La madre coraje de Honduras
La rectora de la principal universidad del pa¨ªs inicia una lucha contra la violencia, la corrupci¨®n y la impunidad en la naci¨®n con m¨¢s homicidios del mundo
Julieta Castellanos, rectora de la principal universidad de Honduras, nunca se imagin¨® que la violencia que desangra a su pa¨ªs la iba a golpearla directamente. El 22 de octubre de 2012 las p¨¢ginas de sucesos de El Heraldo, de Tegucigalpa, abr¨ªan con la noticia de otro homicidio. ¡°Asesinan a hijo de la rectora de la UNAH¡±, informaba el titular. Los cuerpos de Rafael Alejandro Vargas Castellanos, de 22 a?os, y un amigo, Carlos Pineda Rodr¨ªguez, de 24, fueron encontrados en una carretera al sur de la capital hondure?a. Fueron baleados por polic¨ªas. Su muerte indign¨® al pa¨ªs que tiene la triste notoriedad de ser el m¨¢s violento del mundo.
Castellanos hab¨ªa logrado fama en su pa¨ªs por intentar modernizar la Universidad Nacional Aut¨®noma de Honduras. Adem¨¢s, hab¨ªa comenzado una cruzada contra la impunidad al formar parte de la Comisi¨®n de la Verdad y Reconciliaci¨®n Nacional, organizaci¨®n encargada de esclarecer los hechos relacionados al golpe de Estado que sac¨® del poder, a punta de pistola y en pijama, al entonces presidente Manuel Zelaya. Desde su posici¨®n acad¨¦mica, Castellanos fund¨® tambi¨¦n el Observatorio de la Violencia en la UNAH, un centro que analiza el terror que ahoga Honduras. El trabajo de Castellanos hab¨ªa calado entre muchos de sus compatriotas, pero fue el asesinato de su hijo a manos de polic¨ªas lo que parece haber despertado a los hondure?os y elevado a Castellanos a una especie de h¨¦roe nacional.
¡°El crimen de su hijo no la amilana, ni la aparta tampoco de los compromisos con la paz y la institucionalidad que ya ten¨ªa desde antes¡±, escribi¨® sobre ella el escritor nicarag¨¹ense Sergio Ram¨ªrez. ¡°El pueblo hondure?o debe estar agradecido con do?a Julieta Castellanos, porque es la ¨²nica persona que ha alzado su voz para denunciar tanta corrupci¨®n, tanta miseria, tanta impunidad, tanta inseguridad¡±, subray¨® el profesor hondure?o Horacio Elvir Rojas.
Castellanos ha iniciado una campa?a para exigir la depuraci¨®n de las fuerzas policiales, ha emprendido una guerra p¨²blica contra los c¨¢rteles de la droga y ha demandado el fortalecimiento de las instituciones p¨²blicas al presidente Porfirio Lobo, quien, a diez meses de dejar su cargo, ha ordenado una ¡°limpieza¡± de la Polic¨ªa, instituci¨®n de la que han sido retirados ya 200 oficiales, de un total de 14.000.
¡°El Presidente se ha convencido de que el problema es m¨¢s grave de lo que ¨¦l pensaba y ha cambiado al director de la Polic¨ªa. Se ven acciones que son de impacto. Sin embargo, por la gravedad del problema, no es suficiente que haya una depuraci¨®n de la Polic¨ªa, sino que debe haber tambi¨¦n un plan de seguridad que controle el crimen de alto perfil y los delitos de extorsi¨®n y secuestro. Me parece que a diez meses de que el Gobierno del presidente Lobo termine, ¨¦l est¨¢ convencido que algo m¨¢s tiene que hacer¡±, dice Castellanos.
La rectora habla pausado, con claridad, pero antes de responder analiza sus comentarios. Concede el beneficio de la duda a la lucha contra la criminalidad de Lobo, a pesar que durante su mandato Honduras se ha puesto a la cabeza mundial en cuanto a homicidios: 85 por cada cien mil habitantes. El Observatorio de la Violencia que dirige Castellanos reporta 20.513 muertes en los a?os del Gobierno de Lobo, 7.172 solamente el a?o pasado.
¡°Creo que el Presidente se ha ido dando cuenta con el paso de los meses lo insuficiente de las acciones que se han tomado. Tengo la impresi¨®n que hasta 2011 ¨¦l cre¨ªa que los hechos de violencia que se daban eran aislados, que no era un problema institucional. Nosotros s¨ª lo ve¨ªamos como un problema institucional, porque los criminales en lugar se de ser entregados a la justicia fueron protegidos, liberados¡±, explica Castellanos. ¡°Me parece que el presidente est¨¢ viendo que no puede dejar de tomar medidas. Con los datos de homicidios de este primer semestre, cuando ha habido un aumento de los casos, ¨¦l se va a dar cuenta que lo hecho hasta ahora no es suficiente. El asumi¨® un compromiso p¨²blico de campa?a con el tema, su partido pretende ganar nuevamente, y creo que ¨¦ste ser¨¢ un tema que va a salpicar la campa?a si no hay resultados que muestren que esa tendencia se est¨¢ revirtiendo¡±, agrega. Las elecciones ser¨¢n en noviembre.
La corrupci¨®n carcome a la Polic¨ªa. Fueron cuatro oficiales los que asesinaron al hijo de Castellanos y su amigo cuando los muchachos regresaban de una fiesta. Uno recibi¨® tiros en la espalda, luego fue rematado. El otro muri¨® de un tiro en la cara. Las investigaciones, en las que la misma Castellanos se puso a la cabeza, dieron con los culpables de los delitos. Pero en Honduras queda la duda sobre la relaci¨®n de jefes de la Polic¨ªa en estos homicidios. ¡°[Los polic¨ªas] eran criminales que hac¨ªan eso con frecuencia: le quitaban los veh¨ªculos a los chicos. Fue un robo, no era porque era mi hijo. Es m¨¢s, si hubieran sabido que es mi hijo no lo hubieran asesinado, porque no hab¨ªa ninguna relaci¨®n adversa con la Polic¨ªa, ni de la Universidad, ni de mi persona. Eran asaltantes, una banda. Lo que no se ha podido establecer es la conexi¨®n de esa banda con los oficiales, porque no operaba aisladamente. Todos eran parte de algo, y esa es la relaci¨®n que no hemos podido definir. Para nosotros no es suficiente que se investigue a los cuatro oficiales que participaron directamente, el inter¨¦s del fortalecimiento institucional pasa por establecer la relaci¨®n entre estos polic¨ªas de calle, criminales, con sus superiores¡±, dice Castellanos.
La rectora asegura que su lucha contra la impunidad no se detendr¨¢. Sue?a con un pa¨ªs distinto. Es la deuda con su hijo. No tiene miedo, a pesar de saber que se enfrenta a grupos poderosos. ¡°No puedo darle la espalda a Alejandro y Carlos, no puedo callar. Eso no es paz. No se puede vivir con miedo. Yo no podr¨ªa tener a mi hijo asesinado y por miedo guardar silencio. Eso nunca se lo har¨ªa a Alejandro. Me toc¨® luchar y voy a luchar¡±, asegura Castellanos.
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