Maduro se distancia de Ch¨¢vez al centrar su campa?a en la inseguridad
En 2012 crecieron un 14% los homicidios en Venezuela respecto al a?o anterior
¡°No tengo ni vanidad ni ego¡±, remach¨® la noche del s¨¢bado Nicol¨¢s Maduro ante el p¨²blico congregado en la Sala del Hotel Maracay de la ciudad hom¨®nima. Con sus palabras, quiso asegurar que nunca pretendi¨® la presidencia de la Rep¨²blica. Sin embargo, puesto ante la oportunidad hist¨®rica de extender el legado de Hugo Ch¨¢vez, prometi¨® a quienes le o¨ªan que, si lo eligen en las urnas el pr¨®ximo 14 de abril, va a ser "el presidente de la paz¡±.
Apoyado y, a la vez, abrumado por el respaldo del comandante revolucionario transformado en mito ¡ªo ¡°en esp¨ªritu¡±, como al propio Maduro, un cat¨®lico devoto que tambi¨¦n sigue las ense?anzas de Sathya Sai Baba, le gusta decir¡ª, el candidato del Gobierno viene haciendo en estos primeros d¨ªas de campa?a un ¨¦nfasis particular en un tema que su mentor y gu¨ªa, Hugo Ch¨¢vez, eludi¨® de manera sistem¨¢tica durante la mayor parte de sus 14 a?os de mandato: la inseguridad.
Se trata de un mal end¨¦mico y en alza desde el llamado Caracazo de 1989, cuando la ilusi¨®n de armon¨ªa democr¨¢tica en Venezuela se disolvi¨® en una cotidianidad de crimen y represi¨®n. Los programas sociales de la revoluci¨®n bolivariana y sus progresos en los ¨ªndices de desarrollo humano poco eficaces para refrenar esa tendencia. Cifras oficiales que recoge el Informe de Gesti¨®n del ministro de Interior revelan que durante 2012 ocurrieron 16.072 homicidios en Venezuela, un aumento de 14% con respecto al a?o anterior.
Desde hace a?os, el auge de la delincuencia figura en el primer lugar de las preocupaciones ciudadanas en Venezuela, seg¨²n las encuestas. Llamaba la atenci¨®n la renuencia de Ch¨¢vez a referirse al tema ¡ªque solo toc¨® de manera concreta durante su ¨²ltima entrega de Memoria y Cuenta ante el Parlamento, en v¨ªsperas de la campa?a electoral de 2012. A¨²n m¨¢s llamativa era la omisi¨®n ya que el crimen cobra sus v¨ªctimas en los barrios pobres de los centros urbanos del pa¨ªs, cotos de la base electoral de Ch¨¢vez.
Se lleg¨® a decir que la desatenci¨®n del crimen por parte de Ch¨¢vez obedeci¨® a que el toque de queda virtual que la inseguridad impone en las ciudades venezolanas beneficiaba al gobierno. Fuera ese u otro el motivo del mutismo en un presidente en otros temas deslenguado, su gobierno con frecuencia opt¨® por tachar las denuncias sobre la inseguridad personal como una ficci¨®n medi¨¢tica, m¨¢s que una evidencia, una ¡°sensaci¨®n de inseguridad¡±.
La delincuencia figura en el primer lugar de las preocupaciones ciudadanas en Venezuela, seg¨²n las encuestas
Maduro ha roto con eso sin tapujos. Parece ser la aportaci¨®n personal a una campa?a que para ganar no tiene m¨¢s que presentarse como la continuidad de Ch¨¢vez. De hecho, el acto en Maracay correspond¨ªa a la presentaci¨®n de un nuevo movimiento, ¡°Juventud Constructora de Paz¡±, al que ofrecieron su apoyo estrellas de televisi¨®n, deportistas y colectivos de base afiliados al chavismo. Para que no quedaran dudas, el debate lo abri¨® Soraya El Achkar, rectora de la Universidad Nacional de la Seguridad, recalcando que se trata de ¡°hablar abiertamente del tema, sin temor¡±.
Ya en uno de sus primeros actos de campa?a, el domingo anterior, en Petare ¡ªuno de los m¨¢s grandes barrios pobres del este de Caracas¡ª mientras inauguraba una cancha deportiva, Maduro proclam¨® que ¡°garantizar la paz en nuestros barrios es una prioridad, as¨ª lo ha asumido el Gobierno Bolivariano (¡) Vamos a priorizar la construcci¨®n de los movimientos sociales que van a construir la paz de la Patria nueva. De los barrios vamos a construir un movimiento poderos¨ªsimo de paz y de vida¡±.
El compromiso personal de Maduro con este tema promete empujar la aprobaci¨®n final de la Ley de Desarme, postergada en el seno de una Asamblea Nacional ampliamente dominada por el oficialismo. M¨¢s all¨¢ de ello, falta por ver qu¨¦ medidas concretas se generar¨¢n, o si se trata de un simple matiz en la campa?a que busca conectar con las inquietudes de un electorado m¨¢s urbano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.