La revuelta de los presos eleva la tensi¨®n en Guant¨¢namo
Un preso escribe una carta al diario 'The New York Times' tras 11 a?os en la prisi¨®n y relata el infierno al que es sometido con la alimentaci¨®n forzosa
Meses de tensi¨®n acumulada concluyeron el pasado fin de semana en un enfrentamiento entre los guardas y los detenidos en la prisi¨®n de Guant¨¢namo, que provoc¨® que el alto mando de la isla ordenase que los reos fueran encerrados en celdas individuales en lugar de residir en zonas comunales como lo hac¨ªan hasta ese momento.
Seg¨²n Robert Durand, portavoz de la prisi¨®n en la base naval militar de EEUU situada en la isla de Cuba, la violencia se desat¨® despu¨¦s de que durante un operativo a primera hora del s¨¢bado los militares entrasen en el conocido como Campo 6 ¨Cel que menos seguridad tiene y en el que se encuentran cerca de 130 reclusos- para descubrir ventanas y c¨¢maras de seguridad que los presos hab¨ªa tapado con cajas de cereales y trapos para no ser controlados.
Cuando los guardas procedieron a retirar los obst¨¢culos, ¡°ciertos detenidos se resistieron con la ayuda de armas improvisadas ¨Cpalos de escoba-¡°, explica Durand. ¡°Como respuesta, se lanzaron balas no letales ¨Cpeque?as pelotas de goma-¡°, puntualiza el portavoz. Seg¨²n la misma fuente, ni presos ni guardas resultaron heridos.
La revuelta se produjo justo un dia despu¨¦s de que un equipo del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) abandonase el centro de detenci¨®n despu¨¦s de una visita de tres semanas que se adelant¨® debido a la huelga de hambre que llevan a cabo 43 presos, seg¨²n cifras del Pent¨¢gono, aunque abogados de los detenidos elevan ese n¨²mero a m¨¢s del doble.
La revuelta se produjo justo un dia despu¨¦s de que un equipo del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja abandonase el centro de detenci¨®n despu¨¦s de una visita de tres semanas que se adelant¨® debido a la huelga de hambre que llevan a cabo m¨¢s de 40 presos,
Uno de esos presos, el yemen¨ª Samir Naji Al hasan Moqbel, logr¨® hacer llegar a trav¨¦s de su abogado una dura carta al diaro The New York Times en la que relata c¨®mo est¨¢ siendo sometido a una alimentaci¨®n forzosa y su sospecha de que morir¨¢ en la base naval de Guant¨¢namo si el presidente de su pa¨ªs o Barack Obama no hacen nada al respecto.
¡°He estado en huelga de hambre desde el 10 de febrero y he perdido m¨¢s de 15 kilos. No volver¨¦ a comer hasta que me devuelvan mi dignidad¡±, escribe el preso que ha titulado la misiva ¡°Gitmo me est¨¢ matando¡± (Gitmo es la abreviatura que los militares dan a la prisi¨®n en la base). ¡°Llevo detenido en Guant¨¢namo 11 a?os y tres meses. Nunca he sido acusado de ning¨²n crimen ni he tenido un juicio¡±, prosigue este hombre de 35 a?os que explica que abandon¨® su Yemen natal hace m¨¢s de una d¨¦cada en busca de un futuro mejor en Afganist¨¢n, de donde huy¨® tras los ataques terroristas del 11-S y cuyo consulado en Pakist¨¢n entreg¨® a los militares norteamericanos cuando ¨¦ste busc¨® ayuda para volver a su pa¨ªs.
De los 166 detenidos en la c¨¢rcel, 87 tienen el visto bueno del Pent¨¢gono para ser liberados y 58 de ellos son yemen¨ªes. El Gobierno de EEUU no los considera una amenaza para la seguridad nacional y Yemen no solo est¨¢ dispuesto a acogerlos sino que los reclama con firmeza. Sin embargo, en 2010, la Administraci¨®n Obama declar¨® una moratoria en la repatriaci¨®n de los presos de Yemen basada en ¡°la situaci¨®n del pa¨ªs¡±, aplazamiento que sigue en pie.
¡°El pasado mes, el 15 de marzo, estaba enfermo en el hospital y me negu¨¦ a ser alimentado. Un equipo de la Fuerza de Reacci¨®n Extrema (ERF, siglas en ingl¨¦s), compuesto por ocho polic¨ªas militares vestidos en ropa antidisturbios, irrumpi¨® en la sala y me at¨® a la cama. Me insertaron una v¨ªa en mi mano y as¨ª estuve 26 horas, atado a la cama. No me dejaron durante ese tiempo ir al servicio, por lo que me pusieron un cateter, algo que fue muy doloroso, degradante e innecesario¡±.
Solo espero que debido al dolor que estamos sufriendo, los ojos del mundo miren de nuevo a Guant¨¢namo antes de que sea demasiado tarde¡±,? finaliza el preso en su carta
Seg¨²n datos del Pent¨¢gono, al menos 13 de los presos en huelga han sufrido un grave deterioro en su salud que ha obligado a los m¨¦dicos a alimentarlos por la fuerza. En ese caso, dos veces al d¨ªa se inserta un tubo por la nariz al reo y se le inyecta una papilla para evitar que se deshidrate.
¡°Nunca olvidar¨¦ la primera vez que me metieron el tubo por la nariz. No puedo describir lo doloroso que es que te alimenten as¨ª¡±, cuenta Al Hasan Moqbel. ¡°Seg¨²n lo introduc¨ªan, sent¨ªa la necesidad de vomitar pero no pod¨ªa. Sent¨ªa la muerte en mi pecho, mi garganta y mi est¨®mago. Nunca hab¨ªa experimentado un dolor semejante. No le deseo a nadie tan cruel castigo¡±, prosigue.
Seg¨²n el preso, son tantos los detenidos en huelga de hambre que no hay suficiente personal m¨¦dico cualificado para llevar a cabo las alimentaciones forzosas, por lo que se hacen a intervalos regulares en turnos y no cuando es necesario. ¡°No se ve el final para nuestro encarcelamiento¡±, confiesa Al Hasan Moqbel. ¡°Negarnos a comer a riesgo de perder nuestra vida es la decisi¨®n que hemos tomado¡±, anuncia. ¡°Solo espero que debido al dolor que estamos sufriendo, los ojos del mundo miren de nuevo a Guant¨¢namo antes de que sea demasiado tarde¡±, finaliza.
El ¨²ltimo preso que muri¨® en Guant¨¢namo fue el yemen¨ª Adnan Farhan Abdul Latif, que supuestamente se suicid¨® el pasado septiembre. Nunca hab¨ªa sido acusado de ning¨²n crimen y ten¨ªa luz verde para dejar Guant¨¢namo.
A una situaci¨®n desesperada se une una decisi¨®n que hunde a los presos en mayor desesperaci¨®n. En enero, la oficina del Departamento de Estado encargada de la reubicaci¨®n de los presos de Guant¨¢namo fue cerrada. Dan Fried, cuyo trabajo era transferir a esos presos fue asignado por la Casa Blanca a un nuevo destino en el extranjero. Fried no ser¨¢ reemplazado y la Administraci¨®n est¨¢ planeando formar a personal para que se ocupe de los detenidos que envejecen, lo que sugiere que muchos ser¨¢n recluidos en la c¨¢rcel por el resto de sus d¨ªas.
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