La guerra llama a la puerta de Damasco
El Ej¨¦rcito de El Asad bombardea los suburbios de la capital siria Los rebeldes y las fuerzas del r¨¦gimen combaten a ocho kil¨®metros del centro
Los rebeldes sirios han dado a su ofensiva sobre Damasco el ¨¦pico nombre de La Gran Epopeya. El r¨¦gimen de Bachar el Asad no la ha bautizado, pero act¨²a como si fuese La Batalla Definitiva. Desde que el Ej¨¦rcito Libre Sirio (ELS) se hiciera fuerte la semana pasada en el distrito de Jobar, a menos de cuatro kil¨®metros de la Gran Mezquita de los Omeyas, el Ej¨¦rcito lo bombardea sin escatimar munici¨®n. Durante el d¨ªa, los cazas Mig machacan el suburbio. Al caer el sol, la artiller¨ªa toma el relevo y los tanques abren fuego a destajo. La guerra, que antes se desarrollaba a cientos de kil¨®metros, en Homs o Alepo, se libra ahora a las puertas de la capital, a plena luz del d¨ªa, ante la estupefacci¨®n y el p¨¢nico de sus casi dos millones de habitantes.
Al despuntar el alba, las columnas de humo se elevan en el horizonte formando una media luna que se extiende de sur a este, desde el distrito de Jobar, donde se libran los combates m¨¢s feroces, hasta Daraya. El campo de batalla abarca tambi¨¦n los suburbios de Mleha, Beit Sahem y Kadam. Ninguno se encuentra a m¨¢s de ocho kil¨®metros del centro, donde la jornada transcurre bajo el eco de las bombas, cuyo estruendo hace temblar los edificios m¨¢s altos.
¡°Hasta hace poco, todo se ve¨ªa y se o¨ªa lejano. Pero ya no¡±, comenta agitado Marwan, un joven empleado de una cafeter¨ªa en el distrito de Jaramane, que de nuevo pasar¨¢ la tarde mano sobre mano porque, ¡°sin electricidad, no hay trabajo¡±. Los continuos cortes de luz, tres horas de cada seis, que provocan cortes de agua por la imposibilidad de hacer funcionar las bombas el¨¦ctricas, acrecientan la sensaci¨®n de sitio.
Quienes pueden permit¨ªrselo se han ido al campo. Otros han venido a refugiarse al centro, con la esperanza de ponerse a salvo. Por eso, los alquileres han subido hasta un 50% y los hoteles han colgado el cartel de completo. Una aut¨¦ntica milla de oro cuya mayor riqueza es ofrecer seguridad frente a los combates que llaman ya a las puertas de la capital.
Sin embargo, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil delimitar esta zona verde. Hasta hace pocas semanas, se correspond¨ªa con el distrito centro, en torno a la Ciudad Vieja, pero la ofensiva rebelde y la contraofensiva del r¨¦gimen la han hecho menguar sensiblemente. ¡°El centro de Damasco ha encogido. Empieza donde est¨¢ usted y termina en el pr¨®ximo check point¡±, explica con una sonrisa el taxista Mohamad. A solo un kil¨®metro, en la plaza Al Abasiyin, un fuerte cord¨®n militar delimita hoy la frontera. Los continuos controles de seguridad provocan interminables atascos a cualquier hora del d¨ªa. Atrapados en sus veh¨ªculos, los conductores guardan silencio cuando el estruendo de las bombas, que retumba como un trueno, hace enmudecer los transistores. ¡°?Puede imaginarse un lugar peor donde estar?¡±, pregunta Mohamad, ya perdida la sonrisa.
En la calle Abou Roumane, donde se respira un falso aire de normalidad, la ¨¦lite de la sociedad damascena finge no o¨ªr los bombardeos mientras degusta el t¨¦ de la tarde. Por la noche, junto al Parlamento, el eco de las explosiones se mezcla con el sonido a todo volumen de la televisi¨®n de un cafet¨ªn cuya clientela sigue el Real Madrid-Manchester.
Desde el amanecer, decenas de personas hacen cola frente a la oficina de inmigraci¨®n en el distrito de Baramke. Aunque aqu¨ª las bombas caen peligrosamente cerca, nadie se mueve un mil¨ªmetro de la cola para no perder el turno. Esperan conseguir un pasaporte, el salvoconducto que les permitir¨¢ escapar de un pa¨ªs que desde hace dos a?os se desangra en una carnicer¨ªa interminable.
