Lo que a Dilma le gustar¨ªa de Maduro

Brasil es consciente de su peso en el Mercosur y, en general, en el continente latinoamericano. Quiz¨¢s por ello le preocupa la actual situaci¨®n de Venezuela, un pa¨ªs con el que Brasil mantiene fuertes lazos econ¨®micos y de amistad.

El gobierno Dilma estaba preparado para las dos hip¨®tesis de victoria en Venezuela, tanto la de Maduro como la de Capriles. Es cierto que Lula, por su vieja amistad con Hugo Ch¨¢vez, hab¨ªa enviado un v¨ªdeo de apoyo a la candidatura del chavista, pero tambi¨¦n lo era que Capriles siempre ha afirmado que de ganar las elecciones seguir¨ªa el ¡°modelo brasile?o¡±, que conjuga desarrollo econ¨®mico, fuertes pol¨ªticas sociales, y respeto por las instituciones democr¨¢ticas.

Cualquiera de los dos candidatos que hubiese ganado limpiamente las elecciones, le hubiera venido bien a Brasil. Con lo que no contaban ni Dilma ni su diplomacia es que Venezuela se iba a dividir salom¨®nicamente en dos mitades, incluso con fuertes indicios de que el chavismo haya podido robar las elecciones a la oposici¨®n, dada la peque?a diferencia de votos y las acusaciones de posibles chanchullos llevados a cabo en las urnas.

De ah¨ª que, de alguna forma, Dilma que hab¨ªa forzado tras el percance de Paraguay, la entrada de Venezuela en el Mercosur, hoy se encuentre de alguna forma entre la espada y la pared. Y con un presidente en Paraguay que no agrada al gobierno Dilma. La Presidenta no puede dejar de reconocer la victoria de Maduro, pero tampoco puede dejar de observar que el pa¨ªs venezolano est¨¢ gravemente dividido.

De ah¨ª que seg¨²n escribe el serio y bien informado, Clovis Rossi, en el diario Folha de S?o Paulo, Rousseff estar¨ªa haciendo todo los posible para convencer a Maduro de abrir un di¨¢logo sincero con la oposici¨®n liderada por Capriles para, juntos, hacer frente a la grave situaci¨®n econ¨®mica y de violencia que atraviesa el pa¨ªs. Se lo habr¨ªa pedido personalmente, al mismo tiempo que le habr¨ªa aconsejado aceptar el recuento del cien por cien de los votos.

El Partido de los Trabajadores (PT), m¨¢s cercano a Lula que a Dilma en sus franjas m¨¢s radicales de izquierdas, fue siempre cercano a Ch¨¢vez , a pesar de que Lula hac¨ªa siempre de puente y de bombero frente a las salidas excesivamente autoritarias del caudillo al que llamaba hermano, pero al que despu¨¦s, al o¨ªdo, le ped¨ªa moderaci¨®n.

Dilma, realista, sabe que el futuro de Venezuela, un pa¨ªs con el que Brasil no puede dejar de ir de la mano, es a¨²n incierto y por ello prefiere insistir ante Maduro en una apertura de di¨¢logo con la otra mitad del pa¨ªs que quiz¨¢s hubiesen votado a Ch¨¢vez vivo, pero que ahora quieren algo m¨¢s y mejor de la herencia que les dej¨® el caudillo, aunque no le niegan su agradecimiento, sobretodo los m¨¢s pobres a los que trat¨® de mimar y conquistar.

De cualquier modo, no es dif¨ªcil pensar que la diplomacia brasile?a, reconocida desde siempre por sus posturas moderadas y de di¨¢logo, acabe teniendo un papel fundamental en el desarrrollo del futuro pr¨®ximo de la Venezuela del pos Ch¨¢vez.

Al final tanto Dilma como Lula, viejo simpatizante de Ch¨¢vez aunque no compartiera los excesos de sus revoluci¨®n bolivarina, podr¨¢n acabar siendo una carta importante en la actual situaci¨®n cr¨ªtica de Venezuela. A no ser que tanto por parte del poder como de la oposici¨®n acaben estirando tanto la cuerda que lleve a una ruptura, cuyas consecuencias son imprevisibles.

Son imprevisibles hasta para Brasil, el pa¨ªs que hasta ahora ha mantenido unas relaciones m¨¢s estrechas con aquel pa¨ªs y que conoc¨ªa, mejor que otros l¨ªderes pol¨ªticos, lo que all¨ª se estaba, y se est¨¢ jugando.