Centroam¨¦rica busca una segunda paz
La tregua de las maras hondure?as abre un proceso de pacificaci¨®n regional in¨¦dito desde las guerras de los ochenta
Honduras se convirti¨® el martes en el segundo pa¨ªs de Centroam¨¦rica, despu¨¦s de El Salvador, en el que las temidas pandillas juveniles anuncian el inicio de una tregua con el Gobierno para acabar con la alta tasa de homicidios. En este pa¨ªs, el m¨¢s violento del mundo seg¨²n la ONU, se registra una media de 20 homicidios al d¨ªa. Muchos de esos cr¨ªmenes se achacan al terror sembrado por las dos principales pandillas, la Mara Salvatrucha o M-13 y la M-18, cuyos l¨ªderes pidieron perd¨®n a la sociedad, invocaron a Dios y, bajo la mediaci¨®n del obispo auxiliar de San Pedro Sula, R¨®mulo Emiliani, acordaron ¡°cero cr¨ªmenes, cero violencia en las calles¡±. ¡°Pedimos perd¨®n a la sociedad por el da?o que hemos hecho¡±, dijo un integrante de la Mara Salvatrucha.
Las treguas de El Salvador y Honduras abren el proceso de pacificaci¨®n m¨¢s importante en la regi¨®n desde las guerras civiles de los ochenta. La cuesti¨®n ahora es si esta paz puede tambi¨¦n ser una realidad en Guatemala y en otros pa¨ªses donde estas organizaciones criminales transnacionales, nacidas en Los ?ngeles en los ochenta, tienen presencia. Otra pregunta que se hacen muchos juristas es si a estas bandas criminales se les puede aplicar un proceso de paz de corte pol¨ªtico.
El Gobierno de Porfirio Lobo, a trav¨¦s de un comunicado de la Casa Presidencial, agradeci¨® la mediaci¨®n de Emiliani y dijo que est¨¢ dispuesto a dar su apoyo ¡°en todo lo que sea necesario¡±. Sin embargo, Lobo ha tratado de mantenerse distante del di¨¢logo entre pandillas, aunque una reducci¨®n en los ¨ªndices de homicidios podr¨ªa ser positiva para la deteriorada imagen del mandatario y el oficialista Partido Nacional, en momentos en los que Honduras se encuentra en plena campa?a electoral. Las elecciones est¨¢n previstas para el 24 de noviembre.
El anuncio de las pandillas se produjo en el Centro Penal de San Pedro Sula, localizado a 240 kil¨®metros al norte de Tegucigalpa. El centro es un infierno cargado de violencia, donde los reclusos viven hacinados en celdas claustrof¨®bicas y en condiciones de insalubridad. En 2004 la c¨¢rcel sufri¨® un grave incendio que se sald¨® con 104 reos muertos. En ese escenario, pero por separado, los l¨ªderes de las pandillas pidieron perd¨®n a los hondure?os y anunciaron el inicio del di¨¢logo con el Gobierno para lograr una tregua, bajo la supervisi¨®n de Emiliani y del secretario de Seguridad Multidimensional de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), Adam Blackwell.
¡°Nosotros lo que queremos es paz¡±, dijo Marcos, un l¨ªder de la M-13. ¡°Lo que queremos es trabajar¡±, agreg¨®. Todav¨ªa no est¨¢ claro cu¨¢les ser¨¢n las condiciones para una negociaci¨®n con el Gobierno, aunque los l¨ªderes de ambas pandillas presentaron sus puntos para iniciar el di¨¢logo: piden una tregua con el Estado y que este escuche sus peticiones, quieren que el di¨¢logo sea directamente con las autoridades y que se les garantice la oportunidad para reintegrarse a la sociedad y tener oportunidades de trabajo. ¡°Pedimos este di¨¢logo porque somos perseguidos por la justicia, por la polic¨ªa. Somos hondure?os y queremos que el Gobierno nos escuche¡±, dijo uno de los pandilleros.
Los l¨ªderes dejaron claro que no se trata de un acuerdo entre pandillas rivales, sino del inicio de un di¨¢logo con el Gobierno, aunque explicaron que respetar¨¢n los territorios de la organizaci¨®n contraria y, si el di¨¢logo da frutos, detendr¨¢n las extorsiones, uno de los principales problemas a los que se enfrentan a diario los hondure?os.
¡°Necesitamos que nos escuchen y damos nuestra palabra de que vamos a reducir el ¨ªndice de violencia¡±, dijeron los pandilleros. Para los analistas, se trata de un primer paso clave para reducir la violencia en Honduras, aunque todo depender¨¢ de las bases legales en las que se apoye el Gobierno de Lobo para negociar, dado que se trata de un di¨¢logo con organizaciones criminales.
