Un hombre cercano

Es dif¨ªcil reaccionar cuando apenas uno recibe una noticia tan inesperada. ?Qu¨¦ cabe decir m¨¢s que estoy feliz, esperanzado e ilusionado ante lo vivido esta tarde? Nunca me interesaron los rumores ni los chismes eclesi¨¢sticos. La verdad es que me tienen bastante sin cuidado qui¨¦n es qui¨¦n entre los obispos y los cardenales, aunque como es natural estos d¨ªas de sede vacante he o¨ªdo y he participado en algunas de las c¨¢balas que todos hac¨ªamos. En ellas nunca entro el cardenal Bergoglio. Cre¨ªa, seg¨²n lo que se hab¨ªa filtrado recientemente, que ya hab¨ªa tenido su momento en el anterior c¨®nclave y que ahora estaba fuera de cualquier posibilidad razonable.

?Qu¨¦ s¨¦ de ¨¦l? Tan poco como del resto de los cardenales, pero el viernes pasado hablando con mi amiga Epi, religiosa de la Asunci¨®n, que ha vivido y tiene el coraz¨®n en Argentina, sobre ¨¦l me hablaba de su sencillez evang¨¦lica, y de su cercan¨ªa. Me dec¨ªa algo que hoy he vuelto a o¨ªr en una de las televisiones por la que he circulado: ¡°No es dif¨ªcil verlo en alguno de los medios de transporte p¨²blico de Buenos Aires¡±. ?Si nuestros obispos y cardenales frecuentaran m¨¢s el metro y los autobuses¡­!

?Qu¨¦ he visto? Unos primeros gestos de un pontificado, que desde su sencillez son realmente rompedores. Creo que revolucionarios. Un hombre que sale al balc¨®n de San Pedro por primera vez como papa, y con gesto sencillo, un poco t¨ªmido, con su sotana blanca, sin estolas ni signos lit¨²rgicos, dice sencillamente: ¡°Buenas tardes¡±. A partir de aqu¨ª¡­ todo empieza a ser sorprendente. Sus palabras son sencillas y directas. Nada engoladas. No predica habla de forma sencilla y directa. Pero lo m¨¢s sorprendente es lo que dice. No habla al mundo, no se refiere a ¨¦l como papa. Se dirige en toda su intervenci¨®n a sus feligreses, a los ciudadanos de Roma. Se autodefine como obispo de Roma. Llama al resto de cardenales ¡°sus hermanos¡± se refiere a Benedicto XVI como el obispo em¨¦rito. Hace referencia al camino que comienza con sus diocesanos de Roma, un camino compartido entre el obispo y el pueblo. Y es ah¨ª cuando habla de que el obispo de Roma ¡°preside al resto de las iglesias en la caridad¡±. ?Qu¨¦ forma de hablar es ¨¦sta? ?Ser¨¢ que de verdad tenemos un Papa no s¨®lo cercano y pastoral como el papa Juan, sino un obispo de Roma que de verdad cree en la colegialidad a la hora de desarrollar el ministerio petrino?

Y mi sorpresa llega al colmo cuando de forma natural no solamente reza con su pueblo, sino que pide que recen por ¨¦l y se inclina ante la asamblea orante en actitud de acoger la fuerza del Esp¨ªritu que la oraci¨®n de este pueblo invoca. Creo que me tengo que remontar a los gestos m¨¢s espont¨¢neos de Juan XXIII, al Discurso de la luna la noche de la inauguraci¨®n del Concilio para encontrar gestos tan espont¨¢neos, pero tan evang¨¦licos como los vividos esta tarde.

Antonio ?vila, sacerdote diocesano. Profesor en el Instituto de Pastoral (UPSA), en San D¨¢maso y en el colegi¨® de la Asunci¨®n de Vallecas