La mujer que protege al presidente
Julia Pierson hace historia al convertirse en la primera directora del Servicio Secreto de EE UU
El que es probablemente el hombre m¨¢s protegido del mundo, Barack Obama, ha puesto su seguridad y la de su familia en manos de una mujer. En una agencia relacionada frecuentemente con la ¡°cultura machista dominante¡±, el Servicio Secreto tiene como directora desde el mes pasado por orden de Obama ¡ªy sin necesidad de confirmaci¨®n del Senado¡ª a Julia Pierson. De sus 53 a?os, Pierson ha pasado m¨¢s de 30 en una agencia cuyos miembros juran proteger con su vida la del presidente, su familia y su entorno. Hasta su nombramiento, Pierson era la jefa de gabinete del director saliente, Mark Sullivan, quien anunciaba su retiro hace dos meses y se disculpaba por, quiz¨¢, el cap¨ªtulo m¨¢s escandaloso de la historia del Servicio Secreto: una docena de agentes se vieron implicados en un asunto de prostituci¨®n durante la Cumbre de las Am¨¦ricas el a?o pasado en Cartagena de Indias (Colombia).
Como resultado, muchos han visto en la designaci¨®n de Pierson un intento de reformar una agencia en la que impera un estilo de club brit¨¢nico masculino del siglo XIX, con agentes encarnados en el cine por Clint Eastwood. El 90% de sus 3.500 agentes especiales son hombres y la plantilla total del Servicio Secreto est¨¢ integrada en un 75% por varones. La primera mujer entr¨® en el cuerpo en 1970 y al a?o siguiente, otras cinco juraban su cargo como agentes. Los d¨ªas convulsos que siguieron a Cartagena destaparon que entre el prestigioso boys club imperaba un lema secreto: ¡°?Despegamos, fuera los anillos!¡±.
Criticado por formar un Gabinete en el que escasea la diversidad racial e imperan los varones, el presidente Obama ha situado a otra mujer en las altas cumbres, aunque en esta ocasi¨®n su nombre no ser¨¢ revelado, ya que est¨¢ al frente del Servicio Clandestino de la CIA, el cuerpo de esp¨ªas de ¨¦lite que recaba informaci¨®n vital tanto para la seguridad nacional como para la pol¨ªtica exterior que ejerce Washington. Dice el diario The Washington Post que esta mujer administr¨® los programas de tortura que se pusieron en pr¨¢ctica tras el 11-S, lo que ha excitado la imaginaci¨®n de los m¨¢s adeptos a Hollywood y ven a la protagonista de La noche m¨¢s oscura sentada en un despacho de Langley (sede de la CIA).
El 90% de los 3.500 agentes que forman este cuerpo especial son hombres
Un nombre m¨¢s para una corta lista: Lisa Monaco, de 45 a?os, actual asesora de seguridad en materia de antiterrorismo de la Casa Blanca, suena en las quinielas para sustituir el pr¨®ximo septiembre al actual director del FBI, Robert Mueller. As¨ª cambiar¨ªa una fotograf¨ªa predominantemente masculina del poder en las principales agencias de seguridad de la naci¨®n.
Creado en el a?o 1865 para luchar contra la falsificaci¨®n de dinero ¡ªresponsabilidad que todav¨ªa tiene en su misi¨®n¡ª, en 1901, tras el asesinato del presidente William McKinley, el Congreso de EE UU pidi¨® al Servicio Secreto que se ocupara de la protecci¨®n del mandatario de turno. Con el paso de los a?os, el organismo ha expandido su ¨¢mbito de tutela y protege a los expresidentes y a sus hijos hasta la edad de 16 a?os, a los candidatos a la Casa Blanca y a los jefes de Estado extranjeros que visitan el pa¨ªs.
El Servicio Secreto perdi¨® parte de su prestigio durante el esc¨¢ndalo de Cartagena. ¡°Espero que tenga ¨¦xito para poder restaurar su credibilidad¡±, declar¨® el senador republicano Charles Grassley tras la nominaci¨®n de Pierson.
¡°Pierson pone en valor a muchas otras mujeres en las fuerzas del orden y por fin se les reconoce el m¨¦rito¡±, ha declarado Margaret Moore, agente retirada de la agencia federal estadounidense que controla las armas, el alcohol y el tabaco.
