El monarca navega entre dos aguas
Mohamed VI se distancia de la fetua que condena a muerte a los ap¨®statas, pero no sanciona a los ulemas que arremeten contra los intelectuales
Los ap¨®statas se merecen la pena de muerte. Tal pronunciamiento, m¨¢s propio de algunos pa¨ªses de Asia Central, lo hizo en Marruecos, en abril, el Consejo Superior de los Ulemas, el ¨®rgano que re¨²ne a los eruditos del islam y que preside el rey Mohamed VI.
El consejo elabor¨® esa fetua (dictamen religioso) sin la presencia del rey ni de su sustituto, el Ministro de Asuntos Isl¨¢micos, Ahmed Tufiq. Su opini¨®n no es vinculante ni debe ser traspuesta en leyes, pero permite tomar el pulso a los dignatarios musulmanes y a algunas de las corrientes islamistas. La fetua trascendi¨® las fronteras del reino y escandaliz¨® a parte de la sociedad civil marroqu¨ª. A su manera, el rey, que es el Comendador de los Creyentes, es decir, el jefe espiritual de los musulmanes marroqu¨ªes, ¡°intent¨® reparar el da?o causado por esa instituci¨®n real que debe propagar un islam tolerante¡±, explica el intelectual Ahmed Bensedik.
Mohamed VI acudi¨® el 18 de abril a la oraci¨®n del viernes en la mezquita de Ouhoud en Safi, al sur de Casablanca. El im¨¢n dedic¨® su jutba (serm¨®n del viernes) a la libertad de conciencia en el islam. ¡°?No hay coacci¨®n alguna en la religi¨®n!¡±, enfatiz¨®.
Con su presencia entre los fieles el monarca avalaba estos argumentos, aunque la Constituci¨®n marroqu¨ª reconoce la libertad de culto, proh¨ªbe a los musulmanes cambiar de religi¨®n y veta el proselitismo de otras confesiones. D¨ªas despu¨¦s su ministro Tufiq tambi¨¦n se distanci¨® de la fetua declarando en el Parlamento que los ulemas son los que mejor deben ¡°saber que la libertad de culto es un principio inmutable en el islam¡±.
El rey navega con prudencia entre los islamistas, cuyo rigorismo le fastidia, y los sectores m¨¢s laicos, con los que tiene m¨¢s afinidades
Las reacciones en las filas islamistas a esa fetua terror¨ªfica depararon algunas sorpresas. Mustaf¨¢ Ramid, ministro de Justicia y dirigente del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), rehus¨® comentarla.
Los islamistas ilegales del gran movimiento Justicia y Caridad, no dudaron, en cambio, en rechazarla. ¡°Nuestra postura se inspira en la shar¨ªa (ley isl¨¢mica) y consideramos la libertad en la fe como uno de sus elementos clave¡±, afirma Omar Iharchan.
Ahora, con las afrentas lanzadas contra Ahmed Assid, el intelectual bereber que apost¨® en p¨²blico por una puesta al d¨ªa del islam, el bando laico ha escrutado la reacci¨®n de palacio y de sus subordinados directos, como el ministro Tufiq, nombrado directamente por el soberano alau¨ª.
Las asociaciones m¨¢s reivindicativas confiaban en que Tufiq sancionar¨ªa al pu?ado de imanes, asalariados de su ministerio, que arremetieron contra Assid como lo hizo en diciembre pasado con los que rezaron en exceso por el alma del jeque Abdesalam Yassin, l¨ªder de Justicia y Caridad.
El palacio real y sus ¨®rganos sat¨¦lites guardan silencio. Esta vez el desaguisado no parte de una instituci¨®n real, como el Consejo Superior de los Ulemas, aunque Assid es asalariado de otro organismo real, el que promueve la cultura bereber.
El rey navega con prudencia entre los islamistas, cuyo rigorismo le fastidia, y los sectores m¨¢s laicos, con los que tiene m¨¢s afinidades siempre y cuando no reivindiquen reformas democr¨¢ticas que recorten su poder. Bastante hizo ya promulgando, en julio de 2011, una nueva Constituci¨®n que redujo algo sus atribuciones.
¡°El Comendador de los Creyentes adopta, por su parte, una pol¨ªtica de esperar y ver¡±, constata apesadumbrado Fahd Iraqi, director del semanario Tel Quel. ¡°Deja hacer y elige el momento para cosechar dividendos y dejar claro a los dem¨®cratas modernistas que es ¨¦l el ¨²nico dique contra el oscurantismo y la intolerancia¡±.
¡°El Estado marroqu¨ª debe adoptar una actitud clara ante estos acontecimientos¡±, sostiene la columnista Sanaa el Aji. ¡°?Debemos esperar a tener un Chokri Belaid [opositor antiislamista tunecino asesinado en febrero pasado en T¨²nez] para tomar por fin conciencia del peligro que est¨¢ surgiendo entre nosotros?¡±, se pregunta.
El rey, sin embargo, s¨ª da alg¨²n golpe de efecto para mostrar la aparente tolerancia del islam marroqu¨ª. Envi¨® al primer ministro islamista a inaugurar, en febrero, la reci¨¦n restaurada sinagoga de Fez.
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