EE UU hace evidente su implicaci¨®n en la seguridad y el futuro de Asia
Washington est¨¢ decidido a demostrar a Corea del Norte que actuar¨¢ de forma contundente en caso de agresi¨®n
Aunque Estados Unidos sigue dudando de que Corea del Norte tenga la capacidad tecnol¨®gica, incluso la voluntad real, de convertir sus estruendosas amenazas en hechos, la diplomacia y la fuerza militar norteamericanas est¨¢n alertas y en plena disposici¨®n de demostrar que Washington actuar¨¢ de forma contundente en el que caso de una agresi¨®n.
El secretario de Estado, John Kerry, se ha reunido este martes en Washington con su colega de Corea del Sur, Yun Byung-se, con el fin de dise?ar una estrategia conjunta y para ratificar el pleno compromiso de EE UU en la defensa de ese pa¨ªs ante cualquier ataque de su vecino. "EE UU no va a permitir que Corea del Norte sea un pa¨ªs nuclear", ha asegurado Kerry en una conferencia de prensa tras el encuentro. "Haremos todo lo que sea necesario para proteger a nuestro aliados, estamos preparados y el Gobierno norcoreano lo sabe", ha advertido.
Kerry tiene previsto viajar la pr¨®xima semana a Asia para recordar a amigos y enemigos los fuertes intereses norteamericanos en esa regi¨®n, donde EE UU incrementar¨¢ en los pr¨®ximos a?os su presencia militar y donde, como han recordado reiteradamente los m¨¢s altos responsables de la Administraci¨®n, tiene planes de jugar un papel relevante en las pr¨®ximas d¨¦cadas.
El duelo dial¨¦ctico que actualmente libra con Corea del Norte es, entre otras cosas, una oportunidad para EE UU de demostrar su implicaci¨®n en un ¨¢rea en la que, probablemente, se dirimir¨¢ el liderazgo mundial a lo largo del presente siglo.
John Kerry se ha reunido en Washington con su colega de Corea del Sur, Yun Byung-se, con el fin de dise?ar una estrategia conjunta y para ratificar el pleno compromiso de EE UU en la defensa de ese pa¨ªs ante cualquier ataque de su vecino
Washington conf¨ªa, no obstante, en que ser¨¢ capaz de probar su hegemon¨ªa sin necesidad de disparar un solo tiro. El Gobierno estadounidense conf¨ªa en que, en realidad, nadie quiere una guerra. No la quiere, desde luego, EE UU ni su gran aliado regional, Corea del Sur. Pero tampoco parece desearla el ¨²nico aliado internacional de Corea del Norte, China, que el mes pasado vot¨® en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a favor de una condena y de nuevas sanciones contra el r¨¦gimen estalinista norcoreano.
El ¨²nico que parece buscar un conflicto es el l¨ªder de ese aislado pa¨ªs, Kim Jong-un, quien podr¨ªa estar haciendo maniobras propagand¨ªsticas para consolidar su poder dentro de un sistema de cuyo funcionamiento y equilibrios internos se conoce bastante poco.
En todo caso, EE UU duda de que el joven Kim sea capaz de cumplir con sus amenazas. Aunque el anuncio de que Corea del Norte aumentaba la capacidad de producir material nuclear para sus misiles ha creado la justificable alarma, los expertos en este pa¨ªs siguen creyendo que los t¨¦cnicos norcoreanos no disponen a¨²n de armamento at¨®mico con garant¨ªas, mucho menos para alcanzar territorio norteamericano.
El duelo dial¨¦ctico que actualmente libra con Corea del Norte es, entre otras cosas, una oportunidad para EEUU de demostrar su implicaci¨®n en un ¨¢rea en la que, probablemente, se dirimir¨¢ el liderazgo mundial a lo largo del presente siglo
Tantos los portavoces de la Casa Blanca como del Pent¨¢gono han insistido este martes en la versi¨®n oficial de que la Administraci¨®n est¨¢ atenta y vigilante, pero no preocupada por un ataque inminente. Los servicios secretos norteamericanos siguen los movimientos de tropas y de material en Corea del Norte y, aparentemente, no han detectado signos que sean motivo de alarma.
EE UU, no obstante, ha situado un segundo destructor armado con misiles frente a las costas norcoreanas y ha coordinado con su socio surcoreano otras medidas de protecci¨®n. EE UU celebra peri¨®dicamente maniobras militares con Corea del Sur y asume su protecci¨®n desde el final de la guerra que dividi¨® a la pen¨ªnsula de Corea, por lo que un ataque contra ese pa¨ªs significar¨ªa, autom¨¢ticamente, la entrada de EE UU en el conflicto. Eso dar¨ªa lugar, al menos, a una dif¨ªcil fase de tensi¨®n con China.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de nacionalidad surcoreana, alert¨® este jueves sobre el riesgo que supone una escalada dial¨¦ctica de esta naturaleza. ¡°Las amenazas nucleares no son un juego¡±, advirti¨® Ban en declaraciones a la prensa. ¡°La ret¨®rica agresiva y militar provoca acciones de repuesta e inestabilidad¡±, a?adi¨®.
EE UU ha situado un segundo destructor armado con misiles frente a las costas norcoreanas y ha coordinado con su socio surcoreano otras medidas de protecci¨®n
De momento, EE UU no est¨¢ contribuyendo a esa escalada. Pese a los menores y simb¨®licos movimientos militares, la nota dominante en Washington es la de la prudencia. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo este martes que Corea del Norte deber¨ªa de renunciar a las provocaciones y volver a la mesa de negociaciones sobre su programa nuclear.
Para Washington, el programa nuclear norcoreano, no solo es un riesgo por la amenaza que representa para Corea del Sur y su otro gran aliado asi¨¢tico, Jap¨®n, sino porque contribuye a la proliferaci¨®n at¨®mica. El r¨¦gimen norcoreano puede ayudar al desarrollo de la tecnolog¨ªa nuclear en Ir¨¢n, as¨ª como apoyar a otros pa¨ªses y organizaciones enemigos de EE UU.
En el pasado, el problema de Corea del Norte, en s¨ª mismo, era mayor por lo que representaba de obst¨¢culo en las relaciones con China. Hoy ese inconveniente parece haber disminuido en la medida en que, al menos oficialmente, Pek¨ªn se ha distanciado de su aliado y discrepa p¨²blicamente de su actitud belicosa.
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