El papa es el argentino Jorge Bergoglio
Jorge Mario Bergoglio se convierte en el primer jesuita y americano en sentarse en la silla de Pedro El arzobispo de Buenos Aires, de 76 a?os, ejercer¨¢ su pontificado bajo el nombre de Francisco El c¨®nclave necesit¨® cinco votaciones
Un papa que sonr¨ªe, que da las buenas tardes, que hace una broma apenas unos minutos despu¨¦s de recibir sobre sus hombros el peso entero de una Iglesia lastimada, que pide la bendici¨®n antes de darla, que es jesuita como tantos otros que consiguieron hacer caminar de la mano la fe y el conocimiento, que viv¨ªa en un apartamento en vez de en un palacio cardenalicio y se montaba en el transporte p¨²blico para ir a confortar a los enfermos y a los pobres, un papa que hace ocho a?os pudo serlo y dijo que pase de m¨ª este c¨¢liz, un papa que viene del nuevo mundo, que tiene cara de buena persona y que elige el sencillo nombre de Francisco es una oportunidad a la esperanza.
Una agenda apretada
El nuevo Papa ten¨ªa previsto pasar la noche en la Casa Santa Marta, donde residen los cardenales durante el c¨®nclave, y este jueves por la ma?ana realizar una visita privada la bas¨ªlica romana de Santa Mar¨ªa la Mayor. Por la tarde, a las cinco, celebrar¨¢ una misa en la capilla Sixtina con los otros 114 electores. El cardenal Dolan ha se?alado que este mismo jueves visitar¨¢ al papa em¨¦rito Benedicto XVI en Castel Gandolfo.
El viernes recibir¨¢ al colegio cardenalicio en el Vaticano y el s¨¢bado se reunir¨¢ con la prensa. El papa Francisco rezar¨¢ el ?ngelus el domingo desde la ventanade su apartamento papal. La misa de inauguraci¨®n del pontificado ser¨¢ el d¨ªa 19.
Para los cat¨®licos y para quienes, desde la orilla de la duda o del descreimiento absoluto, desean que la Iglesia abra las ventanas y se dedique, de una vez, a remar al lado de los hombres. Solo el tiempo dir¨¢ si, efectivamente, el argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 a?os, es el papa que estaba esperando el mundo, pero el mi¨¦rcoles por la noche, frente a Roma rezando por ¨¦l en silencio, logr¨® ganarse su oportunidad.
Hace solo dos d¨ªas, cuando los cardenales, con toda la pompa y el boato de que es capaz el Vaticano, fueron entrando en la Capilla Sixtina y jurando sobre los Evangelios, no hab¨ªa mucho que celebrar. Las quinielas dec¨ªan que para sustituir a Benedicto XVI ¡ªel papa te¨®logo que no pudo con las intrigas de la Iglesia¡ª habr¨ªa una pugna muy cerrada entre un cardenal italiano representante del poder y del dinero y un brasile?o preferido por la curia. La ¨²nica y d¨¦bil esperanza era que tal vez ese cardenal estadounidense con cara de simp¨¢tico y sandalias de franciscano consiguiera engatusar al Esp¨ªritu Santo. Despu¨¦s de Juan Pablo II, el pont¨ªfice carism¨¢tico que encubri¨® a Marcial Maciel y sus vicios, y del fallido Benedicto XVI, la Iglesia golpeada por los esc¨¢ndalos del poder y del dinero necesitaba un revulsivo, pero esa procesi¨®n de hombres ancianos vestidos de p¨²rpura no era una llamada a la ilusi¨®n. Sin embargo, este mi¨¦rcoles por la noche, cuando los restos del humo blanco a¨²n vagaban por la orilla del T¨ªber, todas las campanas de Roma se pusieron a sonar y se abrieron por fin las cortinas del Vaticano, la sorpresa estaba all¨ª.
