China lanza una masiva campa?a de migraci¨®n del campo a la ciudad
Pek¨ªn flexibilizar¨¢ el sistema de empadronamiento para estimular el flujo hacia las ciudades e impulsar el consumo interno
Zhong Yu, un hombre de 52 a?os de la provincia de Shandong, hizo hace tres a?os lo que millones de chinos antes que ¨¦l: emigrar a Pek¨ªn ¡°porque quer¨ªa ganar dinero¡±. Hasta entonces, viv¨ªa en Jinan (capital de Shandong), donde vend¨ªa verduras, y, antes de eso, fue campesino. ¡°Me fui de mi pueblo cuando ten¨ªa 18 o 19 a?os. ?ramos muchos y la tierra no daba para alimentar a una familia¡±, cuenta en una nave cochambrosa, que hace tambi¨¦n de vivienda, en la que vende cemento, en Dongba, un suburbio del extrarradio de Pek¨ªn a unos 20 kil¨®metros del centro. ¡°Aqu¨ª hay un gran mercado, hay m¨¢s oportunidades y es f¨¢cil hacer negocios¡±, afirma junto a una estufa de carb¨®n, en una habitaci¨®n forrada de carteles verdes de una bebida refrescante, que aportan un poco de color a la miseria del lugar.
Su situaci¨®n es dura, pero Zhong es optimista. ¡°Nuestra calidad de vida ha mejorado en general¡±, dice, sentado en un sill¨®n impregnado de polvo. A su lado, su esposa, Li Guili, tambi¨¦n de 52 a?os, asiente, pero le recuerda que, en invierno, la nave es un congelador; en verano, un horno, y, cuando llueve, el agua cae en el interior desde el techo. En una mesa, hay un plato con restos de fideos del almuerzo y un termo de agua caliente para el t¨¦.
Zhong y Li son dos entre los 260 millones de chinos que han emigrado del campo a las ciudades desde principios de la d¨¦cada de los ochenta en busca del trabajo y las oportunidades que no tienen en sus pueblos. El proceso de urbanizaci¨®n se aceler¨® cuando, en diciembre de 1978, Deng Xiaoping puso en marcha el programa de apertura y reforma de la econom¨ªa, y la mano de obra fluy¨® hacia las nuevas regiones industriales. Los controles sobre el movimiento de la poblaci¨®n fueron relajados, pero los emigrantes continuaron legalmente atados a sus lugares de origen por medio del hukou o registro de residencia, un sistema creado en 1958, que les impide en la pr¨¢ctica instalarse con sus familias en las ciudades en las que trabajan porque no gozan de los mismos servicios sociales, de educaci¨®n y sanitarios que los locales. La mayor¨ªa deja a los hijos con los abuelos y otros familiares en los pueblos.
El Gobierno considera que ha llegado el momento de dar un nuevo impulso al proceso de urbanizaci¨®n. Cree que el modelo actual de desarrollo ha alcanzado un punto de inflexi¨®n y debe pasar de una econom¨ªa basada en la inversi¨®n y la exportaci¨®n a una m¨¢s centrada en el consumo. Para ello, es preciso que los habitantes de las zonas rurales mejoren sus ingresos y compren m¨¢s, lo que, a su vez, requiere que cientos de millones emigren a las ciudades ¡ªya que en el campo sobra mano de obra y falta empleo¡ª y que los que lo hagan puedan vivir en igualdad de condiciones que los locales.
Porque, a pesar de su optimismo, Zhong y Li saben que son ciudadanos de segunda en Pek¨ªn, ya que su hukou es de su pueblo en Shandong. ¡°Si pudi¨¦ramos, nos gustar¨ªa tener la residencia aqu¨ª¡±, dice Li. ¡°En Pek¨ªn, hay m¨¢s lugar para progresar, y el seguro m¨¦dico es mejor. En China, hay una gran desigualdad entre las ciudades y las zonas rurales¡±, a?ade Zhong. El matrimonio asegura que si pudieran trasladar el hukou a Jinan, donde viven sus dos hijos, tambi¨¦n se ir¨ªan all¨ª. ¡°La vivienda en Pek¨ªn es demasiado cara¡±, afirma Zhong, que paga un alquiler de unos 1.000 yuanes (125 euros) al mes por la nave.
El pasado 5 de marzo, el primer ministro saliente, Wen Jiabao, asegur¨® en el discurso del estado de la Naci¨®n que incrementar la demanda interna es vital para el futuro de la segunda econom¨ªa del mundo y anunci¨® la aceleraci¨®n de la reforma del sistema del hukou para respaldar el proceso de urbanizaci¨®n. ¡°Hemos de acrecentar la capacidad de la gente para consumir, mantener estables sus expectativas al respecto, aumentar su deseo de consumir y mejorar el ambiente de consumo¡±, dijo Wen.
