La guerra de divisas
Hollande ha pedido que Europa se dote tambi¨¦n de una pol¨ªtica de cambio
En el contexto de crisis que atravesamos, se ha producido una buena noticia bajo la forma de una peque?a frase, una sola, del discurso de Barack Obama sobre el estado de la Uni¨®n. El presidente norteamericano retom¨® por su cuenta la idea de una vasta zona de librecambio entre Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. En el marco de la actual corriente cuasi aislacionista y proteccionista, es evidentemente una iniciativa capital. Y es fruto de la constataci¨®n, sin duda tard¨ªa, pero real, de que una Europa d¨¦bil es un factor de debilitamiento para Estados Unidos. Esta constataci¨®n no era evidente, pues, por el contrario, todo hac¨ªa pensar que en la fase precedente Wall Street hab¨ªa maniobrado, al menos tanto como la City de Londres, por la profundizaci¨®n de la crisis europea. Sin embargo, algunas voces han puesto de manifiesto que, ante la b¨²squeda de una reactivaci¨®n del crecimiento a ambos lados del Atl¨¢ntico, tal vez lo m¨¢s simple fuese acercar posiciones. Y, por su parte, la Uni¨®n Europea, con la construcci¨®n del mercado ¨²nico, est¨¢ ah¨ª para recordar qu¨¦ formidable instrumento de crecimiento y progreso puede representar la apertura de fronteras y la instauraci¨®n de una zona de librecambio. La cuota de Europa en el mercado norteamericano es m¨¢s importante que la de China y, por su tama?o, el mercado europeo es hoy por hoy uno de los m¨¢s importantes del mundo, si no el m¨¢s importante.
La sorpresa viene del hecho de que los congresistas dem¨®cratas y republicanos est¨¢n estudiando el asunto, mientras que la Comisi¨®n de Bruselas ya est¨¢ manos a la obra. Ha comenzado una carrera de obst¨¢culos, pero en la direcci¨®n adecuada. No obstante, por ahora, nos enfrentamos a una realidad mucho menos optimista, a saber, los proleg¨®menos de una guerra de divisas. En efecto, para reactivar su econom¨ªa, Jap¨®n ha puesto en marcha una pol¨ªtica de cambio que persigue la depreciaci¨®n del yen. Por otro lado, Estados Unidos practica desde hace varios a?os una pol¨ªtica basada tambi¨¦n en un d¨®lar d¨¦bil. Tanto en un caso como en otro, se trata de defender intereses nacionales, pero las consecuencias son principalmente internacionales. Y la v¨ªctima designada de estas pol¨ªticas de yen d¨¦bil y d¨®lar d¨¦bil es evidentemente el euro, que vuelve a ser demasiado caro.
Fran?ois Hollande ha sido el primero en dar la se?al de alarma, aun a riesgo de contrariar, aqu¨ª o all¨¢, a algunos de sus socios, y ha pedido que Europa, a trav¨¦s del Banco Central, se dote tambi¨¦n de una pol¨ªtica de cambio, en vez de contentarse con ser el resultado de las pol¨ªticas norteamericanas y, ahora, japonesas. Teniendo en cuenta la intensidad de los intercambios entre ambas orillas del Atl¨¢ntico, nuestro principal problema es, claro est¨¢, la paridad euro-d¨®lar. La paradoja es que, tras los ataques contra el euro, la moneda europea vuelve a ser fuerte. Inmediatamente, se ha dado en pensar que esta es una garant¨ªa de su perennidad, pues una moneda fuerte es una moneda que inspira confianza. Pero necesitamos sacar a la zona euro de la recesi¨®n, y sabemos que un euro que vale 1,10 d¨®lares es una garant¨ªa para la reactivaci¨®n de nuestras exportaciones, mientras que una cotizaci¨®n igual o superior a 1,30, como la actual, representa una amenaza de retroceso para estas. A decir verdad, solo Alemania parece satisfecha con la situaci¨®n actual, aunque algunos grandes empresarios germanos empiezan a comprender el peligro que representa la guerra de divisas que se perfila en el horizonte y que nos obligar¨¢ a defendernos.
Por el momento, otros dos peligros amenazan a Europa con un retorno de la crisis: las situaciones italiana y espa?ola. Baste recordar que apenas est¨¢bamos empezando a salir de la crisis de las deudas soberanas cuando los europeos obtuvieron la partida de Silvio Berlusconi y se inici¨® la experiencia Monti. Evidentemente, un retorno del populismo en Italia tras las legislativas que tendr¨¢n lugar dentro de una semana ser¨ªa una se?al calamitosa que, con toda certeza, acarrear¨ªa una nueva oleada de ataques especulativos contra la Uni¨®n Europea. Y lo mismo cabe decir del actual debilitamiento del Gobierno espa?ol como resultado de un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que puede abrir un periodo de incertidumbre en Espa?a del que tambi¨¦n se aprovechar¨ªan inmediatamente los mercados y todos aquellos que no han renunciado a hacer sucumbir a la zona euro.
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