Europa en el laberinto sirio
En el debate sobre el fin del embargo de armas, la UE solo tuvo opciones que muestran su impotencia
El drama de la impotencia europea ante las 80.000 v¨ªctimas mortales que acumula el conflicto sirio nos termina de desvelar con toda nitidez qu¨¦ aspecto tiene ese mundo poseuropeo por el que, en nuestro ensimismamiento con la crisis del euro, tanto hemos trabajado en los ¨²ltimos a?os. Esa perpetua celebraci¨®n de las m¨¢s m¨ªnimas diferencias en la que estamos suicidamente embarcados, entre los europeos pero tambi¨¦n dentro de Espa?a, ha logrado por fin un objetivo que todo el mundo puede ver y tocar. Seguro que nadie imaginaba que el resultado de tanta introspecci¨®n iba a ser tan gr¨¢fico.
No se trata tanto del baile de desacuerdos entre los Veintisiete al que hemos asistido en torno al levantamiento del embargo de armas a Siria. En unas circunstancias tan dif¨ªciles como las que se viven en Siria, donde todas las opciones son peligrosas e inciertas, que las posiciones de partida entre los Veintisiete difirieran era esperable. Lo destacable es que la noche del lunes los europeos solo tuvieran encima de la mesa opciones que reflejaran su impotencia. No se trataba, precisi¨®n importante, de decidir sobre si intervenir militarmente en Siria o de lanzar una ofensiva diplom¨¢tica internacional para lograr doblegar a Asad, no. Se trataba de dirimir si la posibilidad de que los europeos armaran a los rebeldes podr¨ªa mejorar sus bazas negociadoras en la ronda de negociaciones que se abrir¨¢ pr¨®ximamente en Ginebra.
El problema es que, a estas alturas, amagar con armar a la oposici¨®n no parece capaz de cambiar el equilibrio estrat¨¦gico del conflicto. Ese equilibro es muy desfavorable tanto para la oposici¨®n interna, dado que el r¨¦gimen de Asad ha logrado aguantar, pol¨ªtica y militarmente, mucho m¨¢s de lo que jam¨¢s se imagin¨®, como internacionalmente, pues el apoyo incondicional al r¨¦gimen sirio de rusos, iran¨ªes y las milicias libanesas de Hezbol¨¢ es mucho m¨¢s exitoso que la divisi¨®n entre las posiciones de saud¨ªes y catar¨ªes, que en la pr¨¢ctica est¨¢n armando y financiando ya a los rebeldes, y las del resto de actores (turcos, israel¨ªes, europeos y estadounidenses), que se conformar¨ªan con contener el conflicto y lograr una soluci¨®n negociada, aunque duden mucho de que esto sea posible.
El equipo criminal que sostiene al r¨¦gimen de El Asad funciona como un mecanismo de relojer¨ªa: mientras Mosc¨² juega a la geopol¨ªtica y parapeta al r¨¦gimen detr¨¢s del veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los iran¨ªes y las milicias de Hezbol¨¢ hacen el trabajo sucio sobre el terreno apuntalando a El Asad con armas, milicianos e inteligencia.
Al otro lado, cada uno en su l¨®gica aplastante contra la intervenci¨®n, tenemos una coalici¨®n con muy poca credibilidad: Obama en la conciencia de que la derivada iran¨ª no le permite enzarzarse en una guerra con Siria; la UE en la seguridad de que el modelo de intervenci¨®n militar de bajo coste puesta en marcha en Libia no podr¨ªa funcionar en Siria; y Turqu¨ªa y los dem¨¢s vecinos muy conscientes de que la internacionalizaci¨®n del conflicto aumentar¨ªa y no necesariamente aliviar¨ªa la tragedia de los sirios. En esas circunstancias, es loable que brit¨¢nicos y franceses decidieran mover ficha, y que Espa?a, por responsabilidad, decidiera sumarse a ese grupo a pesar de las enormes dudas que subsisten acerca de la efectividad y riesgos de esta decisi¨®n. Saldr¨¢ bien o mal, pero por lo menos Espa?a ha decidido huir de las posiciones facilonas lideradas por los austr¨ªacos; ¡°Europa es un proyecto de paz¡±, han dicho. Genial. ?Y despu¨¦s qu¨¦?
M¨¢s all¨¢ de la cr¨®nica detallada de las divisiones europeas en la noche del lunes, recordemos que la UE es una formidable potencia, que supera a Rusia en una magnitud de diez a uno en lo econ¨®mico y cuatro a uno en poblaci¨®n y gasto militar. Y, sin embargo, ah¨ª est¨¢, incapaz de imaginarse a s¨ª misma plante¨¢ndole a Mosc¨² que su obstruccionismo en Siria tendr¨¢ un coste importante. Pero no echemos la culpa a los austr¨ªacos. Brit¨¢nicos y franceses, tan gustosos de considerarse a s¨ª mismo como l¨ªderes globales, ven la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio. Empe?ados en mantener una fuerza de disuasi¨®n nuclear independiente a la vez que reducir hasta la inoperancia real sus fuerzas armadas por culpa de la crisis, a?aden lastre a la decadencia europea.
Hubo un tiempo en el que todopoderoso Zeus se pod¨ªa permitir acercarse a las costas fenicias para, transformado en bello toro blanco, seducir a la princesa Europa y llev¨¢rsela a Creta. Pero todos los dioses tienen su ocaso: hoy la vieja Europa y el viejo Zeus se acercan a las costas de Fenicia con una sensaci¨®n de completa desesperaci¨®n e impotencia. ?Quer¨ªamos ser irrelevantes? Pues enhorabuena.
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