Anarcofascismo, antisistema
Desde el anarquismo nos acercamos al fascismo, conforme las propuestas, los gestos y las palabras conciernen a la lucha pol¨ªtica
En principio, puede parecer absurda tal calificaci¨®n adjudicada al Movimiento 5 estrellas capitaneado en Italia por un c¨®mico sin gracia, Beppe Grillo. Lo es menos si pensamos que Mussolini ya se apoy¨® en el antipoliticismo de los sindicalistas revolucionarios, muchos de los cuales se adhirieron al fascio, y que por aquello de que un poder es susceptible de ser destruido, pero sin que el poder admita vac¨ªos, salvo si creemos en la Disneylandia de Ken Loach, las formas de poder anarcosindicalistas en la guerra civil tuvieron buena carga de jacobinismo al rechazar ¡ªcomo ahora hace Grillo¡ª, la forma democr¨¢tica. El malestar social, como ocurriera con el 15-M, encuentra grandes dificultades para cuajar en un movimiento pol¨ªtico eficaz; en Italia 1920, como ahora en Italia 2013, ha encontrado el liderazgo de un demagogo, con una orientaci¨®n antisistema de que carec¨ªa Berlusconi.
La funci¨®n cre¨® el ¨®rgano, en un pa¨ªs que gusta de los aspirantes a ejercer como l¨ªderes carism¨¢ticos. La agudizaci¨®n de la crisis, especialmente grave para la gente de veinte y treinta a?os, la multiplicaci¨®n de los casos de corrupci¨®n, el desprestigio de la clase pol¨ªtica en la era Berlusconi, favorecen la aparici¨®n de un redentor dispuesto a remediar tantos males, proponiendo como ant¨ªdoto que bajo su gu¨ªa el hombre cualquiera, al que siempre se supone portador de valores positivos, se enfrente a ese poder nocivo y corrupto, y lo destruya. A ¨¦l y a sus favorecedores, que para este nuevo Pepito Grillo, son en primer t¨¦rmino los medios, la televisi¨®n y los peri¨®dicos (a los que proh¨ªbe el acceso a sus m¨ªtines).
Por medio de Internet y de las movilizaciones de plaza p¨²blica ¡ªdeslizamiento hacia formas dictatoriales disfrazadas de asamble¨ªsmo¡ª se practicar¨¢ una democracia directa, sustitutiva de la parlamentaria, y todos los bienes se har¨¢n realidad, desde las pensiones, las limitaciones de los altos sueldos, las exigencias ecol¨®gicas. ?Qu¨¦ m¨¢s puede ofrecerse para atraer a los desilusionados de un sistema en doble crisis, econ¨®mica y pol¨ªtica? Son formas de vieja demagogia, aplicadas desde una tecnolog¨ªa moderna, con el mismo fin de siempre: la movilizaci¨®n acr¨ªtica de las masas.
Es extra?o que Dario Fo haya respaldado, y con su presencia en el mitin de Mil¨¢n, semejante cosa. Adriano Celentano ya extra?a menos. De paso, los enfervorizados grillini cubren de insultos al cantante Edoardo Bennato, que ha presentado su canci¨®n sat¨ªrica Al diablo con el grillo parlante.
Desde el anarquismo nos acercamos al fascismo, conforme las propuestas, los gestos y las palabras conciernen a la lucha pol¨ªtica.
Para los adversarios, insultos: Bersani es Gargamel, ¡°un par¨¢sito¡±, Monti es Rigor Mortis. El lenguaje de los j¨®venes fascistas, es recuperado para anunciar el asalto al Parlamento: ¡°Rend¨ªos. Est¨¢is cercados. Vuestra historia ha acabado¡±. ?l tiene la f¨®rmula m¨¢gica para sustituir a la democracia, con el protagonismo de la gente normal; es decir, suyo. En el gran mitin de clausura en San Juan de Letr¨¢n, bajo la lluvia, ordena: ¡°?Cerrad los paraguas!¡±. Y todos se cierran. El sesent¨®n vociferante, gritando a borbotones, espera el triunfo de su marcha sobre Roma, de su tsunami. Pero los problemas que se?ala est¨¢n ah¨ª.
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