Berl¨ªn, de muro a puerta
El exministro Enrique Bar¨®n encabeza su biograf¨ªa pol¨ªtica con una cita de Kavafis en la que alaba los viajes largos, porque est¨¢n llenos de peripecias y experiencias Como presidente del Europarlamento vivi¨® la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn

El 9 de noviembre de 1989 cay¨® el muro que hab¨ªa convertido la hel¨¦nica Puerta de Brandeburgo de hist¨®rico acceso a Berl¨ªn en barrera infranqueable. Una ciudad y un pa¨ªs partidos por un tel¨®n de acero, pero tambi¨¦n un continente y un mundo dividido en dos, resultado de las conferencias de Yalta y Potsdam. Esa noche me encontraba en el hotel Plaza de Roma con mi esposa, prepar¨¢ndonos para la cena que ofrec¨ªa el Gobierno italiano con motivo de mi visita oficial a Italia. Recib¨ª una llamada de un joven periodista, Marco Zatterin, comunic¨¢ndome que hab¨ªa ca¨ªdo el muro de Berl¨ªn y pidi¨¦ndome una declaraci¨®n al respecto. Mi respuesta fue preguntarle si hab¨ªa ca¨ªdo en sentido propio o figurado. Como ¨¦l tampoco lo sab¨ªa, nos dimos media hora de tiempo para verificar aquella noticia.
?En realidad, lo que acababa de pasar era que hacia las siete de la tarde, en una conferencia de prensa de G¨¹nter Schabowski, portavoz del Politbur¨®, retransmitida en directo por televisi¨®n, el periodista italiano Riccardo Ehrman pregunt¨® por una regulaci¨®n que permit¨ªa a los ciudadanos de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) salir un m¨¢ximo de treinta d¨ªas al a?o con grandes trabas burocr¨¢ticas. El portavoz se puso nervioso y reley¨® el texto: ¡°Hoy hemos decidido aprobar una regulaci¨®n que permite a todo ciudadano de la RDA salir del pa¨ªs por los puestos de frontera¡±. ¡°?Cu¨¢ndo entra en vigor?¡±, volvi¨® Ehrman a insistir. Ab sofort! [De inmediato], respondi¨® Schabowski. Ehrman transmiti¨® entonces la ca¨ªda del Muro a su jefe, que le dijo que se hab¨ªa vuelto loco. A?os despu¨¦s, el periodista revel¨® que una ¡°garganta profunda¡± del Politbur¨® le hab¨ªa soplado la pregunta.
No nos pill¨® de nuevas el tema, sino la rapidez del acontecimiento. A lo largo del a?o se hab¨ªan ido acumulando los signos precursores de que el bloque sovi¨¦tico era una olla a presi¨®n hirviendo al l¨ªmite.
Hubo reacciones positivas de inmediato del canciller Kohl, apoyado por Bush y Felipe Gonz¨¢lez, al lado de clamorosos silencios
En el coraz¨®n del imperio sovi¨¦tico, la pol¨ªtica de Mija¨ªl Gorbachov de perestroika [reestructuraci¨®n] y glasnost [transparencia], m¨¢s apreciada en Occidente que en su propia casa, tras el beso de rigor hab¨ªa fulminado al apparatchik Erich Honecker, veterano l¨ªder de la RDA, con un lapidario augurio: ¡°La vida castiga a los que llegan tarde¡±. Honecker fue destituido el 18 de octubre, tres semanas antes de la ca¨ªda del Muro. Meses antes, en abril, la siempre rebelde Polonia hab¨ªa celebrado elecciones con un 99% de diputados electos de Solidarnosc y la formaci¨®n del Gobierno de Tadeusz Mazowiecki, y en verano, el h¨²ngaro Gyula Horn hab¨ªa derribado la barrera con Austria mientras que turistas de la Alemania del Este ocupaban las embajadas de la Alemania Federal para pasarse al Oeste. Tambi¨¦n se produc¨ªan manifestaciones multitudinarias en Checoslovaquia.
Ante el hecho, hubo reacciones positivas de inmediato del canciller Helmut Kohl, apoyado por el presidente George Bush s¨¦nior y por Felipe Gonz¨¢lez, al lado de clamorosos silencios europeos que reflejaban los temores de volver al pasado y el deseo de mantener un statu quo expresado en el c¨ªnico comentario de Fran?ois Mauriac: ¡°Quiero tanto a Alemania que estoy contento de que haya dos¡±.
