¡°Centroam¨¦rica no tiene la ayuda que necesita. Ni la tendr¨¢¡±
El presidente guatemalteco afirma que el narcotr¨¢fico es "como un globo. Si se aprieta por un lado se infla por otro"
Al d¨ªa siguiente de proponer una regulaci¨®n de las drogas, en diciembre de 2011, el presidente de Guatemala, Otto P¨¦rez Molina, de 62 a?os, se encontr¨® con el rechazo p¨²blico de EE UU a trav¨¦s de su Embajada. Tres meses despu¨¦s, convoc¨® a los pa¨ªses centroamericanos a una cumbre para debatir el tema. Honduras, El Salvador y Nicaragua, tres pa¨ªses de seis, la boicotearon. ¡°Al inicio fue muy duro¡±. Hasta la Cumbre de las Am¨¦ricas del verano pasado no empez¨® a ver ninguna comprensi¨®n hacia una idea que pretend¨ªa cambiar la frustrante lucha contra las drogas. All¨ª, ¡°Obama dijo que estaban dispuestos a explorar nuevas rutas. Aunque no hab¨ªan cambiado de opini¨®n, estaban abiertos al di¨¢logo¡±.
M¨¢s de un a?o despu¨¦s de poner el debate sobre la mesa, cree que la idea no ha muerto. ¡°Creo que poco a poco ha ido ganando terreno, aunque falta mucho. Sab¨ªa desde el principio que no iba a cuajar en seis meses ni en un a?o. Es buscar una ruta completamente diferente. Lleva tiempo, discusi¨®n, debate¡±, dice.
?l niega haber rebajado sus expectativas. ¡°Al final no hay mucho por donde caminar en este tema. O seguimos haciendo lo mismo que los ¨²ltimos 50 a?os, o hacemos cosas nuevas. Y cosas nuevas se van a concretar en la regulaci¨®n de las drogas¡±. P¨¦rez pretende que el cambio comience por que la ONU haga una nueva clasificaci¨®n de los estupefacientes seg¨²n nivel de peligrosidad.
La regulaci¨®n de las drogas es la idea m¨¢s sugerente en Centroam¨¦rica, que tiene las cifras de violencia m¨¢s altas del mundo. Una zona que, sin embargo, est¨¢ muy lejos de ser una prioridad internacional. Centroam¨¦rica ¡°no tiene la ayuda que deber¨ªa tener, ni creo que la vaya a tener. Hubo una reuni¨®n en Guatemala hace ya tres a?os, con compromisos para apoyar la Estrategia de Seguridad Centroamericana, como se llam¨®. De esos compromisos, ni siquiera ha llegado el 10%¡±.
Constatado ese fracaso, ¡°lo que nos toca es poner cada pa¨ªs sus propios recursos¡±, afirma. P¨¦rez Molina defiende que ha demostrado en el primer a?o que pueden bajar las cifras de homicidios. Cita un programa en la capital que ha reducido la criminalidad un 23% en el ¨²ltimo a?o. ¡°No estamos condenados¡±, proclama.
Guatemala es un ejemplo de c¨®mo el narcotr¨¢fico salta por encima de Estados y fronteras en la regi¨®n. Nunca desaparece, solo se muda o se transforma. ¡°Los carteles mexicanos, con la presi¨®n que les puso el presidente [Felipe] Calder¨®n, se movieron hacia Guatemala [al sur]. Por ejemplo, el grupo sanguinario de los Zetas. Y no vinieron a convivir con las organizaciones de narcotr¨¢fico guatemaltecas, sino a imponerse a asesinar a los que no se someten¡±. El mensaje, sin embargo, no puede ser pedir a los pa¨ªses vecinos que bajen la presi¨®n. ¡°Esto es como un globo. Si se aprieta por un lado se infla por el otro. Por ejemplo, nosotros hicimos nuestra propia presi¨®n y los narcotraficantes se fueron m¨¢s al sur y esto le cuesta a Honduras altos niveles de violencia¡±.
En esa presi¨®n tiene un papel principal del Ej¨¦rcito, que ahora los guatemaltecos ven en las calles haci¨¦ndose cargo de la seguridad ciudadana. P¨¦rez Molina, que fue general, particip¨® en la guerra civil (1960-1996) y en sus acuerdos de paz, niega una sensaci¨®n de militarizaci¨®n del pa¨ªs. ¡°No he ampliado el poder del Ej¨¦rcito ni lo he utilizado para luchar contra los narcotraficantes. Lo que hemos hecho es pedirle que se implique m¨¢s en la seguridad. Nos encontramos una polic¨ªa con 23.000 efectivos para 14 millones de guatemaltecos. Son 1,6 por 1.000 habitantes. Los est¨¢ndares internacionales recomiendan 4 por 1.000. Vamos a sacar 15.000 agentes en estos cuatro a?os. En la medida que haya m¨¢s agentes de polic¨ªa, el Ej¨¦rcito se ir¨¢ retirando de esas funciones¡±.
P¨¦rez Molina asegura que, en ¨²ltima instancia, el Ej¨¦rcito est¨¢ sometido en estas funciones al ministro de Gobernaci¨®n. Las heridas m¨¢s profundas de Guatemala (alrededor de 200.000 muertos la guerra civil entre 1960 y 1996) volver¨¢n a sangrar este verano, cuando se abra el juicio por genocidio y cr¨ªmenes contra la humanidad del exdictador Efra¨ªn R¨ªos Montt, por una matanza de ind¨ªgenas en 1983. No es el ¨²nico pa¨ªs latinoamericano (Argentina o Per¨²) que tiene que convivir con sus exdictadores. P¨¦rez Molina se declara partidario de que los cr¨ªmenes del pasado reciente latinoamericano se investiguen hasta el final y se juzguen.
¡°Creo que es parte de la b¨²squeda de la reconciliaci¨®n, en este caso para los guatemaltecos. Este es un caso paradigm¨¢tico, de alto impacto, impensable hace 20 a?os en Guatemala. Muestra los cambios en el pa¨ªs en la lucha contra la impunidad¡±.
P¨¦rez Molina era general del Ej¨¦rcito cuando sucedieron los hechos juzgados. Afirma no temer a la revisi¨®n de aquellos a?os. ¡°No. Para nada. Lo que no podemos negar es que hubo excesos y abusos, como en toda guerra. Siempre ha habido abusos y desmanes. Esperamos que se aplique la justicia, sin parcialidad. Como presidente, ser¨¦ respetuoso¡±.
El presidente de Guatemala ha estado en Espa?a tres d¨ªas de visita oficial antes de viajar a Italia y el Vaticano. All¨ª, el s¨¢bado, esperaba convencer al papa Benedicto XVI de que visitara su pa¨ªs, como escala en el viaje que tiene programado a Brasil. P¨¦rez ser¨¢ el ¨²ltimo jefe de Estado al que reciba el Papa antes de renunciar. ¡°La invitaci¨®n ser¨¢ para el siguiente papa¡±.
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