La cola ante la oficina de inmigraci¨®n es a¨²n mayor que la que se forma ante la panader¨ªa p¨²blica de Mezze, donde el r¨¦gimen distribuye diariamente pan barato para casi 7.000 personas. El precio de una bolsa de pan en el mercado ronda las 100 libras sirias, pero aqu¨ª se vende por 15. Muchos clientes vienen de pueblos vecinos que han quedado desabastecidos de los productos m¨¢s b¨¢sicos a causa de los combates.
La panader¨ªa de Mezze permanece abierta 24 horas al d¨ªa, pero la espera es larga y a veces se caldean los ¨¢nimos. ¡°Al Asad nos da pan, los rebeldes nos lo quitan¡± grita un anciano. Varios compa?eros de cola asienten. Alaban la bondad del presidente, como si subvencionase el pan con su patrimonio personal. ¡°El Gobierno tiene aviones y no tardar¨¢ en vencer¡±, pronostica Samir se?alando al cielo, a punto ya de recibir su raci¨®n. As¨ª deber¨ªa ser. Pero la cada vez mayor proximidad de los combates al centro de la ciudad demuestra que la aplastante ventaja militar del r¨¦gimen no est¨¢ consiguiendo inclinar la balanza a su favor de manera definitiva.
¡°?Qui¨¦n est¨¢ ganando? Solo Dios sabe¡±, se responde resignado Ibrahim Halabi, director de una peque?a inmobiliaria bajo el puente Victoria, mientras observa el temblor que la ¨²ltima explosi¨®n provoca en su taza de caf¨¦. ¡°Puede que solo lo sepa el 10% de los que luchan contra el r¨¦gimen y el 10% de los que lo defienden. Los dem¨¢s no nos enteramos de nada. Quiz¨¢ sea mejor as¨ª¡±.
Siga las cr¨®nicas de Mariela Rubio desde Damasco en la Cadena SER.
Avance insurgente en la zona petrolera del noreste del pa¨ªs
Milicianos rebeldes, encabezados por el grupo Al Nusra, considerado terrorista por EE UU por sus v¨ªnculos con Al Qaeda, tomaron ayer la ciudad de Shadade tras tres d¨ªas de duros combates. Ese avance les coloca a solo 45 kil¨®metros de Hasaka, la capital de la provincia hom¨®nima, fronteriza con Irak y productora de petr¨®leo.
Los combates para tomar Shadade fueron feroces. Murieron al menos 30 combatientes de Al Nusra y m¨¢s de cien soldados sirios, seg¨²n el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, citado por Reuters. Precisamente ayer fue publicado en la red social YouTube un v¨ªdeo donde se ve a combatientes del grupo yihadista celebrando la toma de la ciudad al grito de ¡°Al¨¢ es grande, Nusra, Nusra¡±.
Unidades rebeldes controlan ahora Shadade y la vecina ciudad de Ghabsa tras haber expulsado de all¨ª a las fuerzas de seguridad del r¨¦gimen de Bachar el Asad y a los servicios de espionaje y haber tomado sus cuarteles. ¡°Shadade y Ghabsa est¨¢n ahora bajo nuestro control. En los pr¨®ximos d¨ªas avanzaremos hacia la ciudad de Hasaka¡±, declar¨® por tel¨¦fono a la agencia Omar abu Laila, portavoz de los insurgentes.
La provincia del mismo nombre tiene una poblaci¨®n de ¨¢rabes y kurdos y es esencial en la producci¨®n de petr¨®leo de Siria, que ha ca¨ªdo en torno a un tercio ¡ªa unos 100.000 barriles al d¨ªa¡ª desde que en 2011 estallaron las revueltas pac¨ªficas contra el r¨¦gimen.
¡°Tomar una capital [provincial] como Hasaka es importante para la oposici¨®n pero el PKK [la guerrilla kurda] est¨¢ arraigado all¨ª y se debe alcanzar un acuerdo con ellos¡±, recalc¨® el activista kurdo Masud Akko a Reuters.
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