Estrategias para salir del t¨²nel
La firma de un tratado de librecambio entre la UE y Estados Unidos ser¨¢ una herramienta de crecimiento en el futuro
Tenemos que creer a Fran?ois Hollande cuando dice que la crisis de la eurozona ha quedado atr¨¢s? ?Hay que hacer caso al presidente franc¨¦s cuando se?ala a Jap¨®n como un ejemplo para Europa y, m¨¢s concretamente, a la ¡°abenomics¡±, la nueva l¨ªnea pol¨ªtica y econ¨®mica del primer ministro Shinzo Abe?
Es cierto que el presidente franc¨¦s tiene la imperiosa necesidad de devolver la confianza tanto a los empresarios y a los consumidores franceses como a sus socios europeos, pues su pa¨ªs est¨¢ en el furg¨®n de cola. Adem¨¢s, a ¨¦l mismo le acechan los peligros que encierra la situaci¨®n actual, a saber, la carrera contrarreloj entablada en toda Europa entre el impacto social de la austeridad y el aumento de los extremismos. No en vano, Francia acaba de pagar un tr¨¢gico tributo con la muerte de un estudiante de extrema izquierda bajo los golpes de un militante de extrema derecha perteneciente a uno de los numerosos grup¨²sculos que proliferan en el pa¨ªs.
Esta extrema derecha radical que aspira a la violencia se extiende por todas partes: en el este de Alemania, en Inglaterra, con la English defence league, y tambi¨¦n en Grecia, con el movimiento Amanecer Dorado, que se proclama abiertamente neonazi. Incluso hay un pa¨ªs de la Uni¨®n Europea en el que la extrema derecha nost¨¢lgica del nazismo y antisemita puede desfilar con la bendici¨®n de un Gobierno nacionalista: Hungr¨ªa. La pol¨ªtica del primer ministro Orban, que consiste en recortar al m¨¢ximo las prestaciones sociales ¡ªes el ¨²nico pa¨ªs de Europa en el que los parados solo reciben tres meses de prestaciones y en el que, por ejemplo, solo los alumnos cuyos padres tienen trabajo pueden acceder a la comida gratuita que se distribuye en las escuelas¡ª, engrosa cada d¨ªa las filas de los extremistas.
Hay que abstenerse de decir que ya se ve el final del t¨²nel, aunque solo sea porque, por el momento, Europa es la ¨²nica zona en recesi¨®n en el mundo
Y sin embargo, poco a poco, parece que vuelve la confianza, al menos entre los responsables de las grandes instituciones: Banco Central Europeo, Comisiones, FMI, etc. La previsi¨®n es, en efecto, que la eurozona deber¨ªa recuperar al menos un punto de crecimiento en 2014, tras un inicio de recuperaci¨®n a fines de 2013. Evidentemente, hay que abstenerse de decir que ya se ve el final del t¨²nel, aunque solo sea porque, por el momento, Europa es la ¨²nica zona en recesi¨®n en el mundo. En efecto, las pol¨ªticas de austeridad han permitido una r¨¢pida recuperaci¨®n de la competitividad, como puede verse en Espa?a. Pero, parad¨®jicamente, la recesi¨®n mantiene el nivel de la deuda y no permite su reducci¨®n.
Y aqu¨ª es donde surge la tentaci¨®n de volverse hacia el modelo japon¨¦s, aunque todav¨ªa sea demasiado pronto para hablar de ¡°modelo¡±. Aun as¨ª, es importante para nosotros observar atentamente a un pa¨ªs que ha sufrido veinte a?os de estancamiento e inmovilismo como consecuencia de la ofensiva norteamericana de los a?os 90: asustados por los resultados comerciales de Jap¨®n, Estados Unidos pusieron en marcha una pol¨ªtica de depreciaci¨®n del d¨®lar con respecto al yen e iniciaron el movimiento recesivo en el que Jap¨®n se hundi¨® a continuaci¨®n. Del mismo modo, podemos considerar que las ofensivas de los bancos norteamericanos contra los bancos europeos de hace cuatro a?os fueron la se?al para la transferencia de la crisis: inicialmente crisis de las ¡°subprimes¡± en Estados Unidos; luego, crisis de las deudas soberanas en Europa. En tales condiciones, no parece absurdo que Fran?ois Hollande reclame, no una pol¨ªtica de depreciaci¨®n del euro, sino como m¨ªnimo un ajuste de la cotizaci¨®n de nuestra moneda con respecto al d¨®lar que, en vez de favorecer a la norteamericana, suponga un bal¨®n de ox¨ªgeno para la econom¨ªa europea.
Es lo que est¨¢ haciendo el primer ministro japon¨¦s, que ha empezado por instaurar una pol¨ªtica de depreciaci¨®n del yen. Pero Shinzo Abe ha acompa?ado esta primera medida con otras dos m¨¢s dif¨ªcilmente trasladables: el recurso a la inflaci¨®n a trav¨¦s de una pol¨ªtica de emisi¨®n masiva de dinero y, sobre todo, un movimiento general de liberalizaci¨®n y desregulaci¨®n que, por ejemplo en un pa¨ªs como Francia, probablemente dejar¨ªa a millones de personas en la calle.
En todo caso, hay una v¨ªa que los europeos no deben seguir, sino combatir: el lenguaje nacionalista que est¨¢ utilizando Jap¨®n puede dificultar sus relaciones con Corea del Sur y con China. Desde ese punto de vista, nada mejor que la v¨ªa del librecambio: llevar¨¢ tiempo, pero seguramente la gran negociaci¨®n para la firma de un tratado de librecambio entre la Uni¨®n Europea y los Estados Unidos ser¨¢, para el Viejo Continente, una poderosa herramienta de crecimiento en el futuro. En la batalla mundial que se est¨¢ librando entre tan vastos conjuntos geogr¨¢ficos, seguro que un tratado as¨ª dar¨ªa una duradera ventaja a esta nueva comunidad transatl¨¢ntica...
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