reglamentaria de los 75 a?os) y con cargo en archidi¨®cesis espa?olas hay solo dos prelados, Rouco Varela (nacido en 1936), cardenal desde 1998, y el prelado de Barcelona, Llu¨ªs Mart¨ªnez Sistach (1937), cardenal desde hace cinco a?os. Carlos Amigo (1934), em¨¦rito de Sevilla, tiene tambi¨¦n voto en un c¨®nclave al no haber cumplido 80 a?os.
Hay otros cardenales residentes en Espa?a, pero son em¨¦ritos y sin derecho a voto por tener m¨¢s de 80 a?os. Son Francisco ?lvarez Mart¨ªnez, em¨¦rito de Toledo desde 2002 (naci¨® en 1925); Jos¨¦ Manuel Estepa (1926), ex vicario general castrense y cardenal desde hace dos a?os, y Ricard Maria Carles Gordo (1926), em¨¦rito de Barcelona desde 2004.
En Roma viven, sin relaci¨®n con la Iglesia cat¨®lica espa?ola, el riojano Eduardo Mart¨ªnez Somalo (1927), cardenal desde 1988 y camarlengo em¨¦rito del Colegio Cardenalicio y prefecto em¨¦rito de la Congregaci¨®n para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apost¨®lica; Juli¨¢n Herranz (1930), presidente em¨¦rito del Consejo Pontificio para la Interpretaci¨®n de los Textos Legislativos de la Iglesia y cardenal desde 2003; Santos Abril (1930), arcipreste de la bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa la Mayor de Roma, y Antonio Ca?izares Llovera, el m¨¢s joven de todos (naci¨® hace 68 a?os), exprimado de Toledo y actual prefecto de la Congregaci¨®n para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
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