¡°Claro que queremos gastar dinero, pero no tenemos¡±, se queja Gao, una vendedora de verduras de la provincia de Henan de ¡°m¨¢s de 40 a?os¡±, en el interior de la caja de un cami¨®n herrumbroso en el que viven un amigo, su esposa y dos hijos, en un descampado a unos cientos de metros de la nave de Zhong. Gao est¨¢ guardando el veh¨ªculo junto con otras tres mujeres. Un catre ocupa el fondo del cami¨®n de pared a pared. Las bolsas de pl¨¢stico con ropa cuelgan de las paredes. En el exterior, se eleva una hilera de edificios residenciales de ocho plantas reci¨¦n acabados.
¡°Si tuviera hukou de Pek¨ªn, podr¨ªa venir y vivir con mi marido y mis dos hijos. Sin ¨¦l, los ni?os no pueden ir a colegios p¨²blicos y tendr¨ªa que pagar mucho en uno privado¡±, afirma Xu Fan, de 32 a?os, otra de las mujeres, que como Gao ha viajado desde Henan a la capital para ver a su esposo, que trabaja en la construcci¨®n.
El 52,6% de la poblaci¨®n china ¡ªunos 700 millones de personas¡ª viv¨ªa a finales del a?o pasado en las ciudades; pero esta cifra incluye los m¨¢s de 200 millones emigrantes rurales que no tienen permiso de residencia. El Gobierno prev¨¦ que el porcentaje suba este a?o a 53,37, lo que significa el desplazamiento de unos 10 millones de personas.
La tendencia va a seguir al alza. Se prev¨¦ que la poblaci¨®n urbana alcance 1.000 millones de almas para 2030. Las autoridades no han dado cifras oficiales de cu¨¢ntas personas emigrar¨¢n a las urbes, pero, seg¨²n expertos sin identificar citados por la agencia Reuters, Pek¨ªn pretende gastar 40 billones de yuanes (cinco billones de euros) para que 400 millones de personas se hagan urbanas en la pr¨®xima d¨¦cada, y que progresivamente la divisi¨®n entre el hukou rural y el de ciudad desaparezca.
Kam Wing Chan, profesor en el departamento de Geograf¨ªa y especialista en China en la Universidad de Washington, estima que las ciudades sumar¨¢n 200 millones de nuevos residentes entre 2011 y 2020, frente a los 172 millones de la d¨¦cada anterior.
Para lograrlo, el Gobierno tendr¨¢ que incentivar la transferencia de suelo ¡ªcon el consiguiente peligro de que se produzcan disputas¡ª y modernizar la agricultura para que sea capaz de alimentar a una poblaci¨®n urbana creciente, al tiempo que controla el riesgo de que disminuya el suelo cultivable y evita un torrente de emigrantes que excedan la capacidad de absorci¨®n de las ciudades.
¡°Reformar el sistema del hukou requiere visi¨®n, deseo pol¨ªtico y recursos, y no es f¨¢cil tenerlos¡±, afirma Kam Wing Chan. ¡°Los gobiernos locales se resisten a la reforma del hukou porque no tienen dinero para pagar los servicios que necesitan los emigrantes. Muchos gobiernos locales han secuestrado tambi¨¦n el programa de urbanizaci¨®n para quitar la tierra a los campesinos y apoyar una burbuja inmobiliaria para que suban los precios del suelo y llenar sus arcas. En esta nueva ronda de urbanizaci¨®n, contin¨²a existiendo ese riesgo¡±.
Consciente de los desaf¨ªos, el nuevo primer ministro, Li Keqiang, ha afirmado que el Gobierno llevar¨¢ a cabo el proceso de urbanizaci¨®n de forma ¡°activa, pero prudente¡±. ¡°La urbanizaci¨®n es un proyecto grande y complejo, que provocar¨¢ cambios profundos en la econom¨ªa y la sociedad (¡) Necesitar¨¢ el apoyo de la creaci¨®n de empleo y la provisi¨®n de servicios¡±, ha advertido Li, para a?adir que habr¨¢ que coordinar el desarrollo de ciudades grandes medianas y peque?as, y evitar que ¡°rascacielos coexistan con poblados de chabolas¡±.
Li Changping, experto en Pek¨ªn del Centro de Investigaci¨®n para la Construcci¨®n Rural de la Universidad de Hebei, da un consejo a las autoridades: ¡°El principal problema ser¨¢ el uso del suelo como fuente de financiaci¨®n por parte de los gobiernos locales. El Gobierno deber¨ªa reformar primero el sistema fiscal¡±.
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