¡°Los libios tienen muchas expectativas, pero el cambio toma tiempo¡±
Un grupo de activistas viaja a Madrid para debatir la transici¨®n democr¨¢tica Su pa¨ªs se enfrenta a las dificultades pol¨ªticas para redactar una nueva Constituci¨®n y a la amenaza del terrorismo
Nizar el Gibali (Bengasi, 1977) y Ahmed Taher Fraishek (Azawia, 1985) nacieron en la Libia de Muamar Gadafi, fueron testigos de la represi¨®n de su r¨¦gimen, de la falta de libertades y vivieron la rebeli¨®n que lo acab¨® derrocando en octubre de 2011. Ahora tratan de conseguir lo m¨¢s dif¨ªcil: construir una democracia tras 42 a?os de dictadura. ¡°Uno puede ganar la guerra, pero eso no significa que gane el poder¡±, asegura El Gibali.
Los dos activistas han viajado a Madrid junto con 10 compatriotas para participar en unas conversaciones sobre la transici¨®n en Libia organizadas por el Club de Madrid, una organizaci¨®n independiente que se dedica a promover la democracia en el mundo.
Ahora hay libertad de expresi¨®n, la gente no tiene miedo y comparte la esperanza de construir un pa¨ªs Ahmed Fraishek, periodista
Antes de que empezaran las revueltas contra el r¨¦gimen de Gadafi en febrero de 2011, El Gibali era empresario. Recuerda que se comprometi¨® con la oposici¨®n cuando vio que su ciudad, Bengasi ¡ªla segunda ciudad m¨¢s poblada del pa¨ªs y principal feudo de los rebeldes¡ª, no ser¨ªa tomada por las tropas del dictador. ¡°La primera acci¨®n de mi grupo fue el robo de un carguero que ven¨ªa de Grecia con petr¨®leo. La gente pasaba muchos apuros y con ese gesto, nos ganamos el respeto del pueblo¡±. Durante el conflicto, se dedic¨® a contar al exterior lo que estaba sucediendo en Bengasi. ¡°Mand¨¢bamos v¨ªdeos a los medios extranjeros¡±, explica. Ahora es consultor del Congreso Nacional libio, un Parlamento elegido el pasado mes de julio para supervisar la redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n.
Fraishek es periodista y redactor jefe de un medio local. No trabajaba antes de la guerra civil libia y, cuando el conflicto estall¨®, decidi¨® dar a conocer lo que ocurr¨ªa en Azawia. La prensa libre es una novedad de la era post-Gadafi, una herramienta que los libios tienen que aprender a dominar. ¡°Un periodista al que yo conoc¨ªa public¨® una historia que no le gust¨® a Gadafi, as¨ª que mand¨® que le cortaran un dedo, que lo mataran y que tiraran su cuerpo a la calle. Ahora tenemos libertad de expresi¨®n, pero creo que necesitamos un c¨®digo deontol¨®gico que evite los excesos¡±.
Hay funcionarios del antiguo r¨¦gimen a los que necesitamos Nizar el Gibali, consultor del Congreso Nacional libio
La transici¨®n de una dictadura hacia la democracia es un camino sembrado de obst¨¢culos. Uno de los principales es la dificultad para redactar una nueva Constituci¨®n que incluya las peticiones de un pueblo que tiene prisa por dejar atr¨¢s el pasado. A principios de a?o, el Congreso Nacional libio deleg¨® esta misi¨®n a una comisi¨®n de 60 miembros que a¨²n debe ser elegida, una decisi¨®n que podr¨ªa retrasar hasta el a?o que viene la elecci¨®n de un Gobierno avalado por la nueva ley fundamental.
¡°El problema es que con el cambio de r¨¦gimen se crearon grandes expectativas para los libios. Ahora est¨¢n frustrados porque les parece que todo va muy lento, pero tienen que saber que un cambio de esta magnitud toma tiempo¡±, asegura El Gibali. Fraishek tambi¨¦n intenta justificar la tardanza en redactar la nueva ley fundamental. ¡°Hay mucha gente que no sabe la importancia de una Constituci¨®n. Las instituciones deben concienciar al pueblo. Puedo entender la impaciencia, pero el Gobierno act¨²a con mucha presi¨®n¡±.
El Gibali y Fraishek tuercen el gesto cuando se les habla de los problemas de seguridad de su pa¨ªs, de la amenaza de los islamistas radicales, de la negativa de las milicias locales a integrar unas fuerzas del orden unificadas. ¡°Los medios internacionales hablan de la inseguridad, pero lo cierto es que los puntos que se?alan como los m¨¢s peligrosos: Bengasi, Tobruk y Derna [al este] acogen organismos extranjeros como embajadas, delegaciones de Naciones Unidas, ONG, etc., y no tienen problemas¡±, sostiene El Gibali. Una afirmaci¨®n que suena poco convincente tras el asesinato del embajador estadounidense, Christopher Stevens, en Bengasi, el pasado mes de septiembre.
Tras un breve silencio, El Gibali reconoce que los extremistas religiosos est¨¢n presentes en Libia. ¡°No me gusta hablar mal de quienes comparten mi religi¨®n [musulmana], pero es cierto que los radicales son un problema y han aprovechado la lucha contra el r¨¦gimen de Gadafi para afianzarse¡±.
Pese a las dificultades para cambiar el pa¨ªs, los dos activistas se muestran muy optimistas. ¡°Claro que es dif¨ªcil avanzar, porque son muchos a?os pensando de una manera, viviendo bajo una dictadura, pero ahora hay libertad de expresi¨®n, la gente no tiene miedo y comparte la esperanza de construir un pa¨ªs¡±, afirma Fraishek. Ambos creen que pueden sacar ense?anzas de la transici¨®n espa?ola. ¡°La charla con [el expresidente] Felipe Gonz¨¢lez [miembro del Club de Madrid] nos ha ense?ado la importancia de evitar la represi¨®n y buscar la reconciliaci¨®n mediante el di¨¢logo y el consenso. Hay funcionarios del antiguo r¨¦gimen que siguen en sus puestos y a los que necesitamos. Hay que tratar de integrarlos en la nueva Libia. Este ser¨¢ mi mensaje pol¨ªtico¡±, dice El Gibali. El tiempo dir¨¢ si la Libia nacida de la primavera ¨¢rabe conseguir¨¢ evitar los obst¨¢culos que la separan de la democracia.
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