Irak no ha alcanzado la paz, 10 a?os despu¨¦s de la guerra
Faltos de cultura pol¨ªtica, embrutecidos por tres d¨¦cadas de tiran¨ªa y guerras, los iraqu¨ªes no tienen rivales pol¨ªticos sino enemigos
El parque de atracciones Al Zawra se llena los viernes por la noche de familias en busca de diversi¨®n para los peque?os y distracci¨®n para los mayores. Las luces de la noria cambian de color. Los tiovivos dan vueltas. Los gritos y risas de los ni?os han sustituido al tableteo de ametralladora que se hab¨ªa convertido en la banda sonora de Bagdad. De nuevo, es posible salir a la calle sin (mucho) miedo. Y los iraqu¨ªes no pierden un minuto para disfrutar esa sensaci¨®n de recuperada normalidad que transmite la feria en el barrio de Mansur.
¡°Es cierto que la seguridad personal ha mejorado bastante, se han reducido los secuestros y ya casi no se oyen explosiones y tiroteos¡±, admite Karim A., mientras su hijo Hamudi insiste en montarse otra vez en el balanc¨ªn y su mujer, Ruquiya, cuida de que la peque?a Amal no se aleje demasiado.
Hace dos o tres a?os la escena hubiera sido inimaginable en esta ciudad a la que la invasi¨®n estadounidense de 2003 transform¨® hasta dejarla irreconocible a base de alambradas, muros de hormig¨®n, calles cortadas y comunidades segregadas seg¨²n el origen ¨¦tnico o la confesi¨®n religiosa. La pareja celebr¨® entonces la ca¨ªda de Saddam Husein y a pesar de la violencia que les confin¨® a sus casas durante buena parte de la d¨¦cada, nunca perdieron la esperanza como lo prueba que se casaran en 2009 y se animaran a tener los dos cr¨ªos. Sin embargo, ahora hablan de irse de Irak.
¡°Con los ni?os las cosas se ven de otra manera. Nos preguntamos si este pa¨ªs tiene futuro. La situaci¨®n pol¨ªtica es preocupante¡±, conf¨ªa Karim mientras su mujer asiente con la cabeza. Ambos temen el regreso del sectarismo que entre 2006 y 2008 puso al pa¨ªs al borde de la guerra civil. Son profesionales con un alto nivel de ingl¨¦s, quieren una buena educaci¨®n para sus hijos y sospechan que las cosas no van a mejorar en el futuro inmediato. Como muchos iraqu¨ªes, est¨¢n empezando a perder la paciencia.
La seguridad personal ha mejorado bastante, se han reducido los secuestros y ya casi no se oyen explosiones Karim A., ciudadano de Bagdad
Diez a?os y 122.000 muertos despu¨¦s, el nuevo Irak tiene poco que ver con aquel ¡°modelo de democracia para la regi¨®n¡± que les prometiera George W. Bush. Esa cifra es la que facilita el contador del Iraqi Body Count, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que contabiliza las v¨ªctimas mortales civiles desde la invasi¨®n y que se actualiza a diario con fuentes contrastadas. Pero una tan famosa como pol¨¦mica proyecci¨®n de The Lancet elevaba su n¨²mero a 650.000 hasta 2006, lo que har¨ªa que ahora rondaran un mill¨®n. La distancia entre las expectativas que se crearon con el derribo de Saddam y la realidad es igualmente enorme.
¡°Tenemos una paz, una seguridad y un sistema pol¨ªtico muy fr¨¢giles. A pesar de la nueva Constituci¨®n y las dos elecciones, no se han puesto las bases para un sistema democr¨¢tico s¨®lido¡±, explica Hanaa Edwar, secretaria general de Al Amal, una ONG que promueve la sociedad civil, activa desde 1992 pero que s¨®lo en 2003 pudo instalarse en Bagdad. ¡°Queda mucho por construir: el respeto de los derechos humanos, la igualdad de g¨¦nero, la justicia social¡ Est¨¢ siendo un parto muy complicado¡±, resume de forma gr¨¢fica.