En El Salvador, la tregua entre pandillas difundida en marzo de 2012, ha ca¨ªdo en la incertidumbre sobre su futuro, dado que la Sala Constitucional de la Corte Suprema decidi¨® anular los nombramientos de los generales David Mungu¨ªa Pay¨¦s como ministro de Seguridad y de Francisco Salinas como director de la Polic¨ªa Nacional Civil (PNC), porque, seg¨²n los magistrados, violaban la Constituci¨®n, que establece que esos cargos deben ser ocupados por civiles. Mungu¨ªa Pay¨¦s y sus asesores fueron los principales promotores y negociadores de la tregua, que ha permitido reducir en un 45% los homicidios en ese pa¨ªs, por lo que se teme que su retirada del Gobierno ponga en peligro el acuerdo con los mareros.
Todav¨ªa est¨¢ por verse si el anuncio de las pandillas en Honduras logra el mismo resultado que en El Salvador. ¡°Honduras tiene niveles de violencia m¨¢s altos que los que ten¨ªa El Salvador y, comparativamente hablando, tiene un papel m¨¢s importante en el tr¨¢fico de drogas que lo vuelve m¨¢s susceptible a la violencia asociada al crimen organizado¡±, dijo Gema Santamar¨ªa, consultora e investigadora del Informe de Desarrollo Humano sobre Seguridad Ciudadana en Am¨¦rica Latina del Programa de Desarrollo Humano de la ONU (PNUD), en entrevista telef¨®nica desde Washington. ¡°Lobo ha anunciado que apoya la tregua. Como ocurri¨® en El Salvador, es probable que la Iglesia haya sido elegida para gestionar el acercamiento, pero el Gobierno debe estar detr¨¢s del proceso. Sin su implicaci¨®n no se lograr¨ªa nada¡±, agreg¨®.
¡°Es indudable que tanto las pandillas como el Gobierno hondure?o est¨¢n dando un paso importante y necesario al pasar de la l¨®gica de la violencia y la confrontaci¨®n a la l¨®gica de los consensos y de la no violencia. Por otro lado, al igual que pas¨® con El Salvador, es necesario asegurar que la tregua est¨¦ realmente respaldada por una pol¨ªtica social s¨®lida y comprometida con un fuerte acento en la creaci¨®n de empleos. En esta labor, sin embargo, el Gobierno no puede estar solo. Es decir, no puede convertirse en el ¨²nico y m¨¢ximo empleador de estos j¨®venes. El Gobierno necesita crear alianzas estrat¨¦gicas con el sector privado y con otros actores de la sociedad civil para lograr que estas medidas sean sostenibles¡±, concluye Santamar¨ªa.?
El ¨¢ngel de los presos
Dialoga tanto con un asesino m¨²ltiple como con un fiscal del Estado. Le llaman el ¡°¨¢ngel de los presos¡±, porque no solo denuncia p¨²blicamente los abusos que sufren los reclusos, sino que a cualquier hora est¨¢ disponible para darles apoyo emocional y espiritual. Desde que lleg¨® a Honduras desde Panam¨¢, el obispo auxiliar de la di¨®cesis de San Pedro Sula, monse?or R¨®mulo Emiliani, se ha comprometido con los desfavorecidos, los ni?os, los narcoadictos y los reos. Ahora, despu¨¦s de 10 a?os de intentar convencer a los pandilleros para que dejen la violencia, ha conseguido su objetivo. ?l es el art¨ªfice. ¡°Sin el padre Emiliani no hubiera sido posible¡±, dijeron los mareros al anunciar su tregua.
Un metro ochenta de estatura, ropa y barba blancas, cruz de plata colgada del cuello y un anillo con un sello en el dedo anular de la mano derecha, Emiliani se pasea por la c¨¢rcel como si fuera su casa. Va de un pabell¨®n a otro, con presos comunes y mareros. Es de los pocos que conocen las intimidades de las pandillas, pues tanto la M-18 como la mara Salvatrucha acuden a ¨¦l en busca de apoyo, consejo y soluciones. Algo singular en un pa¨ªs donde llevar un tatuaje de una de las pandillas es un delito y llevar el de la pandilla contraria puede costarte la vida. ¡°Ellos [los pandilleros] tambi¨¦n est¨¢n hartos de tanta muerte. Han muerto cientos y cientos y les preocupa la seguridad de sus familias, porque est¨¢n muriendo tambi¨¦n familiares de ellos y ahora simplemente saben que la paz tiene que llegar¡±, ha declarado a la prensa sin perder la compostura.
Est¨¢ convencido de la necesidad de la tregua aunque sabe que ¡°no ser¨¢ f¨¢cil¡± y recuerda que ya en 2006 lo intent¨® y fracas¨® estrepitosamente despu¨¦s de dos meses y medio. ¡°La paz vendr¨¢ lentamente, se necesitan dos generaciones para erradicar la violencia en Honduras, pero este es un buen paso¡±.
Cree que el apoyo esta vez de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) es fundamental para darle legitimidad y presupuesto a la iniciativa. De hecho, ayer, mientras ¨¦l segu¨ªa hablando con los pandilleros, la OEA consigui¨® elaborar una hoja de ruta con el Gobierno hondure?o para avanzar en las negociaciones.
Emiliani adem¨¢s no cierra ning¨²n frente. Est¨¢ coordinando con fondos internacionales la construcci¨®n de un penal m¨¢s digno que acoja a los reos sin hacinamiento y que tenga espacios para la rehabilitaci¨®n.
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