El Papa ¡ªque solo tiene un pulm¨®n, ya que perdi¨® el otro a causa de una infecci¨®n infantil¡ª sonre¨ªa. Parec¨ªa tranquilo. Habl¨® tranquilo. Lo primero que hizo fue dar las buenas tardes. Lo segundo, gastar una broma: ¡°Queridos hermanos y hermanas. Sab¨¦is que el papa es obispo de Roma. Me parece que mis hermanos cardenales han ido a encontrarlo casi al fin del mundo. Pero estamos aqu¨ª, y os agradezco la acogida¡±. Ya en ese momento, Jorge Mario Bergoglio, que ser¨¢ Papa bajo el nombre de Francisco, se hab¨ªa ganado a la parroquia. A la suya y a la ajena. A la suya porque estaba aqu¨ª, sobre la plaza de San Pedro, saltando de alegr¨ªa, y a la ajena porque bastaba un vistazo r¨¢pido a Twitter para comprobar que muchos de los que hasta hac¨ªa un momento bromeaban sobre la relativa importancia del nombre del nuevo Papa ¡ª¡°ser¨¢ un var¨®n, anciano y tal vez cat¨®lico¡±¡ª se quedaban impactados ante las buenas maneras, de p¨¢rroco de pueblo m¨¢s que de Sumo Pont¨ªfice, del argentino. El primer latinoamericano, el primer jesuita, el primer Francisco.
Todav¨ªa desde el balc¨®n, Francisco quiso hacerse c¨®mplice de la infanter¨ªa de la Iglesia: ¡°Comenzamos este camino, obispo y pueblo juntos¡±. Hace cuatro a?os, en octubre de 2009, el cardenal Bergoglio alz¨® la voz con dureza para criticar al Gobierno argentino y tambi¨¦n a la sociedad por no impedir el aumento de la pobreza. Una pobreza que defini¨® como ¡°inmoral, injusta e ileg¨ªtima¡±, impropia de un pa¨ªs tan poderoso. ¡°Los derechos humanos¡±, dijo, ¡°se violan no solo por el terrorismo, la represi¨®n y los asesinatos, sino tambi¨¦n por estructuras econ¨®micas injustas que originan grandes desigualdades¡±.
El ahora Papa fue provincial de los jesuitas argentinos desde 1973 hasta 1979, durante el inicio de la dictadura militar y de aquellos tiempos llegan todav¨ªa sin aclarar rumores de posible connivencia con el Gobierno. Hace unos a?os, sin embargo, su discurso no dejaba duda de su compromiso con los m¨¢s desfavorecidos. ¡°Hay aproximadamente 150.000 millones de d¨®lares de argentinos en el exterior, sin contar los que est¨¢n fuera del sistema financiero, y los medios de comunicaci¨®n nos dicen que siguen y¨¦ndose de Argentina. ?Qu¨¦ se puede hacer?¡±, se pregunt¨®, ¡°?para que estos recursos sean puestos al servicio del pa¨ªs, en orden a saldar la deuda social y generar las condiciones para un desarrollo integral?¡±.
Primero, antes de que el obispo bendiga al pueblo, yo quiero que rec¨¦is para que el se?or me proteja" El papa Francisco
La elecci¨®n de Bergoglio ha sido m¨¢s corta de lo que se esperaba. No hay que olvidar que el c¨®nclave se inici¨® bajo el signo de la divisi¨®n despu¨¦s de 10 reuniones muy intensas del colegio cardenalicio ¡ªformado por los 115 electores m¨¢s los cardenales mayores de 80 a?os¡ª en las que 161 purpurados alzaron su voz para hablar de la situaci¨®n de la Iglesia. Aunque, al inicio de los encuentros, los cardenales prestaron juramento de no filtrar a la prensa el contenido de las discusiones, enseguida se supo que los temas m¨¢s candentes fueron la necesidad de reformar de la curia, la postura de la Iglesia ante la pederastia y la situaci¨®n del IOR, el banco del Vaticano.
