Jueces y fiscales se convierten en el ¨²nico freno a los abusos del poder
Las investigaciones judiciales muestran que la corrupci¨®n sigue muy viva
Roberto Formigoni es un tipo con suerte. No solo porque sea presidente de Lombard¨ªa ¡ªla regi¨®n m¨¢s rica de Italia¡ª desde hace 17 a?os. Ni siquiera porque pertenezca a Comuni¨®n y Liberaci¨®n, uno de los movimientos ultracat¨®licos y ultraconservadores que quitan y ponen reyes en el Vaticano y en el mundo de la pol¨ªtica y los negocios en Italia. Tambi¨¦n porque durante toda su vida se las ha ingeniado para no pagar una ca?a. El mismo d¨ªa que Benedicto XVI se desped¨ªa poniendo sus manos sobre los hombros del cardenal Angelo Scola, arzobispo de Mil¨¢n, amigo suyo, gran exponente tambi¨¦n de Comuni¨®n y Liberaci¨®n y uno de los papables ante el pr¨®ximo c¨®nclave, los jueces volv¨ªan a poner los focos sobre Formigoni y demostraban que el piadoso presidente no hab¨ªa pagado de su bolsillo nada en su vida.
Todo, desde vacaciones de lujo en lugares paradis¨ªacos hasta un simple bote de crema para el cutis, era sistem¨¢ticamente sufragado por sus poderosos amigos. Los mismos que, a su vez, se beneficiaban de su poder para seguir haciendo negocios a costa de la administraci¨®n. Formigoni y Scola, el presidente y el cardenal, forman parte de ese c¨ªrculo de poder fuerte, impenetrable, oscuro, que teje sus redes de forma particular en Italia y el Vaticano y cuya ambici¨®n sin l¨ªmites solo es frenada, a duras penas, por la acci¨®n de jueces y fiscales. La pasada semana ¡ªmientras el Papa renunciaba y los partidos pol¨ªticos med¨ªan sus fuerzas en la campa?a electoral¡ª, una serie de operaciones judiciales de alto nivel han vuelto a poner en evidencia que, dos d¨¦cadas despu¨¦s de Tangentopoli, la corrupci¨®n sigue siendo moneda com¨²n.
Ya no se trata solo de los esc¨¢ndalos ligados a Berlusconi ¡ªde quien los jueces que lo condenaron por evasi¨®n de capitales dijeron que ten¨ªa ¡°tendencia a delinquir¡±¡ª, sino empresas de primer¨ªsimo nivel como Finnmecanica o el Monte dei Paschi di Siena, el banco en funcionamiento m¨¢s antiguo del mundo. Basta asomarse a las investigaciones judiciales para ver muy n¨ªtidamente c¨®mo la red de intereses, de manejos sucios, transita con mucha naturalidad por encima de los partidos, saliendo y entrando del Vaticano, cuya resistencia a la hora de aclarar los fondos del IOR no hace m¨¢s que agrandar la sombra de sospecha. Los pol¨ªticos de todos los partidos tradicionales ¡ªa excepci¨®n de Berlusconi, cuya soluci¨®n ser¨ªa dejar a jueces y fiscales sin capacidad de investigar¡ªse quejan p¨²blicamente del desprestigio de la pol¨ªtica, del ascenso del Movimiento 5 Estrellas, a quien acusan de no tener programa y de aprovecharse en exclusiva del hartazgo y la rabia de los electores. Unos electores que estos d¨ªas han visto c¨®mo los mismos personajes poderosos que mueven los hilos del Monte dei Paschi, tradicionalmente ligado a la izquierda, tambi¨¦n aparecen en los ¨®rganos de poder del banco del Vaticano. Que la ¨²ltima batalla del poder vaticano haya tenido como objetivo, precisamente, el dinero de la Iglesia es muy significativo.
El centroizquierda italiano, con la miel de la victoria en los labios, se queja de que el juez antimafia Antonio Ingroia, reci¨¦n aterrizado en la pol¨ªtica, pueda quitarle votos dirigi¨¦ndose a su mismo electorado y, lo que es peor, situando en parecido nivel ¨¦tico a Silvio Berlusconi, quien durante 20 a?os ha inoculado en la vida pol¨ªtica italiana su manera tramposa de hacer negocios, con quienes se han afanado en combatirlo. Pero, a cuenta de las investigaciones judiciales que a¨²n pesan sobre el Vaticano en torno a un presunto delito de blanqueo de capitales a trav¨¦s del IOR, Ingroia ha declarado: ¡°El Estado italiano transfiere cada a?o al Vaticano 1.000 millones de euros en concepto del 8 por mil ¡ªla donaci¨®n voluntaria que hace cada contribuyente a la Iglesia en su declaraci¨®n de la renta¡ª. Pues bien, es un esc¨¢ndalo que tal cantidad de dinero desaparezca inmediatamente del circuito bancario italiano en busca de otros bancos, como por ejemplo el Deutsche Bank, que no hacen demasiadas preguntas sobre la procedencia de los fondos. Y ning¨²n pol¨ªtico, tampoco los de la izquierda, se han quejado. La respuesta es que La Casta tiene siempre la misma actitud frente a los poderes fuertes y el Vaticano es un poder fort¨ªsimo. Hay muy pocos pol¨ªticos rectos. Hace falta coraje. Y los jueces y fiscales pueden ayudar¡±.
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