Tras hacer una primera declaraci¨®n favorable, convoqu¨¦ una reuni¨®n extraordinaria de la Mesa Ampliada (¨®rgano que reun¨ªa a la Conferencia de Presidentes y la Mesa del Parlamento Europeo) el 16 de noviembre para estudiar la respuesta a dar. En paralelo, curs¨¦ invitaciones al presidente Mitterrand y al canciller Kohl para comparecer a d¨²o, iniciativa sin precedentes. Ambos aceptaron de inmediato. (...)
Kohl le tom¨® la palabra al nuevo jefe de Gobierno de la RDA, Hans Modrow (un pol¨ªtico comunista aperturista, m¨¢s tarde eurodiputado), sobre las reformas anunciadas y la necesidad de eliminar el monopolio del SED (Partido Socialista Unificado) para poder ejercer libremente el derecho a la autodeterminaci¨®n. Al respecto, consider¨® necesario expresar la filosof¨ªa de la RFA, en la que el Gobierno manten¨ªa firmemente el objetivo formulado ya por Konrad Adenauer: ¡°Una Alemania libre y unida en una Europa libre y unida¡±, doble obligaci¨®n constitucional inscrita en la Ley Fundamental, y recalc¨® que la tarea ten¨ªa ¡°una dimensi¨®n global europea¡±. (¡)
El presidente de la Comisi¨®n, Jacques Delors, tras saludar el acontecimiento y asumir la responsabilidad de poner en pr¨¢ctica las medidas propuestas por el presidente Mitterrand en nombre del Consejo, retom¨® la definici¨®n de Giscard sobre el nacimiento pol¨ªtico del Parlamento Europeo, expres¨® compartir los sentimientos de emoci¨®n y alegr¨ªa, y a?adi¨® ¡°solidaridad para con nuestros amigos alemanes a ambos lados del tel¨®n de acero en v¨ªas de desaparici¨®n¡±. (¡)

El debate se cerr¨® con la votaci¨®n por mayor¨ªa aplastante de una resoluci¨®n en la que se valoraba la apertura del Muro a partir de la aspiraci¨®n pac¨ªfica a la libertad de las personas, se reconoc¨ªa el derecho de autodeterminaci¨®n de la poblaci¨®n de la RDA, incluida la posibilidad de ser parte de una Alemania reunificada en una Europa unida, se ped¨ªa una r¨¢pida respuesta de la CE en el terreno de la ayuda y la cooperaci¨®n para la Europa central y del este, ¡°en cuyo marco pueda hacerse el ofrecimiento de unas vinculaciones institucionalizadas a todos aquellos pa¨ªses que lo deseen¡± (t¨ªmido eufemismo para designar la adhesi¨®n) y, last but not least, insist¨ªa en la importancia de una pol¨ªtica de seguridad mutua y de las negociaciones de desarme en v¨ªsperas de la cumbre Bush-Gorbachov. El canciller Kohl coment¨® m¨¢s tarde su asombro ante el apoyo a la resoluci¨®n de la cuesti¨®n alemana, tanto en el Parlamento Europeo como entre los jefes de Gobierno de la familia socialista.
El debate en el Parlamento Europeo tuvo la importancia de su oportunidad, al realizarse menos de dos semanas despu¨¦s de la ca¨ªda del Muro, y por el car¨¢cter de sus participantes, l¨ªderes y parlamentarios que hab¨ªan vivido, participado o sufrido en su mayor¨ªa la guerra mundial. (¡) Especial relevancia tuvieron tanto los discursos como los silencios de Mitterrand y Kohl en su comparecencia conjunta. Mucho se ha escrito y especulado sobre sus diferencias; lo extra?o hubiera sido que no las tuvieran. Lo relevante es que fueron capaces de encauzarlas y superarlas, partiendo de una pesada herencia de sufrimientos, incluidos los suyos personales. Esa es una de las virtudes del m¨¦todo comunitario o m¨¢s bien de su esp¨ªritu, que funcion¨® desde el principio.
No obstante, la lealtad b¨¢sica no se mantuvo sin dificultades, ya que el mismo d¨ªa 28 de noviembre, Kohl anunci¨® en el Bundestag su plan de 10 puntos por la unidad alemana, con un plan de confederaci¨®n alemana y su incardinaci¨®n en la Comunidad Europea, frente a la propuesta de una posible reunificaci¨®n neutral propugnada por la URSS. De realizarse, hubiera supuesto el final de la CE y de la OTAN. (...) Dos semanas despu¨¦s de este ¨²nico debate p¨²blico me estren¨¦ como presidente abriendo el Consejo Europeo de Estrasburgo.
M¨¢s Europa, ?unida!, de Enrique Bar¨®n Crespo, lo edita RBA el 5 de marzo. 415 p¨¢ginas. 23 euros.
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