Algunos cardenales ¡ªentre ellos los estadounidenses¡ª solicitaron adem¨¢s tener acceso al informe secreto que sobre el caso Vatileaks ¡ªel robo y filtraci¨®n de la documentaci¨®n privada de Joseph Ratzinger¡ª elaboraron tres cardenales octogenarios. Antes de su renuncia, Benedicto XVI determin¨® que el informe solo fuese conocido por su sucesor, pero nada m¨¢s llegar a Roma muchos de los cardenales insistieron en que, antes de dibujar el perfil del Papa que ahora necesita la Iglesia, ser¨ªa conveniente saber la situaci¨®n interna. El primero en expresar la preocupaci¨®n creciente fue el cardenal Raymundo Damasceno, arzobispo de Aparecida y presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil: ¡°?Por qu¨¦ los cardenales que somos los consejeros m¨¢s pr¨®ximos al papa no podemos tener acceso a los documentos?¡±.
Sab¨¦is que el Papa es obispo de Roma. Me parece que mis hermanos cardenales han ido a encontrarlo casi al fin del mundo" El papa Francisco
Finalmente, los tres cardenales que investigaron ¡ªJozef Tomko, Salvatore De Giorgi y Juli¨¢n Herranz¡ª informaron privadamente y sin entrar en detalles y nombres a los purpurados que lo solicitaron. Tambi¨¦n llam¨® la atenci¨®n que la d¨¦cima y ¨²ltima de las congregaciones generales estuviese dedicada a hablar del Instituto para las Obras de Religi¨®n (IOR), el banco del Vaticano. El secretario de Estado, Tarcisio Bertone, quien adem¨¢s es el presidente de la comisi¨®n cardenalicia que controla la entidad, inform¨® a los cardenales de su situaci¨®n. Seg¨²n algunas filtraciones period¨ªsticas, el cardenal Bertone recibi¨® numerosas cr¨ªticas durante las congregaciones generales por su manera de dirigir el Vaticano en los ¨²ltimos a?os.
Pero, al margen de los asuntos pol¨¦micos, la Iglesia que desde este mi¨¦rcoles depende del papa Francisco tiene numerosos retos por delante, y todos ellos fueron abordados en los d¨ªas previos al c¨®nclave. Antes de encerrarse en la Capilla Sixtina, los cardenales parec¨ªan tener claro que la Iglesia necesita ahora un Papa fuerte, un Pont¨ªfice capaz de reformar la Curia, organizar los dicasterios (ministerios) del Vaticano para hacerlos m¨¢s eficaces, limpiar la podredumbre puesta al descubierto por el caso Vatileaks, impulsar el di¨¢logo con el islam, afrontar de una manera valiente el papel de la mujer en la Iglesia y la postura oficial ante la bio¨¦tica. Como dijo el cardenal Angelo Sodano en la misa Pro Eligiendo Pont¨ªfice, ¡°un pastor que anuncie el evangelio y la misericordia; un buen pastor capaz de dar la vida por sus ovejas¡±.
Ahora, tras conocer al nuevo papa, un jesuita ortodoxo en cuestiones dogm¨¢ticas pero flexible en materia de ¨¦tica sexual, aquellos objetivos parecen pobres. La Iglesia, ven¨ªan a reconocer sus responsables, necesitaba un fontanero, un bombero, un alba?il, alguien que lograra apuntalar las ruinas y esperara a que vinieran mejores tiempos para volver a alzar el vuelo. Dos horas despu¨¦s de que se supiera su nombre y se conocieran su sonrisa serena y su buen humor, su recuerdo a Benedicto XVI y su petici¨®n de ayuda por medio de la oraci¨®n, a las redacciones segu¨ªan llegando mensajes de sorpresa y de alegr¨ªa. De los principales gobernantes y tambi¨¦n de quienes, desde dentro de la Iglesia, vuelven a tener esperanza.
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