Jobbik, ultras h¨²ngaros a la caza de gitanos y jud¨ªos
El partido de extrema derecha ha logrado convertirse en apenas diez a?os en uno de los m¨¢s exitosos de la Uni¨®n Europea
Buena parte del ox¨ªgeno que la extrema derecha necesita para seguir bombeando odio procede del esc¨¢ndalo y la provocaci¨®n. El Congreso Mundial Jud¨ªo, que escogi¨® Budapest para alertar sobre el creciente antisemitismo en Hungr¨ªa, era una ocasi¨®n que el partido ultra Jobbik aprovech¨® para sacar a pasear sus teor¨ªas de la conspiraci¨®n. Fue la semana pasada. Sab¨ªan que no pasar¨ªa desapercibido que su l¨ªder, G¨¢bor Vona, perorara contra Israel o que M¨¢rton Gy?ngy?si, el diputado que en noviembre pidi¨® en el Parlamento que se hicieran ¡°listas de jud¨ªos¡± porque representan ¡°un peligro para la seguridad nacional¡±, proclamara ante 400 fieles: ¡°Nuestro pa¨ªs est¨¢ subyugado al sionismo. Lo colonizan mientras nosotros, los nativos, solo tenemos el papel de extras¡±.
En solo diez a?os, Jobbik ¡ªque significa Movimiento para una Hungr¨ªa mejor¡ª se ha convertido en uno de los partidos de ultraderecha m¨¢s exitosos de Europa, junto con Aurora Dorada en Grecia: es la tercera fuerza pol¨ªtica en Hungr¨ªa, tiene 43 diputados en una C¨¢mara de 386 y tres de sus miembros se sientan en el Parlamento Europeo, y eso que son eur¨®fobos. Uno de sus referentes internacionales es Ir¨¢n. La ret¨®rica antisemita que manejan no es, sin embargo, la que m¨¢s beneficios les reporta. La gran obsesi¨®n de Jobbik son los gitanos ¡ªque representan, seg¨²n distintas estimaciones, entre un 8% y un 10% de los diez millones de h¨²ngaros¡ª, igual que los inmigrantes lo son para los neonazis griegos y el resto de la ultraderecha europea.
El rechazo a los gitanos conecta mejor con los estereotipos que circulan en la sociedad h¨²ngara, ¡°mucho menos antisemita que contraria a los gitanos¡±, explica P¨¦ter Krek¨®, experto en la extrema derecha del think tank Political Capital de Budapest. Tampoco escatiman en afilar su discurso antisistema, separ¨¢ndose del resto de los pol¨ªticos proclam¨¢ndose ¡°los ¨²nicos que dicen la verdad, rompen tab¨²es y abordan directamente la cuesti¨®n gitana¡±.
La crisis econ¨®mica que sacude la Uni¨®n Europea es un acicate para que germinen este tipo de movimientos, pero esa es solo parte de la explicaci¨®n. Jobbik ya estaba all¨ª antes. Como se?ala Krek¨®, ¡°las ra¨ªces de su ascenso est¨¢n tambi¨¦n en la crisis pol¨ªtica e institucional de la UE. Los partidos tradicionales han perdido su credibilidad¡±, comenta, para a?adir que, lejos de la imagen de personas frustradas y sin apenas educaci¨®n ¡ªque tambi¨¦n los hay¡ª, ¡°la base de Jobbik son j¨®venes, hombres, de clase media alta y muchos universitarios¡±. La popularidad del partido es estable en las encuestas, con un apoyo similar al que obtuvo en abril de 2010, del 17% de los votantes.
Uno de los referentes internacionales de los ultraderechistas h¨²ngaros es Ir¨¢n
El programa de Jobbik se basa en la segregaci¨®n de los gitanos. En su despacho con vistas al Danubio en el Parlamento de Budapest, el diputado M¨¢rton Gy?ngyosi desgranaba el ideario del partido meses antes de pedir que se hicieran listas de jud¨ªos. Con su perfecto ingl¨¦s y trajeado, comentaba que pretenden ¡°separar a los ni?os gitanos en internados para sacarlos de lo que los rodea: de las influencias de sus padres, pero sobre todo de las de la comunidad, que es... desesperanzadora¡±. O sea, como explica Krek¨®, ¡°quieren meter a los gitanos en campos de reeducaci¨®n¡±. Jobbik los presenta como una comunidad incapaz de integrarse en la sociedad, como vagos que viven solo de subsidios, sin educaci¨®n y entregados a tener hijos de manera irresponsable. Esto en un contexto en el que, como hizo notar Gy?ngy?si, la ¡°natalidad de los h¨²ngaros [los gitanos, por lo visto, no lo son] es catastr¨®fica¡±.
Jobbik culpa en exclusiva a los gitanos de un tipo de delito, relacionado con hurtos y el uso de navajas. Aunque es un concepto anterior a la existencia del partido, le dan visibilidad. Esta idea est¨¢ en la base de la creaci¨®n de la Guardia H¨²ngara, una organizaci¨®n vinculada a Jobbik formada por civiles uniformados que se dedicaba a patrullar por los pueblos para aterrorizar a los gitanos. Aunque fue prohibida en 2009, sus restos dispersos siguen actuando. El ¨²ltimo incidente sonoro ocurri¨® en Miskolc cuando el pasado octubre se congregaron 3.000 seguidores de Jobbik con antorchas en los barrios gitanos.
Uno de los riesgos m¨¢s inquietantes de los movimientos extremistas es su capacidad de distorsi¨®n de la pol¨ªtica de un pa¨ªs. Porque, aunque tengan poco poder en cuanto a n¨²mero de diputados, intentan condicionar la agenda de los partidos mayores. En Hungr¨ªa hay elecciones en 2014. Fidesz, el partido conservador de Viktor Orb¨¢n, comparte con Jobbik el discurso ultranacionalista y, como cuenta Krek¨®, ¡°las cr¨ªticas a los bancos y la idea de que los pol¨ªticos europeos conspiran contra Hungr¨ªa¡±.
Pero Fidesz no es antisemita. Orb¨¢n se afana en condenar esta actitud en sus discursos y organiza actos para conmemorar el Holocausto. Sin embargo, no mencion¨® a Jobbik ante los l¨ªderes jud¨ªos cuando deplor¨® el creciente antisemitismo. Fidesz no ha criticado el enaltecimiento, en todo el pa¨ªs, del dictador Mikl¨®s Horthy, responsable ¨²ltimo de la deportaci¨®n a Auschwitz de medio mill¨®n de h¨²ngaros. El Gobierno incluy¨® el a?o pasado en el programa educativo a dos autores filonazis y concedi¨® un premio de periodismo a un reconocido antisemita y luego le pidi¨® que lo devolviera. Estas contradicciones pueden responder a que Fidesz, con la popularidad muy mermada desde que obtuviera una gran mayor¨ªa de dos tercios en 2010, est¨¢ preocupado por la fuerza de Jobbik.
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