La Constituci¨®n de 2005 establece las bases necesarias para ello pero, como recuerda un europeo que ha pasado la mayor parte de la d¨¦cada asesorando al Gobierno iraqu¨ª, no se ha desarrollado. ¡°Nadie se atreve a tocar nada por temor a que el precario equilibrio [¨¦tnico y sectario] alcanzado salte por los aires¡±, apunta desde el anonimato porque no est¨¢ autorizado a hablar con la prensa.
¡°Se hizo deprisa y corriendo. Con actores que ya no est¨¢n en el poder (a excepci¨®n del presidente Yalal Talabani, en la actualidad de baja) y los nuevos no entienden aquel texto constitucional, o se opusieron directamente a ¨¦l, como es el caso de M¨²qtada al Sadr o Nuri al Maliki [dos actores clave en la actualidad]¡±, explica el interlocutor. Desde posturas pol¨ªticas distintas, ambos dirigentes chi¨ªes se opusieron al federalismo y el estado centralizado que ha mantenido y reforzado el segundo como primer ministro es la clave
El problema arranca del Consejo de Gobierno nombrado por los ocupantes en el verano de 2003. Se distribuyeron los 25 sitios de acuerdo con cuotas sectarias que dieron carta de naturaleza a unas diferencias que hasta entonces se manten¨ªan en segundo plano. Los iraqu¨ªes empezaron a verse (y a actuar) de acuerdo con ese estereotipo. Y los nuevos dirigentes pol¨ªticos lo han explotado desde entonces. El voto sectario es una consecuencia de la inexistencia de verdaderos partidos, con programas concretos que superen esas categor¨ªas tan reales como alentadas.
Faltos de cultura pol¨ªtica y embrutecidos por tres d¨¦cadas de tiran¨ªa y guerras, los iraqu¨ªes no tienen rivales pol¨ªticos sino enemigos
El empate virtual en las ¨²ltimas elecciones entre la Alianza Nacional del primer ministro, Nuri al Maliki, y el bloque Iraquiya de Ayad Alaui, forz¨® un Gabinete de unidad nacional en el que est¨¢n representados la mayor¨ªa ¨¢rabe chi¨ª y las minor¨ªas ¨¢rabe sun¨ª y kurda, pero que ha trasformado el encaje de bolillos sectario en par¨¢lisis pol¨ªtica absoluta. ¡°Es un Gobierno imposible que tiene dentro al partido del Gobierno y a la oposici¨®n¡±, describe con aptitud un embajador europeo en Bagdad. As¨ª no puede tomar decisiones. Falta por ver si las elecciones del pr¨®ximo a?o son capaces de producir un Ejecutivo con un mandato claro. Muchos observadores, lo dudan.
Faltos de cultura pol¨ªtica, embrutecidos por tres d¨¦cadas de tiran¨ªa y guerras, los iraqu¨ªes no tienen rivales pol¨ªticos sino enemigos. Se pierde o se gana. No hay posibilidad de compromiso, una palabra que de por s¨ª en ¨¢rabe suena a derrota. De ah¨ª, la sa?a del enfrentamiento. Adem¨¢s, se est¨¢n quedando sin mediadores.
¡°Antes hac¨ªa ese papel Estados Unidos, pero desde la salida de sus tropas ese pa¨ªs ha perdido peso¡±, conf¨ªa un observador occidental. Otra figura respetada para esa funci¨®n era el presidente Talabani, a quien la enfermedad ha sumido en el silencio. S¨®lo el gu¨ªa espiritual de los chi¨ªes, el ayatol¨¢ Ali Sistan¨ª, parece servir de freno a los excesos autoritarios de Al Maliki, tal vez consciente de que el agravamiento del sectarismo s¨®lo puede terminar dando la raz¨®n a quienes profetizaban la fractura de Irak en tres entidades nacionales.
