Diez millones de empleadas del hogar conquistan en Brasil dignidad laboral
Los restaurantes de lujo ya no obligar¨¢n a estas mujeres a ir uniformadas
Los diez millones de empleadas del hogar de Brasil han conseguido ser equiparadas, en todo, a los dem¨¢s trabajadores del pa¨ªs e, incluso, con algunas ventajas adicionales. La ley aprobada el pasado d¨ªa 27 de marzo y que ya ha entrado en vigor ha constituido una de las mayores revoluciones en el campo del trabajo desde que existe la Constituci¨®n Republicana. Hay hasta qui¨¦n, con ¨¦nfasis, considera la fecha de aprobaci¨®n de esta ley como el ¡°fin de la esclavitud¡±, y no la de 1888 cuando Brasil fue el ¨²ltimo pa¨ªs del mundo en abolirla definitivamente.
Sin normas claras que obligaran a los patronos a ofrecerles condiciones dignas de un trabajador moderno, hasta la fecha viv¨ªan a merced de la buena voluntad de las familias que las contrataban.
Se calcula que antes de la ley s¨®lo un 30% de los por lo menos diez millones de esas trabajadoras recib¨ªa un salario m¨ªnimo y se les respetaban las 48 horas de trabajo semanales.
La nueva ley es muy severa y se calcula que por lo menos un mill¨®n de familias tendr¨¢ que despedir a sus empleadas por falta de recursos para cargar con las condiciones laborales que ahora se exigen. La norma es tan completa, y a veces tan compleja, que las familias han tenido que recurrir a los abogados para poder ponerse al d¨ªa en sus deberes con la empleada. El diario Folha de S?o Paulo lleg¨® a responder a 60 dudas presentadas por los lectores sobre la ley.
La labor de la empleada del hogar es diferente de la que trabaja en un comercio, una oficina o una f¨¢brica. A veces los horarios son muy variados. Algunas familias necesitan de ellas por las noches o en los fines de semana. Las hay que viven las 24 horas en familia, donde reciben alimento y habitaci¨®n. Se da hasta el caso de las empleadas de las empleadas, las mujeres que trabajan en una familia el d¨ªa entero y necesitan pagar a una ni?era para que cuide del hijo o los hijos peque?os ya que en Brasil el 90% de las escuelas p¨²blicas son de media jornada. Esas empleadas no podr¨¢n contratar ahora a ni?eras, ya que bastan tres jornadas de trabajo semanales para crear v¨ªnculo de trabajo laboral con todos los derechos ¨Csalario m¨ªnimo y regularizaci¨®n-, algo imposible de soportar para qui¨¦n gana un sueldo base.
Las empleadas del hogar podr¨¢n trabajar s¨®lo 44 horas semanales. No se permitir¨¢ cubrir m¨¢s de dos horas extras diarias que deber¨¢n ser pagadas con un aumento del 50%. Tendr¨¢n derecho a la paga extraordinaria de Navidad y a un mes de vacaciones remuneradas. Junto a ello, la familia tendr¨¢ que pagar los derechos de la seguridad social, el Fondo de garant¨ªas del trabajador y el seguro de desempleo.
Para las madres que tengan ni?os en la guarder¨ªa deber¨¢n pag¨¢rsela donde no tengan posibilidades de acudir a una guarder¨ªa p¨²blica. Tendr¨¢n licencia maternidad, y en caso de despido no justificado deber¨¢ abon¨¢rseles el 40% del Fondo de garant¨ªa.
La ley es tan meticulosa que, por ejemplo, la empleada que pase el d¨ªa entero en familia, acabada su jornada de trabajo, no podr¨¢ realizar actividad alguna, ni siquiera ayudar a poner la mesa y deber¨¢n descansar por lo menos 24 horas seguidas a la semana.
En cuanto al horario nocturno, desde las ocho de la noche a las seis de la ma?ana, adem¨¢s de ser pagadas con un 50% m¨¢s, ser¨¢n contabilizadas como 52 minutos y 30 segundos cada una.
Hay algo que es cierto: en las familias, en la calle y en los bufetes de los abogados no se habla hoy de otra cosa en Brasil. Hace ya un tiempo, el exministro de Econom¨ªa Delfim Neto tuvo que pedir p¨²blicamente perd¨®n, por haber afirmado que dentro de poco, en Brasil las dom¨¦sticas de hogar ser¨ªan ¡°un animal en extinci¨®n¡±.
No lo van a ser. Ser¨¢n trabajadoras, la mayor¨ªa de color y sin estudios, con todos los derechos laborales y ya nadie podr¨¢ tratarlas como anta?o a las esclavas, ni los restaurantes de lujo obligar¨¢n a estas mujeres que acompa?an a veces a sus patronos con los ni?os, a tener que ir uniformadas ¡°para no confundirlas con la familia¡±, como se suele alegar. La nueva norma, con todas sus cr¨ªticas y posibles complicaciones jur¨ªdicas, es una de las mayores conquistas sociales de este pa¨ªs en muchos a?os.
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