La revoluci¨®n thatcherista
La ex primera ministra logr¨® transformar el Reino Unido con su mandato conservador y condicionar las pol¨ªticas de sus sucesores de cualquier signo
Dotada de una resoluci¨®n de hierro ante cualquier adversidad, aunque tambi¨¦n de un car¨¢cter inflexible y al¨¦rgico al consenso, Margaret Thatcher ha pasado a la historia de Reino Unido como una de las figuras m¨¢s controvertidas del siglo XX que, sin embargo, logr¨® transformar Reino Unido para siempre con su revoluci¨®n conservadora y condicionar las pol¨ªticas de sus sucesores de cualquier signo.
Frente al tradicional paternalismo de los tories, una casta privilegiada y completamente ajena a los problemas del brit¨¢nico com¨²n, aquella ama de casa que alardeaba de saber cu¨¢nto costaba una botella de leche consigui¨® el poder para sus huestes (1979) esgrimiendo la bandera del capitalismo popular y de la meritocracia, de un liberalismo que aplaude a los emprendedores, promueve la reducci¨®n de impuestos y el control del gasto p¨²blico y, en definitiva, enaltece a unas clases medias entonces tremendamente castigadas por la inflaci¨®n. Unos postulados que entonces resultaban radicales pero que, en esencia, defienden ahora tanto los conservadores como el reformado laborismo brit¨¢nico del siglo XXI.
M¨¢s de un mill¨®n de ciudadanos de a pie se beneficiaron de la legislaci¨®n aprobada por el primer Gobierno de Thatcher para darles acceso a la compra de las viviendas sociales que habitaban, afianz¨¢ndose el voto de una nueva generaci¨®n de propietarios dispuestos a defender una menor presencia del Estado en sus vidas. La responsabilidad personal, en detrimento de la solidaridad social y perniciosa dependencia de las ayudas p¨²blicas, fue uno de los grandes pilares de la ideolog¨ªa thatcherista, que promovi¨® la privatizaci¨®n de grandes empresas estatales del gas o la telefon¨ªa (British Gas y British Telecom) abriendo sus acciones al p¨²blico.
Bajo esa misma consigna, que en su pasado papel como ministra de Educaci¨®n le hab¨ªa conducido, por ejemplo, a suprimir el vaso de leche de los escolares en los centros estatales, ejecut¨® profundos recortes en los servicios p¨²blicos esenciales, en la sanidad, la educaci¨®n y el transporte con consecuencias palpables todav¨ªa hoy en d¨ªa. Tampoco le tembl¨® el pulso cuando decidi¨® enfrentarse a los poderosos sindicatos, en su objetivo de aniquilar el poder sindical exhibido durante el llamado ¡°invierno del descontento¡± de 1979, a ra¨ªz de su acci¨®n coordinada contra el Gobierno del laborista James Callahan.
Thatcher comenz¨® encarando la reestructuraci¨®n del sector del acero, reduciendo los subsidios, cerrando empresas y aprobando despidos que se tradujeron en un 50% de desempleados, y acab¨® librando su batalla final contra la miner¨ªa. La gan¨® encajando sin pesta?ear el conflicto industrial de m¨¢s larga duraci¨®n en la historia de Reino Unido, la huelga de mineros de 1984-85 que dividi¨® a comunidades y familias hasta que los trabajadores agotaron la resistencia y se vieron forzados a arrojar la toalla. La Dama de Hierro procur¨® con ello la estocada final al movimiento sindical brit¨¢nico, uno de sus principales legados.
Margaret Thatcher desconfiaba de los poderes locales, a los que convirti¨® en uno de sus caballos de batalla para reducir el gasto p¨²blico, intentando imponer un cupo a sus presupuestos. Una faceta de esa liza acab¨® con su propio liderazgo cuando la primera ministra detentaba el tercer mandato al frente del Gobierno. En esta ocasi¨®n no fueron los debilitados mineros sino la calle en sentido amplio la que se rebel¨® contra el impopular Poll Tax, un impuesto municipal (introducido en 1990) que obligaba a todos los ciudadanos a contribuir por igual e independientemente de su nivel de ingresos, bajo pena de verse despojados del derecho de voto si no lo cumplimentaban.
La campeona de las clases medias era contestada por su te¨®rico sost¨¦n y, en un contexto de tremenda debilidad pol¨ªtica ante su ostensible p¨¦rdida de apoyo social, los conservadores decid¨ªan aquel a?o ¡°ejecutar¡± a la que hab¨ªa sido su l¨ªder de los ¨²ltimos quince a?os, once de ellos llevando con aplomo de acero las riendas del poder.
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