M¨¢s grave a¨²n para el d¨ªa a d¨ªa inmediato de los iraqu¨ªes, en vez de ¡°un pa¨ªs econ¨®micamente pr¨®spero que iba a arrastrar a los vecinos¡± como auguraba EEUU, Irak se ha convertido en el octavo m¨¢s corrupto del mundo, seg¨²n el ¨ªndice que elabora anualmente Transparency International. As¨ª que los enormes ingresos del petr¨®leo, que el a?o pasado alcanzaron los 73.000 millones de euros, no se han traducido en una mejora generalizada y equitativa del nivel de vida de los iraqu¨ªes.
Los concesionarios de coches de lujo o la reci¨¦n inaugurada tienda de Rolex en la mejor esquina de Mansur, son s¨®lo un espejismo para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Aunque los salarios de los empleados p¨²blicos van de los 400 euros de un maestro a los 800 euros de un polic¨ªa, frente a apenas un euro que oficialmente cobraban en los ¨²ltimos a?os del r¨¦gimen de Saddam, la mayor¨ªa a¨²n sobrevive haciendo chapuzas o trabajos informales, sin seguro m¨¦dico ni posibilidad de cobrar una jubilaci¨®n.
¡°Carecemos de Estado, las instituciones no funcionan y no se respeta la ley¡± Hanaa Edwar, secretaria general de la ONG iraqu¨ª Al Amaal
¡°Carecemos de Estado, las instituciones no funcionan, no se respeta la ley¡±, insiste Edwar. ¡°Resulta amargo hablar de ello, pero sigue habiendo presos sin acusaciones claras, gente a la que se destituye sin compensaci¨®n, j¨®venes sin trabajo, corrupci¨®n y un absoluto colapso de los servicios p¨²blicos¡±, a?ade.
Ni siquiera en los barrios t¨ªpicamente chi¨ªes, como Al Kadhimiya o Ciudad Sadr, supuestamente los m¨¢s beneficiados por un Gobierno af¨ªn, se han asfaltado las calles o hay un sistema de recogida de basuras que evite la sensaci¨®n de pasear por un vertedero al aire libre. Durante la semana pasada en Bagdad, a principios de marzo, esta corresponsal vio en varias zonas de la ciudad algunos barrenderos, jardineros y obreros que pintaban los bordillos de las aceras. Los decepcionados vecinos atribu¨ªan su presencia a las elecciones locales que van a celebrarse en abril.
A pesar de los 60.000 millones de d¨®lares que EEUU invirti¨® en la reconstrucci¨®n, la ¨²nica influencia visible que ha dejado el pa¨ªs es el look macarra-militar, que los soldados iraqu¨ªes reproducen sin complejo. Soldados con gafas Rayban que mascan chicle, enormes muros de hormig¨®n y miles de puestos de control para intentar frenar los atentados que todav¨ªa sobresaltan de vez en cuando a la poblaci¨®n. Unas medidas de seguridad que hacen que desplazarse por la capital se convierta en un ejercicio de paciencia agotador y enervante. Sus habitantes pierden varias horas diarias en desplazamientos.
El tr¨¢fico y la penuria de los servicios p¨²blicos son sin duda lo que m¨¢s irritaci¨®n causa entre los iraqu¨ªes. El sistema educativo est¨¢ destrozado. El transporte p¨²blico es una quimera. Gran parte de la poblaci¨®n sigue sin agua potable. Y aunque el abastecimiento de electricidad se ha duplicado entre 2004 y 2012, no ha conseguido acabar con el desquiciante runr¨²n de los generadores y el olor a gasoil que inunda la ciudad.
¡°Tenemos tres conexiones: a la red nacional, al generador del barrio y al nuestro familiar para cuando falla lo dem¨¢s¡±, explica Saleh H., padre de dos chavales de 16 y 12 a?os, residentes en la calle Palestina. ¡°Sale car¨ªsimo¡±, se queja. Saleh tiene dificultades para llegar a fin de mes con las chapuzas que va empalmando desde que en 2003 cerr¨® la f¨¢brica de munici¨®n en la que trabajaba. Tampoco sabe c¨®mo explicar la situaci¨®n a sus hijos fascinados con las ¨²ltimas consolas y m¨®viles, que no les puede comprar.
