Una villa palestina vuelve a la vida 65 a?os despu¨¦s de la ¡®Nakba¡¯
Se cumplen 65 a?os de la creaci¨®n del Estado de Israel y del desplazamiento de 700.000 palestinos
Los israel¨ªes celebraron hace un mes los 65 a?os del nacimiento de su Estado. Los palestinos conmemoran este mi¨¦rcoles el reverso de esa fiesta, su tragedia (Nakba, en ¨¢rabe), el desarraigo y el exilio para m¨¢s de 700.000 personas, casi un tercio de su pueblo. Pese al tiempo transcurrido, hay lugares como Iqrit donde a¨²n se mantiene viva la esperanza del retorno y donde se pelea para hacerlo realidad. La villa, situada al norte de Israel, est¨¢ siendo rehabitada por los j¨®venes descendientes de aquellos palestinos que dejaron sus casas en 1948.
Siguiendo los pasos de sus antepasados en una de las zonas agr¨ªcolas m¨¢s ricas de Israel, en Galilea, una avanzadilla comunera ha plantado verduras, ha subido al cerro dos burros para arar y ha creado una granja de pollos min¨²scula. Tambi¨¦n est¨¢ desenterrando las ruinas del pueblo y se ha organizado para contarlo en las redes sociales. ¡°Los viejos morir¨¢n y los j¨®venes olvidar¨¢n, dec¨ªa Golda Meir [primera ministra de Israel de 1969 a 1974], pero nosotros demostramos que se equivocaba¡±, explica Walaa Sbait, profesor de teatro y portavoz de los nuevos vecinos de Iqrit. El Ej¨¦rcito de Israel ha desmantelado ya en varias ocasiones su peque?a infraestructura. Siempre los j¨®venes han vuelto a levantarla a las pocas horas. As¨ª llevan 10 meses.
Su iniciativa arranc¨® tras el ¨²ltimo campamento de verano organizado por la comunidad, una tradici¨®n desde 1995 que sirve para recuperar tradiciones, para no olvidar. ¡°Ojal¨¢ podamos quedarnos para siempre. Estamos ejerciendo nuestro derecho, reconocido por los tribunales y el Gobierno de Israel, a volver a la tierra donde vivieron los nuestros¡±, insiste Sbait. Y es que Iqrit, junto con Bi?rem, es la ¨²nica aldea ¨¢rabe en la que legalmente se ha avalado la vuelta de sus antiguos pobladores, sin que a¨²n se haya puesto en pr¨¢ctica.
En total, 490 vecinos, todos cristianos malaquitas, viv¨ªan en las 74 casas de Iqrit cuando en noviembre de 1948 los soldados israel¨ªes evacuaron el poblado. Dec¨ªan que era por seguridad, dada la proximidad de los enfrentamientos con el Ej¨¦rcito de L¨ªbano. Los vecinos accedieron a marcharse, sin incidentes. Fueron transferidos a la vecina Rama. ¡°S¨®lo ser¨¢n 15 d¨ªas¡±, les prometieron. Pero el exilio supera ya las seis d¨¦cadas. Mientras los iqritenses estaban fuera, Israel declar¨® el pueblo zona militar. En julio de 1951, la Corte Suprema de Israel dio la raz¨®n a los pobladores reconociendo su hist¨®rico derecho sobre la tierra y avalando la legalidad de su vuelta a casa. Pese a fallo judicial, ese mismo a?o, en Nochebuena, el Ej¨¦rcito demoli¨® todo Iqrit, salvo la Iglesia de Nuestra Se?ora y el cementerio. Las tierras fueron confiscadas.
Mientras los residentes se asentaban sobre todo en el norte de Israel (Haifa, Nazaret), manten¨ªan el contacto y se movilizaban para hacer cumplir la decisi¨®n de la Corte. Han hecho manifestaciones, huelgas de hambre, recursos¡ Los diferentes Gobiernos siempre han mantenido la prohibici¨®n de volver alegando motivos de seguridad, por su cercan¨ªa a una frontera caliente o en tiempos de las Intifadas. ¡°No hay razones objetivas para que nos mantengan alejados ¨Cdenuncia Nemi Ashkar, portavoz de la comunidad-. En tiempos del primer ministro Isaac Rabin, en 1993, una comisi¨®n ministerial tambi¨¦n recomend¨® el retorno. Incluso apost¨® por indemnizarnos y dejarnos construir 60 hect¨¢reas. A nadie le interesa recordar aquello¡±.
La resistencia tambi¨¦n se ha organizado desde la fe. Una vez al mes, hay misa en la parroquia a¨²n en pie, que domina la loma rodeada de pueblos exclusivamente jud¨ªos, verde y apacible, donde apenas quedan restos de una calle, la que lleva al camposanto. Israel s¨ª permite que se siga enterrando all¨ª a los vecinos. La ceremonia la oficia el padre Souhail Khoury, hijo de la villa, exiliado, a¨²n titular de la plaza, que el Vaticano sigue reconociendo como activa. En la humilde capilla -levantada hace 200 a?os sobre ruinas bizantinas-, el padre Khoury se?ala la ¨²nica foto que se conserva previa a 1948, en la que se ve el pueblo completo. ¡°Ya no queda nada¡±, se duele.
Tras cada misa, los adultos charlan y se ilusionan con un plan para construir en la zona, que han dise?ado bas¨¢ndose en el aval de la Corte Suprema y la comisi¨®n de Rabin. Los planos muestran casas blancas y un bulevar silvestre junto a la iglesia. La idea es presentar el proyecto a administraciones y jueces, hasta que alguien les deje acometerlo. ¡°Nudnik¡±, resume Ashkar, usando la palabra hebrea que define a quien insiste sin parar sobre un asunto.
¡°A¨²n combatiremos¡±, dice Magda Abdala, madre de cinco hijos, abuela de ocho nietos, cuyo marido yace enterrado en Iqrit y que en los a?os 70 se col¨® y pas¨® una noche de su luna de miel donde ahora los j¨®venes han montado una jaima hecha de alfombras. De momento, la urbanizaci¨®n es un sue?o. Pero los burros y las matas de patatas y las mesas de picnic son reales. ¡°Ojal¨¢ sea el fin de la nakba¡±, concluye Sbait.
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