Maduro y el peso de la sombra
Los sectores pol¨ªticos y militares partidarios del continuismo ortodoxo marcan el paso al nuevo l¨ªder
Las multitudes que pasaron ante el catafalco de Ch¨¢vez con sentimiento hu¨¦rfano, pero tambi¨¦n aquellas que se reunieron expectantes del deseado cambio -nuevamente frustrado-, comparten el v¨¦rtigo ante la llegada de una nueva ¨¦poca para ese pa¨ªs en donde no cabe hablar de transici¨®n porque no existe un cambio de r¨¦gimen pol¨ªtico. Con la muerte del l¨ªder carism¨¢tico, como parece claro por las exultantes manifestaciones de fidelidad al caudillo muerto, no se acaba el actual sistema pol¨ªtico, pero el chavismo inicia una fase distinta y deber¨¢ refundarse sobre un nuevo liderazgo al que parece abocado Nicol¨¢s Maduro. Una complicada herencia que exigir¨¢ nuevos equilibrios, ajustes forzosos y consensos imprescindibles dentro y fuera del movimiento.
Es una paradoja que, en gran parte, el mantenimiento del chavismo como fuerza pol¨ªtica y como sentimiento social contestatario en ese pa¨ªs, y en todo el continente, dependa de la capacidad de Maduro para esquivar primero y superar despu¨¦s, la permanente sombra de Ch¨¢vez reflejada en su labor pol¨ªtica fuera y, sobre todo, dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela. Y especialmente para llevar a cabo ese dif¨ªcil reto que supone mantener unida la ¡°familia¡± bolivariana. En conclusi¨®n, c¨®mo refundar el chavismo -desaparecido Ch¨¢vez- con el peso que supone la comparaci¨®n en cada paso, a la hora de superar las tentaciones en las que puede caer una parte de la chavista ¡°comunidad¡± pol¨ªtica, militar y de intereses para, aprovechando el totum revolutum, conseguir a toda costa una mejor posici¨®n o asegurar la actual.
Si miramos fuera del movimiento revolucionario bolivariano, los retos sucesorios con los que se enfrenta Maduro no son menos complejos, porque las decisiones que se adopten por parte del Gobierno desde este momento pueden apaciguar o acrecentar el nivel de enfrentamiento y crispaci¨®n imperante en la sociedad venezolana. La primera ha supuesto un error pol¨ªtico may¨²sculo y una clara ilegalidad: dando por hecho que la Constituci¨®n est¨¢ hecha a la medida del sistema de poder establecido, es claro que, seg¨²n ese texto, la persona llamada a presidir el pa¨ªs hasta las nuevas elecciones era el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, y no el propio vicepresidente.
Ha sido poco inteligente dar el paso de nombrar a Maduro como presidente en funciones -como presagiaba el canciller El¨ªas Jaua- para, despreciando la posibilidad de ¡°puentes¡± de dialogo, renunciar a la apertura de un per¨ªodo discreto en la b¨²squeda de consensos m¨ªnimos con la oposici¨®n hasta la celebraci¨®n de las elecciones. Parece claro que los sectores pol¨ªticos y militares m¨¢s duros, partidarios del continuismo ortodoxo, marcan el paso al nuevo l¨ªder. Esta estrategia de gestos en las ceremonias post mortem, pero tambi¨¦n de realidades, forzando a todos los poderes del Estado para realizar esta controvertida toma de posesi¨®n, han sido una primera prueba del desprecio absoluto por el entendimiento con los ajenos y, a la vez, una muestra de autoridad para los propios.
Sin embargo, el nuevo liderazgo como paso imprescindible de Maduro para mantenerse antes y, sobre todo, despu¨¦s de las pr¨®ximas elecciones presidenciales no ser¨¢ a coste cero ni dentro de sus filas, ni tampoco en la labor de gobierno. Ser¨ªa conveniente que el chavismo se reinventara en esta fase, tendiendo puentes de consenso y entendimiento a una oposici¨®n de tanto respaldo popular. Este nuevo escenario, m¨¢s all¨¢ de las promesas vac¨ªas en la inminente campa?a electoral, facilitar¨ªa al nuevo presidente llevar a cabo unas pol¨ªticas gubernamentales de empleo, salud, educaci¨®n, vivienda y, sobre todo, de seguridad -el problema m¨¢s preocupante para los venezolanos- que tuvieran un amplio respaldo pol¨ªtico con verdaderos avances sociales, por encima de las habituales palabras huecas.
Pero, sobre todo, esta apuesta por un nuevo liderazgo m¨¢s positivo y pragm¨¢tico -claramente distante cuando resuenan las palabras fuertes y agresivas en su toma de posesi¨®n- deber¨ªa suponer pasos sucesivos hacia una pol¨ªtica de reconciliaci¨®n nacional para cerrar el enfrentamiento que ya se hace insoportable para todos los venezolanos.
Gustavo Palomares es catedr¨¢tico europeo en la UNED, presidente del Instituto de Altos Estudios Europeos y form¨® parte de la misi¨®n electoral internacional en Venezuela.
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