El sistema educativo est¨¢ destrozado y gran parte de la poblaci¨®n sigue sin agua potable
¡°Se est¨¢ agrandando la brecha entre ricos y pobres¡±, constata Edwar que tambi¨¦n recuerda que tres d¨¦cadas de guerras han dejado 1,5 millones de viudas sin fuente de ingresos. Adem¨¢s, todav¨ªa hay 1,3 millones de desplazados que no han podido volver a sus casas, bien porque est¨¢n destruidas o porque han sido ocupadas por familias de otra secta tras la limpieza que ha uniformado zonas que hasta hace unos a?os eran mixtas. As¨ª que en algunos barrios, como en Ciudad Sadr, dos y tres familias se hacinan en espacios que no llegan a los cien metros cuadrados. En otros casos, han encontrado refugio en edificios a medio construir como el de la plaza del Teatro, sin servicios sanitarios.
¡°Se necesitan dos millones de viviendas en todo el pa¨ªs, al menos una cuarta parte de ellas en Bagdad¡±, se?ala Ghada al Siliq, una arquitecta que trabaja como consultora para el Ayuntamiento de la capital. ¡°Las disputas pol¨ªticas han frenado los proyectos, pero poco a poco los nuevos responsables est¨¢n aprendiendo y empiezan a darse cuenta de que tienen que ir adelante con la parte t¨¦cnica¡±, a?ade intentando mantener la esperanza.
Para ello nada mejor que acudir la facultad de idiomas de la Universidad de Bagdad en Bab al Moadam. All¨ª, tras superar un control policial y un estricto registro de acceso, se respira un optimismo sin parang¨®n en el resto de la ciudad. Shatha Kareem, la jefa del departamento de espa?ol, muestra con orgullo las aulas reci¨¦n pintadas, la biblioteca y la televisi¨®n donde los 529 matriculados en esta lengua pueden ver el Canal 24 horas. Con m¨¢s entusiasmo que medios, 18 profesores intentan que los estudiantes se enamoren de un idioma que en muchos casos no fue su primera elecci¨®n.
¡°?C¨®mo podemos conseguir una beca para viajar a Espa?a?¡±, es la pregunta que formulan los alumnos antes de acabar el primer curso. Sin duda el principal atractivo de aprender una lengua extranjera es la posibilidad de salir de un pa¨ªs en el que apenas un 40% de los adultos tiene trabajo (el 65% de ellos en el sector p¨²blico).
¡°Est¨¢n en una edad en la que creen que todo lo de fuera es perfecto, que si salen de aqu¨ª van a realizar todos sus sue?os¡±, reconoce la decana de la facultad y jefa del departamento de ingl¨¦s, Sausen Faisal el Samir. Ella siempre intenta que no se vayan antes de acabar los estudios. ¡°?A qu¨¦ van a dedicarse si no? ?A servir hamburguesas en un McDonald¡¯s? Eso tambi¨¦n pueden hacerlo aqu¨ª¡±, apunta.
Pero es dif¨ªcil. Muchos tienen familia o amigos fuera que les cuentan lo que se est¨¢n perdiendo. Dos millones de iraqu¨ªes viven en el extranjero e incluso quienes han vuelto en los ¨²ltimos a?os han dejado una puerta abierta en el pa¨ªs de acogida. Aunque a largo plazo todos aseguran que Irak va a salir adelante, el interregno puede ser muy largo. ¡°As¨ª que entre la ¨¦lite cultural e intelectual, la cuesti¨®n ya no es si me ir¨¦ sino cu¨¢ndo se presentara la oportunidad¡±, advierte Al Siliq, la arquitecta.
¡°Los iraqu¨ªes estamos cansados de la guerra. Queremos vivir una vida normal como el resto del mundo¡±, concluye El Samir, la decana. Es lo mismo que desean Karim y Ruquiya para sus hijos. Fin
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