Nacida en Orlando (Florida), Pierson trabaj¨® mientras estudiaba en el instituto de esa localidad. Tras pasar tres a?os en la polic¨ªa de Florida, se sum¨® al Servicio Secreto en 1983. En 1988 fue transferida a la divisi¨®n que protege al presidente y form¨® tambi¨¦n parte del equipo que cuidaba de la seguridad del presidente George Bush padre, hasta 1992. En ese mismo a?o se convirti¨® en la coordinadora del programa de drogas de la agencia, y en 1996 fue ascendida a agente especial al frente de la Oficina de Operaciones de Protecci¨®n. Tras pasar por la unidad de cibercrimen en Tampa (Florida), recal¨® finalmente en Washington, donde comenz¨® su ascenso hasta llegar en 2008 a jefa de personal de la agencia.
El Servicio Secreto hace honor a su nombre y muy poco es lo que trasciende de lo que sucede entre bambalinas. La propia Pierson reconoci¨® en una entrevista recientemente que ¡°la gente no se da cuenta de la cantidad de trabajo y preparaci¨®n que hay en cada viaje que hace el presidente, desde donde va a dormir, hasta si va a ir en avi¨®n o en coche, por ejemplo¡±.
Pierson no concede entrevistas. Nadie en el Servicio Secreto lo hace. La agencia vive bajo el lema ¡°Sin Comentarios¡±. Por eso, cuando Ronald Kessler public¨® en 2009 su libro, In The President¡¯s Secret Service, se convirti¨® autom¨¢ticamente en un ¨¦xito de ventas. A m¨¢s de 100 agentes se les concedi¨® permiso bajo la Administraci¨®n de George W. Bush (2001-2009) para hablar con ese antiguo reportero de The Washington Post y dieron rienda suelta a a?os de an¨¦cdotas, cotilleos y quejas acumuladas.
Poco m¨¢s aporta el libro. Ni siquiera entra a valorar que esos hombres y mujeres iban a tener que proteger a partir de 2009 al primer presidente negro de la naci¨®n. Las amenazas de muerte se dispararon un 400% tras su elecci¨®n con respecto a sus predecesores.
El cuartel general del Servicio Secreto est¨¢ a pocas manzanas de la Casa Blanca, en la esquina de la calle Nueve con la H. En su entrada, grandes letras de plata dejan ver el lema de la agencia: ¡°Merecedor de confianza y seguridad¡±. El mismo dicho reza en las tarjetas de identificaci¨®n de los agentes, unos hombres que relataron a Kessler que Jimmy Carter est¨¢ considerado por el cuerpo como el presidente m¨¢s arrogante y ofensivo del elitista grupo; que Lyndon B. Johnson ten¨ªa un ¡°establo¡± de mujeres y disfrutaba emborrach¨¢ndose en su rancho para luego salir y miccionar en el jard¨ªn frente a los agentes; que Richard Nixon era un mandatario ¡°extra?amente moderno¡± y que su sucesor, Gerald Ford, era amable, pero muy taca?o.[
Testigos de las correr¨ªas de JFk
[TXT-DESPI]Ronald Kessler deja claro en su libro In The President's Secret Service que los hombres de rostro impasible, con perpetuas gafas de sol y un pinganillo en la oreja, la guardia pretoriana del presidente de EE
Al Servicio Secreto siempre se le interrogar¨¢ por los l¨ªos de faldas de John F. Kennedy. Probado queda que dorm¨ªa con Marilyn Monroe y que los agentes viv¨ªan en un temor constante a que Jackie le sorprendiera en un encuentro amoroso clandestino. Pero los agentes Chuck Taylor y Larry Newman describen ¡ªcomo un par de ni?os traviesos¡ª las correr¨ªas de hace m¨¢s de 40 a?os del malogrado presidente Kennedy al recordar c¨®mo se divert¨ªa en la piscina de la Casa Blanca jugando a las camisetas mojadas con dos secretarias apodadas Fiddle y Faddle. "Pod¨ªas verles los pezones", relatan estos hombres que manten¨ªan la seguridad del presidente y que hoy deber¨ªan acatar las ¨®rdenes de una mujer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.