Peter Erd?, un Wojtyla sin sonrisa
Su energ¨ªa y su capacidad de comunicaci¨®n recuerdan al joven que se convirti¨® en Juan Pablo II
El actual arzobispo de Esztergom-Budapest, Peter Erd?, tiene uno de esos cerebros privilegiados capaces de adentrarse en las profundidades de la Teolog¨ªa y del Derecho Can¨®nico acaparando premios y doctorados cum laude. Con 60 a?os, es el primado de Hungr¨ªa, dirige la di¨®cesis m¨¢s importante del pa¨ªs, y preside la Conferencia de Obispos Europeos que engloba 33 pa¨ªses. Habla lat¨ªn, ingl¨¦s, alem¨¢n, espa?ol e italiano. El domingo pasado, en la homil¨ªa que dirigi¨® a los fieles, mayoritariamente h¨²ngaros, en la Iglesia de Santa Balbina de Roma, asombr¨® a los periodistas que se acercaron a o¨ªrle con unas parrafadas en perfecto italiano. Si la Iglesia busca un l¨ªder en¨¦rgico y capaz, joven y con buena salud, el cardenal Erd?, que ha aparecido aqu¨ª y all¨¢, en la lista de papables, parece un buen candidato.
Su energ¨ªa y su capacidad de comunicaci¨®n recuerdan al joven Karol Wojtyla cuando fue elegido papa en octubre de 1978, con 58 a?os de edad. Pero, hay un pero. Wojtyla desbordaba energ¨ªa pero tambi¨¦n humanidad. Ten¨ªa facilidad para dirigirse a las personas. Desprend¨ªa calor humano. Peter Erd?, con sus rasgos eslavos tan bien trazados, que recuerdan tanto al Papa polaco, no consigue sonre¨ªr con naturalidad. Hay algo en ¨¦l seco y abrupto.
Erd? naci¨® en Budapest, el 25 de junio de 1952. Es el mayor de seis hermanos, hijos de una pareja de intelectuales. Despu¨¦s del seminario, estudi¨® Teolog¨ªa en la universidad de Budapest, se doctor¨® y se lanz¨® de lleno al Derecho Can¨®nico. Complet¨® su formaci¨®n en Roma, y en California. Y ha dado clases en Argentina. Cardenal por decisi¨®n de Juan Pablo II, que le impuso la birreta en 2003, es uno de los 48 electores que ya han participado en un c¨®nclave.
De Erd? se dice que es un hombre claramente conservador, y profundamente anticomunista. Un rasgo, este ¨²ltimo, que comparte tambi¨¦n con Wojtyla la aversi¨®n por el comunismo. En 1996 envi¨® un telegrama al presidente George W. Bush para agradecerle el apoyo prestado por la legaci¨®n estadounidense a la jerarqu¨ªa cat¨®lica h¨²ngara durante la revoluci¨®n de 1956 contra el poder sovi¨¦tico.
Tras las elecciones europeas de 2009, que favorecieron al PPE, el cardenal se declar¨® satisfecho del resultado. ¡°Es una muestra¡±, dijo, ¡°de que, pese a todo, la gente tiene un gran deseo de volver a los valores tradicionales que est¨¢n en la base de la construcci¨®n europea¡±. Esto no significa que al arzobispo de Esztergom-Budapest se le pueda definir con una simple etiqueta pol¨ªtica. Es un hombre complejo. Galardonado por las comunidades jud¨ªas de su pa¨ªs, en 2006, por su contribuci¨®n al acercamiento entre Iglesia Cat¨®lica y estos colectivos, parece muy consciente del pasado de Europa y de los retos que tiene planteados.
A su juicio, los dos desaf¨ªos m¨¢s importantes a los que se enfrenta el Viejo Continente son, por un lado, la reconciliaci¨®n entre los pueblos de la Europa del Este, y en particular de los Balcanes, ensangrentados por guerras recientes. Por el otro, la solidaridad social, en momentos de grave crisis econ¨®mica como la actual.
Uno de sus principales caballos de batalla ha sido el de la educaci¨®n religiosa. En mayo de 2009 arremeti¨® en Estrasburgo, contra ¡°la idea laicista¡± que considera la religi¨®n como un asunto privado del individuo, porque, ¡°no respeta el aspecto comunitario de la libertad, y niega algo que es constitutivo de la propia religi¨®n¡±. En el mismo acto, y contra los partidarios de eliminar la religi¨®n cat¨®lica de los planes de estudio, Erd? manifest¨® su convicci¨®n de que, al contrario, ¡°la educaci¨®n religiosa puede jugar un papel decisivo, en una ¨¦poca en que muchos perciben los signos de una crisis, no solo econ¨®mica y financiera, sino de valores y de sentido de la propia vida¡±. Con el cardenal Erd? el combate est¨¢ servido.
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